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La pajita se encuentra apresada entre los labios de aquel chico frente suyo, succiona y el batido color rosado sabor a frambuesa con otros pocos frutos del bosques se ve subir y pintar el plástico casi transparente. Cada vez que el batido rosa sube, él sonríe, y el ver el sube y baja dentro de esa pajita es entretenido aunque el contrario piense que en realidad se encuentre admirando sus labios haciendo tal acción.

Un fuerte rubor adorna sus mejillas en el imprevisto impulso de sus pensamientos a pensar cosas más allá de lo que debía. A pesar de llevar un mes saliendo a citas, no se siente capaz de relacionarse con el Alfa de una forma más íntima. Succiona una vez más antes de arriesgarse a parecer el peor idiota de todos y relamerse los labios, todavía creyendo que el mayor se encuentra entretenido en sus belfos.

¿Cuánto más tiene que esperar para recibir el primer beso? Cree que ya es hora, que ya superó sus miedos e inseguridades contra el pelinegro. Es tiempo. Quiere descubrir si sus labios saben igual de increíbles que su olor.

—Hyung... —llama sonrojado. El mayor le regala su atención con una sonrisa.

—¿Qué pasa Jisung?

Sin embargo, es cobarde. Demasiado vergonzoso como para pedir un casto beso. ¿Se vería demasiado necesitado?

—Qui-quieres... Am... —no puede, no puede, nunca podrá ser valiente siquiera en lo más absurdo como un beso. Para él los besos eran especiales, y Hyunjin también era especial, le hacía reír a carcajadas y sonrojarse con un mísero cumplido; pedirle un beso era cruzar una línea en esa relación.

Los besos tienen muchos significados cuando son complicados de conseguir.

—Jisung, te quedaste callado ¿Quieres pedirme algo? —pregunta el pelinegro recargando el peso de su cabeza en su mano sobre la mesa. Hyunjin piensa que el Omega castaño ante él es sumamente adorable, incluso se atreve a compararlo con Jeongin y las diferencias son exuberantes; dejando a Jeongin en un plano mucho más denigrante.

Asimismo, nunca nadie podría reemplazarlo. Siquiera un Omega tan lindo como Jisung. Le duele saber que en cualquier momento va a romper su corazón, pero le alegra saber que sería fácil estar con él si la persona que de verdad ama lo rechaza definitivamente.

Han Jisung era perfecto para ser un segundo plato de mesa.

—¿Con quién pasarás las fiestas? —exclama sin poder pedir lo que realmente quiere, cerrando sus ojos y apretando el vaso que aún contiene un poco de ese batido rosa con frutos del bosque, quizá no son tantos, puede sentir el sabor de los arándanos mucho más que la frambuesa. Tal vez debería ir luego a quejarse con la persona que se lo vendió, él pidió frambuesa con frutos del bosque ¡No arándanos con frambuesa!

O era posible que se fijara tanto en eso porque no es capaz de levantar la mirada y enfrentar al Alfa que sigue sonriendo por la adorable reacción y pregunta.

—Lo normal, la pasaré con mis padres y tal vez vaya a saludar a un amigo —y capaz a Jeongin, pero Jisung no tiene que saber eso.

Hyunjin sabe que Jeongin y Jisung son amigos, y de suerte el Omega era tan lelo como para no obedecerlo al pedirle que dejaran su relación en secreto y que si necesitaba contarle a alguien sobre ellos, por nada del mundo dijera su nombre.

Hyunjin es listo, Jisung para nada.

—Oh, vaya... Genial —murmura el Omega volviendo a tomar de su batido e intentando degustar la escasa frambuesa.

Al pelinegro le gustaría preguntarle si desea pasar las fiestas con él, pero si lo hace entonces no podrá visitar a Jeongin, tal vez sí a Minho, pero Jeongin ni de chiste. Por eso prefiere verlo entretenerse con su batido antes de acariciar su corazón como tan mal acostumbrado se volvió.

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora