❖|20

5.2K 608 645
                                    

cómono te va a gustar la cumbia, no seas trolo man



















Por primera vez, algo atemorizado, retrocedió hasta toparse con el borde de la cama del pelinegro. Era algo previsto que en algún momento se vería retrocediendo por Hyunjin, pero no atemorizado, sino controlando sus instintos. Hyunjin lo veía con una sonrisa deslumbrante mientras seguía acercándose con la idea de que parecía un adorable cachorrito estando enfermo y Jeongin se encontraba agradeciendo el haber optado por sólo lavarse el cabello antes que el cuerpo.

Si hubiera aceptado la ducha entera, dudaba que los supresores en su cuerpo perduraran. Y no es que su aroma era una maldición que debía de esconder por vergüenza, de hecho; vergüenza era lo último que sentiría por su esencia. Pero era consciente de lo poderoso que este podía llegar a ser, y el comportamiento de Hyunjin le dejaba en claro que por nada en el mundo debía dejarse oler sin supresores si acaso no quería generar un mayor problema en el futuro.

Los Omegas llevaban aromas dulces para atraer, delicados y empalagosos para mantener al Alfa pegado a su lado. Y el Alfa llevaba uno fuerte y con tanta personalidad para demostrar su fuerza y lograr hacer que su Omega se sintiera a salvo. Jeongin era consciente de que la combinación de toda su esencia era extremadamente dulce, y al ser Alfa, también fuerte y poderosa. Peligroso, los doctore le habían dicho que era peligroso.

Los supresores siempre fueron su mejor opción desde chico, y a causa de ellos visitaba muy seguido al doctor por las consecuencias que traía mantener su esencia oculta, pero jamás llegó al límite de forzar su vida con tal de esconderse. Sí, Jeongin siempre deseó que su olor fuera lo más cercano a la naturaleza. Cuando sus compañeros Alfas pasaban por su lado oliendo a yerbas, frutos salvajes o tierra; sentía envidia. Tal vez envidiaba un poco al pelinegro, tal vez, porque luego recordaba que Hyunjin era un cero a su lado.

Cero a su lado mientras no se encontrara acorralado entre él y una cama con sábanas de autitos definitivamente.

—Si te sigues acercando creeré que te quieres aprovechar de mí por estar enfermo —odió que la voz le temblara y Hyunjin sólo siguió sonriendo como siempre se lo veía, ¿De verdad una persona podía sonreír tanto?

—Te ves tan pequeño... —murmuró el mayor ignorando lo que dijo—, tan pequeño, adorable y vulnerable... —. En un imprevisto saltó logró tumbar el cuerpo del menor debajo suyo sobre el colchón. Quizá Jeongin ya se estaba cansando de siempre terminar acorralado por el pelinegro, mas cuando la melena azabache se perdió en su cuello y fue besado en puntos claves, sintió temblar por completo. Una corriente eléctrica que viajó desde la punta de su dedo pulgar del pie hasta cada hebra de su castaño cabello.

Evitó gemir cuando la lengua áspera de Hyunjin se tomó el atrevimiento de recorrer desde su oreja hasta el comienzo del hoodie que le había prestado, y si tan sólo este fuera un poco más escotado entonces Hyunjin no tendría problema en llegar hasta las clavículas y encajar sus dientes de una vez por todas.

Lo escuchó gruñir, casi podía decir que era un gruñido furioso. Y puedo afirmarlo cuando las uñas del mayor crecieron y se clavaron en su piel, lastimándolo.

—No te bañaste... No te siento... Me enfurece no sentirte—gruñó clavando más sus uñas en la piel blanquecina. Pobre Hyunjin, Jeongin perfectamente podía sacárselo de encima y arrancarle un brazo si se lo proponía. Jeongin podía fingir ser su Omega por un tiempo, pero él mismo reconocía su fuerza y valor de Alfa.

Hyunjin era Alfa casi puro porque su lobo no era lo suficiente fuerte y debía ser entrenado. Jeongin, en cambio, ni siquiera necesitó de su lobo para mantenerse en esa posición.

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora