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"¿Escapó?"



























El humo gris que sale de su boca se expande dentro del auto, su intenso color va desapareciendo en cuanto más grande se vuelve la nube, hasta que no hay rastro de ello y las toxinas se ocultan bajo el ojo humano.

¿Una semana? Efectivamente, una semana más.

En cuanto la puerta de la casa a unos metros se abre, ambos individuos dentro del auto comienzan a prestar atención. De la casa, alto y de cabellos oscuro, sale el muchacho algo desabrigado. Una prenda azul desgastada cubre su parte superior, y jeans claros abrigan sus piernas.

No hay una rutina exacta de lo que hace. Eso sí, a pesar de vivir en una perfecta comodidad, debido a sus padres, trabaja y gasta su propio dinero. Inusual en chicos que lo tienen todo a tan corta edad.

Una semana siguiéndolo, queriendo entrelazar ambas vidas. Pero nada. Cada tanto notan en su rostro aquel semblante melancólico, similar al que porta cierto Alfa de cabello más claro. Más allá de ello, nada hay para vincular más que un pasado infantil. Aunque el seguimiento no fracasó del todo, pues pudieron darle cara a aquella mujer que dicho paciente señaló como su Omega. No hay día que no recorra la tienda donde el pelinegro trabajo, casi nunca comparten palabras, sin embargo la poca que lo hace es más que suficiente.

Kim Jiwoo, una Omega pelirroja de sonrisa radiante. Hermosa como ningún otra, deslumbrante al caminar. Su piel brillante resplandece con el mínimo toque de los rayos del sol. De notas avanzadas y familia de clase media. La perfecta Omega para un perfecto Alfa tan poderoso como aquel chiquillo alguna vez fue.

Alguna vez. Ya nada queda de aquella alguna vez.

—¿Estás seguro de esto, Kim?

—Completamente, Bang.

—¿No prefieres disponer de la Omega? —el humo se escapa en forma de anillos de la boca del rubio. Está entretenido de las ocurrencias tan magníficas de su compañero. Siempre visto como el policía bueno, cautiva su alter ego. Igual, se atrevería a decir peor, de maniático con lo que se le acusa.

—También, los quiero a ambos. Si con uno no funciona, lo hará con el otro.

—Sabes que es imposible que dos Alfas compartan lazos.

—También es imposible que alguien posea sangre Omega y Alfa al mismo tiempo ¿No crees?, y estoy segurisimo que Hwang Hyunjin tiene mucho que ver.

Bang Chan disfruta del atrevimiento de Younghoon, y mientras el oxígeno del auto se consume con el humo del cigarro, sigue atento a las ocurrencias ilogicas de su acompañante.

—¿Sólo porque sus convulsiones fueron al mismo tiempo que electrocutábamos a Innie? —pregunta divertido el pelirrubio.

—Y —agrega —los desmayos duraron el mismo tiempo que duraron los de Yang, además fue en este último tiempo que fue internado por presentar signos de hipotermia... ¡Oh, casualidad! al mismo tiempo que sumergimos a Yang en una bañera de agua helada.

—Entiendo, varias coincidencias, sí; aunque tu idea sea descabellada, me atrevo a decir que tiene un poco de sentido.

Aquel sentido tétrico y enloquecedor. Un secreto que es perseguido por las filosas garras de seres semejantes a grandes y terroríficos demonios insaciables. En los ojos de los doctores se reflejan la crueldad, quizá en uno más que en otro. Y ante la posibilidad, el rubio se asquea. Porque no existe algo más repugnante que el deseo carnal de personas incorrectas. Dos Alfas juntos. Daba suerte que ninguno era usable para incubadora.

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora