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Grande y pesada, con algunas manchas oscuras en su pelaje marrón. Y él, pequeño y deteriorado, también con algunas manchitas por el cuerpo. Yang Jeongin llega a la conclusión de que la vaca, quien lo ignora victoriosamente, es demasiado antipática como para que fuera su animal favorito de la granja. ¡Odia que lo ignore!. Se alejó de la cómoda y calentita cama esa mañana para conocer al resto de la familia de Hyunjin, pero la miserable vaca siquiera le ha devuelto el saludo. Ah, no debería discutir con una vaca inútil que siquiera entiende lo que dice. ¡Un muuh hubiera bastado!

—Tonta —escupe —lo único que haces es comer y engordar, vaca tonta. Y tu leche es igual de asquerosa que tú.

La vaca, ofendidisima, no le da el lujo de mirarle. Aquello sólo logra que Jeongin se enfurezca más con el animal y también le dé la espalda. Tonta vaca, refunfuña de brazos y piernas cruzadas sobre la tierra. Su pantaloncito azul quejándose en silencio por ser ensuciado de aquella forma.

—Tu pelo también es feo. Marrón, nadie quiere a las vacas marrones —quizá Jeongin estaría prefiriendo que el color de su cabello fuera unos tonos más claros de lo que ya es. Todo para que esa vaca grande y pesada no compartiera su mismo color castaño.

El terrero Hwang, más bien de los abuelos de Hwang, es extenso. Tanto, que no sabe dónde termina en realidad ¡Ni siquiera hay vallas para limitar!. Verde en un comienzo, luego tierra en la granja y un gran granero rojo más al fondo. Y cómo obviar los árboles que se alzan alto desde el suelo y cubren las nubes y un poco al sol. La huerta, la cual le gustaría visitar, está cubierta por una lona blanca y sucia. A comparación con la ciudad, no hace tanto calor. Las mañanas, puede confirmar, son frescas; y las noches heladas.

—¿Estás peleando con la vaca? —una sombra cubre el cuerpo de Jeongin y este levanta la vista para encontrarse con el alto azabache que lo mira sonriente. Consecuentemente sonríe del mismo modo.

—Por supuesto que no —contesta orgullosamente el castaño. Hyunjin no le cree.

—Te escuche, la llamaste vaca tonta y fea... Ah ¡Incluso te quejaste de su leche! —burla el mayor, pero Jeongin no va a dar el brazo a torcer. Él también puede estar ofendidisimo, no sólo el animal.

—Se lo merecía, me ignoró toda la mañana. Una caprichosa.

Hyunjin ve al chico sentado en la tierra, ensuciando el pantaloncito que le pertenece y cubre sus piernas huesudas. Le queda gigante, cuando en un pasado quizá hasta chico le hubiera andado. Tan bonito que no recuerda aquellos momentos donde la actitud altanera del castaño provocó su versión monstruosa ante los ojos de los demás. Es que esa masita tierna no podía ser mala, por eso Hyunjin se mantenía con la vista gorda, intentando olvidar la crueldad con la que Jeongin siempre se manejó ante él.

—Vas a ensuciarte —señala el mayor. Jeongin, sin embargo, comienza a jugar con su índice izquierdo en la tierra, haciendo círculos deformes que derivan de tamaños hasta simplemente su única función ya no es hacer círculos en la tierra, sino levantarla. —¿Jeongin?

—No puedo.

—¿Qué no puedes?

—Levantarme.

Hyunjin mira con el entrecejo fruncido al menor por unos momentos hasta que levanta sus cejas sorprendido y levemente apenado por haber preguntado. Claro, ¡Qué idiota! Si aún no puede mantenerse de pie y caminar por su cuenta. Y él, tampoco es que tenga mucha fuerza para cargar a Jeongin todo el tiempo. Además, prometió a su abuelo ayudarlo con la granja en toda su estancia en la casa. No puede estar atento a Jeongin, a pesar de que fue eso lo que le prometió.

Le cuesta. Levantar a Jeongin le cuesta cada día más, pero le prometió tantas cosas en el camino al campo que ahora debe cumplir su palabra. Como buen Alfa con su pareja. Ah, ni siquiera le ha preguntado si desea mantener una relación romántica con él. Es decir, ambos reconocen los sentimientos del otro y se corresponden. ¿Eso nos lo deja automáticamente en una relación? Le da vergüenza preguntar. Tal vez, Jeongin siga intimidándolo un poquito después de todo. ¡Y cómo no! Está acostumbrado a su odio, que ahora al recibir su amor no sabe cómo manejarlo. A veces, cree Hyunjin, sería mejor obtener la atención odiosa del menor y no su faceta cariñosa. Es que lo ve tan dulce y adorable que muchas veces se pregunta si es real o lo cambiaron por otro con los mismos rasgos.

Caramelo [Hyunin] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora