capitulo 2

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En la mañana me deshago de todo lo de Meredith y lo de mis padres pero ahora la casa se siente completamente vacía, a decir verdad no hay casi nada, en la sala solo hay una mesa y un sofá, en la cocina solo la nevera y la estufa y una pequeña mesa de madera, en el cuarto solo está mi colchón sostenido por la cama de mis padres y el resto de cuartos decido cerrarlos y no abrirlos, mientras lavo ropa a mano escucho que alguien toca la puerta y camino hacia la entrada con cuidado, la abro pero no hay nadie, salgo y miro hacia todos los lados pero nada, cuando voy a volver a la casa me encuentro con el horrible rostro de Mariana y se ve muy enojada.

—¿Qué diablos quieres? —pregunté acercándome a ella.

—Dean recupero la memoria —dijo molesta, muy molesta.

—¿Y eso en que me afecta? ¡Cierto! te afecta a ti, no a mí —dije intentando molestarla.

—No juegues conmigo —me agarró del brazo—. Mas te vale que te alejes de él.

—¿Por qué? ¿Me tienes miedo? —sacudí el brazo para que me soltara.

—¿Yo? ¿A ti? por supuesto que no —dijo indignada—. Pero eres un estorbo.

—¿Y no te has puesto a pensar que el estorbo eres tú? entiéndelo, no le interesas a Dean y nunca le interesarás ¿Quieres saber por que? porque asesinaste a su hija, a nuestra hija y eso Dean nunca te lo perdonará, ni yo.

—Lo hará si le hago creer que fuiste tú —aseguró con una sonrisa.

—Pues inténtalo y después me cuentas como te va —dije entrando a la casa y cerrándole la puerta en la cara.

¿Quién se cree ella? ¿Culparme a mí por la muerte de mi hija? está loca, y si se atreve a eso la mataré con mis propias manos y me importará en lo mas mínimo pagar años de cárcel.

En la noche voy a trabajar como de costumbre pero esta vez no será una típica noche de discoteca ya que Dean esta aquí, en una de mis mesas junto con James, Mark y otros hombres entre esos mi jefe, camino hacia ellos dispuesta a tomar sus ordenes pero tengo que retroceder, Dean ha escupido su agua al verme.

—¡¿Qué haces aquí?! —preguntó colocándose de pie.

—Mi empleo —le contesté sin mirarlo pasando un trapo seco sobre la mesa.

—¿Emily? —balbuceó Mark mirándome con los ojos abiertos.

Yo lo miro fijamente, quiero mucho a Mark, siempre ha sido un buen amigo para la familia pero no me puedo contener, le doy un duro puñetazo en el rostro, James se está riendo como loco, Dean no me quita la mirada de encima y mi jefe me mira enojado.

—Eso es por darle a este tonto el peor consejo de su vida —le espeté señalando a Dean.

—No pensé que te fuera a dejar —se excusó Mark acariciándose el ojo—. Me arrepentí de decirle eso cuando me enteré que se había ido.

—De todas las mujeres que pudieron haberte golpeado en toda tu vida lo hizo la mujer con el gancho mas fuerte que he conocido —se burló James y provocando que Mark comenzara a reír también.

—Emily —me llamó Dean severamente—. Vamos a hablar.

—Mo —interrumpió mi jefe—, yo soy el que tengo que hablar con ella ¡Bunt! ¡A mi oficina ya! —gritó acercándose a mí pero fue interrumpido por Dean.

—Le colocas un dedo encima o te atreves a gritarle de nuevo y te hago desaparecer —lo amenazo Dean agarrándolo de la camisa—. Y su apellido es Harris ¿Escuchaste?

Dean físicamente es intimidante, siempre lo ha sido, mientras que mi jefe solo mide metro setenta y se le nota que nunca en su vida ha alzado un pesa así que accede rápidamente y caminamos los dos a la oficina, Dean se queda por fuera un momento mientras que yo tomo asiento frente al escritorio pero mi jefe no se sienta, solo camina de un lado al otro completamente preocupado.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora