epilogo

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—Cariño, relájate por favor —le pedí a Dean dándole un fuerte abrazo.

—Mi hija de 16 años se va a ir a otra ciudad a estudiar y con un chico, no me pidas que me calme —masculló él mirando de lejos a Elizabeth empacar sus cosas en el auto de Royce.

—Sabias que esto pasaría, algún día tenia que irse.

—Lo sé pero nunca pensé que con un novio, eso si que no lo planeé.

—Solo se irán juntos en el auto, ni siquiera estarán en el mismo edificio, y antes de que lo digas, no, no le vas a poner un escolta.

Tres meses después de que Dean despertara todo fue un espectáculo digno de broadway con mi esposo, Royce es un buen muchacho de veinte años, hijo de un abogado importante que decidió estudiar música para ir en contra de la tradición de su familia, el día que conoció a Dean él literalmente lo amenazo con torturarlo por cien días y matarlo de la manera mas cruel posible si le llegaba a sacar una sola lagrima a su princesa, cosa que para nuestra sorpresa no asusto al muchacho, probablemente porque ya había sido prevenido por Elizabeth, y cuando Dean se enteró que se irían juntos a la universidad estuvo a nada de caer en coma de nuevo, pero después de tantos berrinches y discusiones por fin lo había aceptado.

Para nosotros las cosas se están volviendo un poco más fáciles, Dean aun tiene que usar la silla de ruedas pero al menos sus pies han recuperado la sensibilidad, lo único que lo coloca triste es que no podemos hacer el amor hasta que se recupere del todo aunque él se encarga de brindarme buenos orgasmos de vez en cuando, ahora estamos en la puerta de nuestra casa junto con Yane y nuestros tres pequeños demonios viendo como Elizabeth termina de guardar sus cosas, lentamente se acerca a nosotros con una sonrisa y se detiene cuando estamos lo suficientemente cerca.

—Bueno... ya es hora...

—¡Voy a llorar! —gritó Ellie abrazándome por la cintura.

—¡Oh vamos! vendré a visitarlos cuando pueda —respondió Elizabeth con una sonrisa mientras le acaricia de la cabeza—, papá, te amo —ella se arrodillo frente a él—. Eres el mejor papá del mundo y yo se que donde quiera que Anastasia esté descansando está feliz de haberte tenido como padre así como yo lo estoy yo.

—Yo también te amo mi pequeña princesa —agarró su rostro y le limpió las lagrimas—. Y eres una de las cosas mas maravillosas que me ha pasado en la vida, solo quiero que seas feliz y si en algún momento dudas de que lo eres solo llámame, haré todo lo que está en mis manos para que esa bella sonrisa no desaparezca nunca.

Ella se levanta y lo abraza con mucha fuerza mientras él se limpia las lagrimas de los ojos.

—Mamá, creo que soy de las pocas niñas en el mundo que puede decir con orgullo que nunca ha deseado tener otra mamá, gracias por ser la mamá perfecta y se que siempre contaré contigo y con tus consejos.

—Lo necesitaras, sobretodo cuando tengas un hijo y tengas que decírselo a tu padre.

—¡No me hagan si quiera pensar en eso! —se quejó Dean.

—Adiós mamá, nos vemos pronto.

—¡Hasta luego señores Harris! —gritó Royce desde el auto.

—¡Adiós! —gritamos todo al unisono.

—Papá —hablo Allie—. ¿Y cuando yo tenga la edad de Eli también podré irme con mi novio?

—¡No! ¡Tú iras a un convento! —respondió Dean mientras la carga y la coloca sobre sus piernas.

—¿Te imaginas a Allie de monja? —bromeó Ethan a Noah—. Tirándose pedos frente al cura.

—¡Papá! ¡Diles algo!

Vemos en medio de risas como el auto sale de nuestra propiedad y desaparecen a un lado de la carretera, yo me inclino para abrazar a Dean y a Ellie y acto seguido Noah y Ethan se unieron al abrazo, aún cuando ya Anastasia se había ido hacia años y aún cuando Elizabeth decidió emprender su vida universitaria sola, eramos los padres mas felices del mundo.

Sabía que a pesar de todo eso Dean y yo nos mantendríamos fuertes y firmes, porque esa es nuestra fuerza, estar juntos es nuestra fuerza, la forma tan perfecta con la que nos hemos complementado por dieciocho años ya nos hemos hecho inmunes a todo daño y mas fuertes para sobrevivir a lo que sea, a un atentado, a una perdida de memoria, a una que otra zorra y a muchas traiciones, casi como si estuviéramos unidos por un lazo, un fuerte y duro lazo que no se romperá con nada, porque nuestro amor es mas fuerte que todo eso.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora