capitulo 4

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—Tú...

Ella ni siquiera me deja hablar, sale corriendo despavorida y yo voy instantáneamente detrás de ella, Margarita por su edad es algo lenta a comparación de mi que soy mas rápida y ágil, la alcanzo en menos de dos cuadras y logro neutralizarla contra una pared.

—¡Yo no quise hacerlo! ¡Lo juro! —gritó la mujer en medio de las lagrimas.

—Tu... tú vendrás conmigo —dije con fuerza.

El taxista aparece en el sitio alegando que apenas me vio correr comenzó a seguirnos, la subo al auto junto conmigo y la mujer no deja de llorar.

—Puedo preguntar ¿Qué esta pasando? —dijo el señor conduciendo hacia mi casa.

—No puede saberlo, solo conduzca —le ordené viendo a Margarita.

Cuando llegamos a casa la obligo a entrar, la llevo al cuarto de Meredith y nos encerramos ahí.

—Ahora si vas a hablar —dije mirándola fijamente—. ¿Por qué falsificaste mi firma en la demanda de divorcio?

—Señora Harris perdóneme... —dijo la mujer llorando—. No tenía otra opción.

—Solo dime porque lo hiciste.

—Me iban a pagar mucho dinero y yo necesito dinero ¡Odio lavar la ropa llena de sangre de los narcos! ¡Odio ver como ustedes se regodean con sus millones y sus armas mientras uno tiene que limpiar el suelo donde caminan!

—¡La señora Aura nunca te trató mal! —le espeté frustrada—. Ni yo, al contrario.

—¡Lo sé y por eso me arrepiento de lo que hice! se suponía que me darían un millón de dólares por robar el papel y falsificar la firma pero nunca me dieron el dinero.

—¿Cómo falsificaste mi firma?

—En la biblioteca del señor Adrian hay una copia de su acta matrimonial...

—¿Quién te iba a pagar? ¿Quién te dio la orden?

—¡Si le digo me matarán! —gritó la mujer asustada.

—Y si no me dices quien fue le diré a Dean que estas aquí... y él si te matará.

—¿Y por qué no lo haces tú?

—Aquí las preguntas las hago yo —le di un fuerte golpe en la mejilla—. ¿Quién te iba a pagar por falsificar mi firma?

—¡Esa mujer! ¡Mariana! —exclamó llorando.

—Mariana no tiene donde caerse muerta —rodé los ojos.

—Eso es lo que ella quiere hacerles creer a todos —dijo completamente seria—. Ella tiene a alguien poderoso protegiéndola pero no se quien es.

—¿A quién le entregaste la demanda de divorcio?

—A ella... a Mariana.

—¿Dónde esta ella? —pregunté acercándome.

—Más cerca de tus hijos de lo que tú estas...

La miro con los ojos abiertos.

—Y si yo fuera tu... le diría al señor Harris que los cuide muy bien...

—¿Tienes algo mas que decirme? —pregunte con ansiedad.

—la señora Mariana tiene un plan, señora, y en ese plan tu debes estar muerta...

—No, si yo la asesino primero...

Al final del día le di a la mujer una de las joyas de Meredith para que huyera, prometió no decirle a nadie que habló conmigo y mas le vale que cumpla su palabra, en la noche ya me estoy preparando para dormir cuando siento un ruido en la habitación de Meredith, camino con cuidado hacia el cuarto y abro la puerta rápido, no hay nadie, solo una bolsa de regalo con las letras Tiffany's en frente, abro la bolsa completamente sorprendida y encuentro una caja azul amarrada con una cinta y un listón junto con una nota.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora