capitulo 34

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Yo comienzo a tartamudear, no tengo idea de que decir.

—La abuela se doblo el tobillo subiendo las escaleras —dije mirándola y tratando de no parecer nerviosa.

—¡Viste! Los tacones son peligrosos —dijo mi niña colocando sus manos en su cintura.

—Mi vida —la llamé agarrándola con cuidado de los hombros—, tu papá quiere escucharte tocar un rato mañana ya que hoy esta algo cansado —caminé junto con ella hasta su habitación—. Así que ve preparándonos algo bien bonito para mañana y apenas estés lista me nos llamas ¿Si?

—Está bien ¿Puedes ir a ver si mi abuela esta bien?

—Hagamos algo —dije agachándome para mirarla—. Yo iré a ver a la abuela y tu veras que quieres colocarte para hacerle un concierto a papa mañana, yo subo ahorita y te ayudo a escoger algo también.

—Bueno pero no tardes mucho —dijo corriendo hacia su armario.

Bajo las escaleras rápido y cuando llego a la oficina Dean y su madre está curando las heridas del señor Adrian.

—¿Qué sucedió? —pregunté acercándome a ellos.

—Nos emboscaron cuando estábamos llegando a la casa —dijo la mujer sacando una bala del omóplato de su esposo.

—¿Alcanzaron a sacar a Albert? —preguntó Dean.

—A Marta —contestó el señor Albert con gesto de dolor.

—¿A Marta? —preguntamos Dean y yo confundidos.

—Si, yo tampoco entendí porque a ellos después —dijo el hombre sin aliento.

—Aquí están pasando muchas cosas extrañas —murmuró Dean tratando de analizar la situación.

—¡Mami! —escuché el grito de Elizabeth.

—No me gusto como gritó —dijo Dean mirándome.

Los dos rápidamente corremos hacia las escaleras y subimos hasta la habitación de Elizabeth, abrimos la puerta y frenamos en seco cuando vemos a Marta cargando a nuestra pequeña, tiene un pequeño cuchillo en el cuello de mi niña.

—Suéltala —le ordenó Dean.

—¿O que? ¿Me matarás? —preguntó la mujer en forma de burla.

—¿Qué quieres? —preguntó Dean dando un paso hacia adelante.

—Liberen a Albert —nos pidió la mujer con una sonrisa.

—¡¿Estás loca o qué?! —gritó mi esposo.

—O lo liberas o tendrás que enterrar a otra hija —dijo la mujer presionando el cuchillo contra la piel de mi hija—. Aunque seria bueno que lo hicieras, ya que no pudiste ver el entierro de tu otra hija.

—¡Basta ya! —gritó Dean molesto—. Lo liberaré, dame a mi hija.

—Da la orden —le exigió mirándolo.

Dean está enojado, saca su teléfono de mala gana y llama a alguien.

—Liberen a Albert —ordenó de mala gana—, ¡Solo háganlo! —gritó con algo de desespero y después colgó—. Llama y confirma.

La mujer de forma ágil  saca su teléfono de su bolsillo y espera una llamada, cuando su teléfono suena después de dos minutos y mira la pantalla sube la mirada, nos arroja a la niña y yo la agarro mientras que Dean la persigue por la ventana de la habitación, Elizabeth no deja de llorar mientras veo como Dean lucha por pasar por la ventana, cuando pudo hacerlo supe que Marta va muy lejos ya.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora