capitulo 39

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Me cambio de cuarto y entro al antiguo cuarto de John, está completamente desocupado, me asomo a la ventana y lo veo buscándome por las ventanas, cuando me ve la abro y le apunto.

—¡Yo no haría eso si fuera tú! —grito mirándome—. No quiero hacerle algo malo a tu hijo.

—¡¿De qué diablos hablas?!

—Sé que estas ahí con tu bebé —dijo con una sonrisa—. Y yo voy a entrar ahí por ti, o hacemos esto a las buenas o lo hacemos a la mala.

—¿Qué diablos quieres de mí?

—Tenerte, poseerte, hacerte mía y después matarte, solo eso.

—¿Nada más? —grité apuntándole de nuevo.

—Si, que bajes esa jodida arma —me exigió apuntándome.

En ese momento una bala se dirige hacia mí haciéndome retroceder, queda clavada al borde de la ventana, me vuelvo a asomar y Jack ya no está ahí, corro hacia las escaleras apuntando con el arma pero no lo veo, bajo con cuidado apuntando a todos lados pero aún no logro verlo, me pego a la pared y empiezo a caminar con cuidado hacia la cocina, pego un brinco esperando verlo ahí pero no es así, en ese momento Jack aparece detrás de mí agarrándome del cuello y colocando una arma en mi cabeza.

—Más te vale que guardes silencio —dijo a mi oído—. O no responderé.

—Suéltame —le mascullé.

—¿No te parece mucha casualidad? —preguntó jaloneándome hacia las escaleras—. Voy a follarte en el sitio donde tu esposo te folló por primera vez.

—¿Cómo sabes eso? —pregunté resistiéndome tratando de aferrarme a algo.

—Marta me contó muchas cosas de ti, de ustedes —me hace subir las escaleras—. De como tu esposo mató a su primer bebé con una navaja.

—¿Cómo diablos sabe ella eso? —pregunté agarrándome a la baranda de las escaleras.

—Te sorprendería todo lo que se rumorea de ustedes —me agarró del cabello y coloco su arma en mi nuca—. Te sorprendería todo lo que muchas personas decían de ti cuando te casaste con el maldito de Dean Harris.

—¡Suéltame! —grité con rabia.

—!No! —espetó jalándome con fuerza provocando que me suelte de la baranda—. Yo te haré mía hoy, se lo advertí a tu esposo y por lo que veo a el no le importó.

—No me harás nada —traté de forcejear un poco más—. No lo permitiré.

—Sé hasta donde llega tu fuerza, así que si, lo harás —me coloca contra la pared para controlarme mejor.

—Tú no tienes idea de hasta donde llega mi fuerza —traté de empujarlo con mi codo.

—Sabes, Albert me había dicho que él también quería probar un poco de eso que tiene tan obsesionado a Harris, incluso me propuso un trío contigo —me inmovilizó con fuerza para llevarme al cuarto mas cercano—. Y al principio me pareció buena idea, pero ahora que estamos los dos solos en esta casa como que ya se me pasó la idea.

—¡Los dos son unos jodidos asquerosos!

Comienzo a moverme hacia adelante y hacia atrás intentando quitármelo de encima hasta que logro sacármelo, su cuerpo pasa sobre el mio y cae de espaldas al suelo, corro hasta el final del pasillo para llegar a las escaleras del balcón, sus pasos se sienten detrás de mí y cada vez mas cerca hasta que un fuerte pero sonoro golpe provoca que sus pasos se detengan, cuando me doy la vuelta Jack está en el suelo y Yane tiene un bate de béisbol en su mano.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora