capitulo 47

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La curiosidad, la duda y el miedo me están carcomiendo por completo mientras espero en la sala, ya han pasado cuatro horas desde que Dean se fue y aún no recibo noticias, Yane me miraba mientras carga a Ethan con preocupación y yo no aguanto más, me coloco de pie y agarro las llaves de mi auto.

—Señora, no creo que eso sea buena idea —me detiene mientras ve como me coloco los zapatos.

—No me ha llamado ni nada y necesito saber que es lo que sucede —dije guardando mi arma en mi bolso y la otra mas pequeña en mi cadera—. Si sigo así me voy a volver loca.

—El señor se va a enojar —dijo preocupada.

—Yane, llevo casada con Dean ocho años, créeme que el que se enoje es el menor de mis problemas —caminé hacia la puerta—. Te llamaré apenas sepa algo.

Salgo de la casa y conduzco hasta la casa de los padres de Dean, todo está apagado y no parece haber movimiento de nada, tengo la intención de bajarme pero me detengo rápidamente cuando veo a Dean corriendo hacia la casa cojeando, enciendo el auto y me detengo a su lado, se sube y me mira molesto.

—¿Qué diablos haces aquí? —preguntó intentando acomodar su tobillo.

—Supuse que algo estaba mal —dije siguiendo el camino por donde él venia—. ¿Qué está sucediendo, Dean?

—Emily, déjame por acá y ve a casa —me ordenó firme.

—No, te voy a ayudar —dije imitando su tono de voz.

—¡Emily no seas terca! —gritó frustrado.

—¡No iré a ningun lado! ¡En lo que sea que este pasando te ayudaré y punto! —grité acelerando con fuerza.

—Emily Harris, eres una...

—¿Una qué? —pregunté frenando en seco—, mira Dean, no estoy de humor para esto ahora, solo dime donde diablos estan tus padres y vamos juntos ¡Y no se discute mas! —dije llena de ira.

—Baja dos kilometros —dijo mirándome con el ceño fruncido.

Avanzo lo más rápido que puedo y cuando llego veo a Marta apuntando al padre de Dean quien está sobre el suelo mientras su madre está a varios metros de ellos llorando como loca, los dos están llenos de sangre y con heridas, Dean saca el arma de mi bolso y saca la cabeza para apuntar a Marta pero solo le da en el hombro haciendola gritar.

—Mejor hubieras disparado tú —me dijo escondiéndose otra vez.

Marta da la vuelta y nos mira con el mayor odio del mundo, como si fueramos cucarachas que debe aplastar, camina hacia nosotros y Dean baja del auto apuntándole.

—¡Baja el arma! —le ordenó caminando hacia ella.

—¡Bájala tú! —gritó Marta con ira.

—¡Deja a papá en paz! —gritó Dean intimidandola.

—No querido sobrino, no lo dejaré en paz, me pagará todo, absolutamente todo lo que me ha hecho en esta vida y ni tú ni nadie podrá impedírmelo.

En ese momento unas luces azules y rojas iluminan el cabello de Marta, ella se da la vuelta y Dean aprovecha para dispararle en la pierna, apenas ella cae al suelo y Dean le quita el arma salgo del auto y corro hacia la señora Aura para ayudarla a subir al auto, Dean carga como puede a su padre y los subimos en la parte trasera, en el momento en que escuchamos las sirenas acercándose arranco el auto y doy reversa, una vuelta y ya estoy de frente a la carretera, veo por el retrovisor a un hombre en una moto cuando sube a Marta y pasan por nuestro lado disparando para asustarnos pero ahora mismo la adrenalina no me deja pensar, muevo el auto de manera que el costado choca con la moto y por poco pierden el control, vuelvo a chocarlos pero nada que caen y al final nos rebasan, cuando llegamos a casa de los padres de Dean abre lo mas rápido que puede la entrada y justo cuando entramos y el gran porton de hierro se cierra la patrulla pasa de largo.

—Ahora si me van a explicar que diablos está pasando —le exigí dándome la vuelta.

—Fue una emboscada, se robaron nuestro auto —dijo la señora Aura haciendo presión sobre la herida de bala de su esposo.

—¿Y tú por que no me llamaste? —le pregunté a Dean.

—Porque no pensé que era tan grave hasta que una ráfaga de tiros me recibió y tuve que tirarme a una zanja y cai mal —dijo tratando de mover su pie.

—¿Y dónde está tu auto?

El señor Harris ahora está en el hospital con su esposa mientras Dean y yo miramos a su hermosa camioneta arder en llamas a un lado del camino, su teléfono y documentos estaban ahí al igual que muchas armas.

—Emily yo de verdad lo siento —dijo sin quitar su mirada del auto.

—¿Por qué?

—Por gritarte de la forma en que lo hice, me molestó que hubieras llegado de esa forma.

—Pies no te perdono —dije cruzandome de brazos—. Dean, el hecho de que este embarazada no significa que sea una invalida o una inutil y me molesta que me trates de proteger tanto.

—Lo sé...

—Puedo cuidarme y puedo cuidarte también, me entrenaste para esto ¿Lo recuerdas?

—Si, lo sé—dijo dándose la vuelta para quedar de frente—, pero yo... tengo una nueva oportunidad de cumplir bien mi labor como esposo/padre y no quiero que nada ni nadie lo arruine, no quiero perder otro hijo —me agarró con suavidad de las mejillas.

—No me pasará nada —coloqué mis manos encima de las suyas—. Con Ethan los síntomas se presentaron desde el segundo mes y ahora es diferente, hay veces que hasta olvido que estoy embarazada, pero necesito que confies más en mí.

—Está bien—me abrazó con fuerza—. perdón por todo...

—Ya te dije que no te perdono —dije tratando de molestarlo un rato.

—Que tiernos —habló un hombre a nuestra espalda.

inmediatamente Dean y yo nos damos la vuelta, es Malton, otro de nuestros ex escoltas.

—¿Qué diablos haces aca? —le preguntó Dean sacando el arma de mi cadera.

—Cálmate Dean, parece que se te olvidó las buenas borracheras que nos pegabamos juntos —dijo levantando las manos—. Siempre fui de confianza.

—¿Por qué me traicionaste? —preguntó Dean en tono amenazante.

—Por necesidad, tú y tu padre se negaban en aumentarme el sueldo y Marta me ofrecio algo mejor.

—¿Si? ¿Qué te ofreció? —pregunté yo.

—Ser el jefe del cartel del norte —dijo con una sonrisa—. Solo tenemos que acabar con los Harris y el cartel será nuestro.

—¿Entonces por qué no me matas ahora? —preguntó Dean.

—Porque aún no es tu tiempo —encogió sus hombros—. Solo vengo a darte un mensaje de mi jefa.

—¿Qué?

—Que ella ya sabe que quieres renunciar al cartel y que más te vale que lo hagas rapido para que le abras paso...

Dean y yo nos miramos ¿Cómo diablos se enteró?

—Eso no pasará, Milton —dijo Dean muy molesto.

—Ella supuso que dirias eso, el orgullo Harris o algo asi —puso los ojos en blanco—. Así que dijo que si no aceptas renunciar ella no responderá por lo que le suceda a tu padre... o a tus hijos.

—¡Maldito hijo de puta! —gritó Dean acercándose a él.

—Cálmate, recuerda que solo soy un mensajero.

—Dile a esa perra que si se atreve a acercarse a mis hijos le traspasaré el cerebro con una bala y ella sabe muy bien que yo cumplo mis promesas.

—Bien, le diré —dijo con una falsa sonrisa—. ¿Algo más?

—Si, dile que no tendre piedad —dijo empujándolo con fuerza para que cayera de espaldas.

El hombre comienza a correr hacia la carretera y se sube a una moto que está parqueada en la lejania, Dean me abraza con fuerza y no deja de repetirme que todo estará bien aunque yo en el fondo se que no será así.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora