capitulo 18

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La mañana siguiente me siento nerviosa, el señor Albert quiere hablar de algo que tiene que ver conmigo y no sé exactamente de que, tengo miedo también ¿Pero, por qué? yo no he hecho nada malo y espero que no se le olvide que yo le estoy guardando muchos secretos, cuando llegamos a su casa todo el lugar está lleno de escoltas, en la oficina principal de su casa ya están los Harris y James.

—¿Irina? —pregunté mirando a James.

—Estaba algo cansada así que la deje descansando —dijo sonriendo.

A decir verdad no le creo nada.

—La presencia de la esposa de James no es necesaria —dijo el señor Albert entrando al lugar—. James podrá decirle lo que aquí se hable después.

—¿Qué sucede, Albert? —preguntó el señor Adrian.

—He descubierto algo muy grave acerca de Emily y necesito consultar si ustedes tambien lo sabían —dijo sentándose en su silla.

—¿Grave? ¿Qué cosa? —preguntó Dean.

—Que su esposa usó su noche de aniversario para provocar a una persona con una discapacidad mental —dijo mirándome fijamente.

—¿De qué habla? —preguntó James.

—¿O no, Emily?

—¿De donde saco eso? —pregunté mirándolo con el ceño fruncido.

—Un pajarito me contó los planes tuyos y de usted —miró a la señora Aura quien está realmente enojada.

—Eso no es del todo cierto —le masculló la mujer enojada.

—Mariana pudo hacerle daño a alguien solo por su provocación, ella no es estable mentalmente y usted lo sabia —habló él señor Albert colocándose de pie.

—Usted sabia que ella está loca y aún así la trajo a este cartel —interfirió la señora Aura.

—Dime algo, Emily —dijo el señor Albert mirándome fijamente e ignorando a la señora Aura—. ¿Usted volvió con el señor Harris porque quería revivir su matrimonio o solo para molestar a una chica que tiene que tomar medicación para estar estable?

—¡¿Pero qué clase de pregunta es esa?! —exclamé colocándome de pie—. ¿En serio usted duda de mi amor por mi esposo?

—¡No se atreva a levantarme la voz! La persona que me contó esto, me contó todo lo que planeo usted con ayuda de su suegra y su cuñada.

—¿A dónde quiere llegar, Albert? —preguntó mi suegra colocándose de pie a mi lado para darme apoyo.

—Que admita que usted aceptó volver a este cartel por las razones incorrectas y por eso tendré que sacarla de acá.

—Eso no es cierto, nunca admitiré algo así —dije acercándome a él.

—¿Entonces por qué invitó a Mariana? —preguntó mirándome con los brazos cruzados.

—Por formalidad —respondí colocando las manos sobre el escritorio—. Porque si no la agregaba a la invitación de igual forma usted la iba a llevar.

—Si, porque es mi protegida —dijo de manera firme—, y yo le advertí a usted y a todos ustedes que no le hicieran daño, tuve que internarla en un centro de recuperación porque intento suicidarse por su culpa —dijo señalándome y alzando la voz.

—¡No es mi culpa que este loca y tampoco es mi culpa que a ella no le guste verme con Dean!

—Vámonos, Emily —dijo la señora Aura.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora