capitulo 16

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La mañana aparece frente a nosotros y Dean y yo no hemos dormido ni un segundo, cuando nuestras energías se agotaron él baja a la cocina y el resto de la noche nos dedicamos a comer y a besarnos mucho, el tutor de Elizabeth llega y entra junto con ella y la nueva nana ,Yane, mientras que yo estoy con Ethan en la terraza, Dean tiene que irse a ultimar cosas acerca de que me permitan volver a la familia y se demorará un poco, al medio día yo cocino y mientras Yane le da su comida a Ethan yo hablo con Elizabeth de lo frustrante que son las matemáticas, al llegar la tarde estoy agotada, apenas si pude dormir a Ethan y Elizabeth está haciendo sus tareas de arte en su habitación mientras yo trato de descansar en mi cuarto, en ese momento Yane entra.

—Señora —habló llamando mi atención—. Hay un hombre abajo buscándola.

—¿A mí? —pregunté colocándome de pie—. ¿Quién?

—Se identificó como Albert.

—Bien, dile que me espere en la oficina de mi esposo —dije mirándola con una sonrisa.

¿Qué diablos querrá ahora? bajo las escaleras y entro a la oficina, él está de pie mirando a la ventana.

—Nunca tuve la oportunidad de halagar su casa, Emily...

—¿A que se refiere, señor Albert? —pregunté cerrando la puerta.

—Esta muy bien planeada para un escape —dijo mirando a todos lados—. Definitivamente Dean es muy astuto.

—¿En qué puedo ayudarlo? —pregunté invitándolo a sentarse frente al escritorio.

—Si es por jerarquía yo debería estar en ese puesto —señaló la silla principal en donde yo me encuentro sentada.

—Pues usted es el que quiere cambiar las reglas, señor Albert... ¿A que debo esta visita?

—Usted incumplió su promesa —cruzó sus brazos sobre su pecho.

—¿Yo?

—Si, prometió mantenerse alejada de Dean y no lo hizo, al contrario, mas rápido fue corriendo a sus brazos.

—Yo nunca le prometí eso, le dije que yo podía mantenerme alejada de Dean pero él... es un hombre muy persistente.

—¿Así de fácil es usted? —preguntó mirándome con una ceja levantada.

—No se atreva a faltarme el respeto en mi casa, señor Albert —le advertí algo enojada—. Aparte si hablamos de fáciles le recuerdo que su protegida estuvo en la cárcel por días por exhibicionismo.

—Mariana no tiene nada que ver con este asunto.

—Por supuesto que si, porque es la razón por la que esta usted acá ¿O no?

Albert mira para todos lados pero nunca deja de fruncir el ceño.

—¿Por qué esa mujer está tan obsesionada con mi esposo? —pregunté mirándolo.

—Porque su esposo le dio alas.

—No le creo.

—Entonces no me crea, pero es la verdad.

—Demuéstremelo entonces...

En ese momento pierde un poco de color.

—Usted acudió a mí desesperada, dijo que solo quería a sus hijos y eso era todo, la ayudé por compasión pero me traicionó.

—No lo traicioné, como le dije Dean es una persona persistente, cuando quiere algo lo obtiene.

—La pregunta no es porque Mariana está tan obsesionada con Dean, la pregunta es ¿Por qué Dean está tan obsesionado con usted? —me miró de nuevo con el ceño fruncido—. No se ofenda pero al lado de Mariana usted no es la gran cosa.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora