capitulo 23

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—Más te vale que la sueltes —le ordenó Dean en tono amenazante levantándose de la silla.

—Le ofrecí a tu esposa cinco millones de dólares para que te pidiera el divorcio pero su orgullo pudo más, así que tuve que tomar medidas más drásticas —apretó mi cuello impidiéndome respirar—. Te felicito Emily, fuiste buena sobornando... pero yo soy mejor.

En ese momento la puerta se vuelve a abrir y aparece Jack junto con mi madre y Marta.

—Como supongo que ya todos nos conocemos no hay necesidad de presentarnos así que esto es lo que haremos, como este estado permite la poligamia —miró a Dean y me soltó—, tú te casarás con Mariana, inmediatamente firmes los papeles de matrimonio firmaras ese formulario que nunca tuviste los pantalones de llenar y Marta —dijo señalando a la mujer para que se acerque—. Que es abogada lo hará legal, Emily por su parte, Jack me comentó que tienes una deuda pendiente con él.

Inmediatamente un frío recorre mi cuerpo y el cuerpo de Dean se tensa.

—Y también tiene una deuda con su madre —dijo mientras mi mamá se acerca.

Me arrastro hasta Dean y me aferro a su pierna.

—Si alguno de ustedes llegar a tocar a mi esposa, juro por Dios y por mis hijos que los haré sufrir —advirtió Dean en tono amenazante.

—Dean, creo que no estas entendiendo la situación —dijo Albert acercándose a él—. Pero te lo explicaré mejor, o aceptas nuestros términos, o tendremos que dejarte viudo por unos minutos.

En ese momento veo como Dean abre sus ojos completamente asustado.

—¿U qué pasaría conmigo después? —pregunté instantáneamente.

—¿Tú? Jack se encargará de llevarte muy lejos —dijo Albert agachándose para quedar frente a mí—. A un lugar en donde ni Dean, ni los Harris ni nadie pueda encontrarte, solo él.

—¡No lo permitiré! —gritó Dean golpeando a Albert en el rostro—. No permitiré que ese maldito toque a mi esposa.

—No me interesa tocar a Mariana —respondió Jack en forma de broma.

—Tendrás que matarnos a los dos —amenazó Dean levantándome y abrazándome.

—¡No! —gritó Mariana interponiéndose entre Dean y Albert—. Tío no lo mates, yo me quiero casar con él —la zorra empezó a llorar—. Mátala a ella pero no a Dean, por favor.

—¡Silencio todos! —gritó Marta—, no podemos matarlos —se acercó a Albert—. Mi hermano es inteligente y se dará cuenta de que fuimos nosotros.

—¿Por qué? —preguntó Albert.

—Porque seria mucha causalidad —habló Jack—. Que un día desaparezca Emily y al día siguiente desaparezca Dean y después aparezcan muertos.

—Y tengo entendido que los Harris no te tienen mucha confianza, Albert —dijo Marta colocándose detrás de Dean.

—¿Cómo puedes apoyar al hombre que asesinó a tu padre? —pregunté mirando a Mariana, en ese momento Dean dirige una rápida mirada a la mujer.

—¿Quién asesino al abuelo? —preguntó Dean.

—No nos desviemos del tema —interrumpió Albert—. No los asesinaré, pero les daré tiempo para pensar en lo que harán, volveremos mañana y mas te vale, Dean, que seas sabio en lo que vas a hacer.

Todos salen y volvemos a quedar solos, ahora estamos rodeados por un tenso silencio y el ambiente se siente tan pesado que fácilmente puede cortar un papel, Dean respira con fuerza y con rabia y yo no se ni que pensar, la situación se está saliendo de nuestras manos y las opciones para solucionarlo se están agotando al igual que el tiempo, Albert cumplirá su cometido, nos separará a las malas, pero las condiciones son algo inamisible, Dean casándose con Mariana será una deshonra para el cartel ya que ella es la asesina de Anastasia y yo, el pensar que Jack me toque o soportar lo que sea que tenga mi madre en su mente me están volviendo loca, como puedo me levanto y con todas mis fuerzas muevo el grillete para sentarme en las piernas de Dean.

—¿Te molesta si me siento acá? —pregunté rodeando su cuello con mis brazos y mirándolo de frente.

—Nunca me ha molestado que te sientes sobre mí —dijo Dean acomodando mi cabello detrás de mi oreja y colocando su mano sobre mi mejilla—, no se que hacer —susurró con tristeza.

—Yo tampoco lo sé —dije chocando mi frente con la suya—. Y estoy asustada.

—Yo también, estoy aterrado —colocó su otra mano en mi espalda—. No quiero entregarte a esos lobos y no quiero firmarle nada a ese hombre, todas las opciones que tenemos traerán terribles consecuencias.

—Necesitamos una solución a todo esto... ¿James sabia que me estabas buscando? —pregunté levantando la cabeza y el negó—, ¿tu papá? —y el volvió a negar.

—La única que podría preocuparse es mamá porque ella tiene a los niños.

—Y yo había quedado con reunirme con Irina ayer —dije acomodando su cabello hacia atrás.

—¿Crees que esas dos tengan la suficiente malicia para darse cuenta de que sucedió algo?

—Puede ser, aunque también pueden pensar que nos fugamos por un tiempo.

—Conociendo a mi madre... —dijo Dean arrojando su cabeza hacia atrás—. Supongo que tendremos que esperar a que ellos se den cuenta.

—¿Y si cuando lo hagan ya es tarde?

—Te buscaré hasta en el fin del mundo —dijo sin mirarme—. No descansaría ni un solo día hasta encontrarte y de paso matarlos a todos, porque si me lo preguntas ahora, prefiero ver que ellos te lleven a que te disparen frente a mi.

—¿Crees que pueda soportar lo que sea que ellos tengan planeado para mí?

—Sé que puedes soportar cualquier cosa, has pasado por cosas peores cariño —dijo levantando la cabeza para mirarme—. Sé que puedes aguantar toda la mierda que te arrojen y devolvérselas como la guerrera que eres.

—La única forma de que soportaré lo que sea es que tenga la seguridad de que me vas a buscar, a menos que logre escaparme antes —dije tratando de hacerlo sonreír.

—Eso no me sorprendería —me da un rápido beso—. Tengo una esposa sumamente inteligente.

—Eso no cambia el hecho de que tengo miedo —dije colocando mi cabeza sobre su hombro.

—Solo tratemos de ser fuertes hasta el final —dijo Dean abrazándome—. Tratemos de ser fuertes hasta el final y que pase lo que pase vamos a estar unidos.

—Te amo Dean —me apreté a su cuerpo—. Dejemos de tratar esta situación como una despedida, me deprimiré.

—Me parece perfecto, ahora bésame cariño, bésame como si no nos hubiésemos visto en años.

Uni mis labios a los suyos y así estamos, probablemente por minutos o por horas, a decir verdad ni siquiera se cuanto tiempo pero cuando nos separamos mis labios están entumecidos y apuesto que los de él también.

—Nunca se te olvide que eres mía, y que lo que es mío nunca lo dejará de ser —empezó a darme besos en el cuello—, no importa lo que pase —metió su mano debajo de mi suéter y mi camisa—. Siempre serás mía.

—Dean... —susurré algo excitada, este no es el momento.

Dean coloca su mano sobre mi pecho y yo arrojo mi cabeza hacia atrás al sentir sus dedos sobre mi pezón.

—Dean... —susurré apretando con fuerza la tela de su chaqueta atrayéndolo mas a mi cuello, en definitiva no es un buen momento.

En ese momento la puerta se abre de golpe pero él se niega por completo a sacar su mano de mi pecho, Mariana aparece con un arma apuntándonos.

—¡Saca tu mano de ahí! —gritó apuntándome.

—¿Y si no quiero? —preguntó Dean apretándome a su cuerpo.

—¡Le dispararé! —gritó sumamente molesta.

—Adelante, dispara —dije colocando mi cabeza sobre el cuello de Dean.

levanta el arma y la mano comienza a temblarle, ese momento Dean me aprieta a su cuerpo con fuerza y yo cierro los ojos, si vamos a morir, prefiero mil veces morir así, los dos juntos, yo rodeada por sus brazos y el con mi cuerpo encima del suyo.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora