Capitulo 44

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Conduzco a toda velocidad sin importarme semáforos ni pares ¿Su padre no le contesta? eso no está bien ¿Así de fuerte fue la pelea? no estoy entendiendo nada, cuando llego a la casa de sus padres la luz de la sala está encendida, entro sin tocar y cuando me doy la vuelta la puerta me encuentro con su padre, está con una botella de cerveza en la mano.

—¿Señor Adrian? —pregunté acercándome a él—, Dean lo ha estado llamando —dije dudosa.

—Lo sé—me contestó sin mirar la botella—. Sé porque me está llamando.

—Encontró a Marta—me coloqué frente a él.

—Lo supuse —dijo sin ánimo—. Supuse que la encontraria...

—¿Sucede algo? —pregunté mirándolo con el ceño fruncido.

—Mi hijo va a asesinar a mi hermana... ¿Se supone que todo debe estar bien?

—Su hermana se alió con el hombre que asesino a su padre ¿Lo sabe?

—Si —me miró fijamente—. Lo sé, pero no cambia el hecho de que me siento culpable.

—¿Culpable? ¿Por qué?

—Porque es mi culpa que Marta decidiera irse por ese camino, por el camino de la venganza y del rencor.

—Usted no tiene la culpa de eso.

—Yo le di la espalda a mi propia hermana, me dejé llevar por la competencia que teníamos y convertí nuestra relación de hermanos en una enemistad.

Ciertamente no sé que decir, no logro encontrar las palabras para consolarlo.

—Dile a Dean que no iré —dijo colocándose de pie—. Que lo resuelva solo, porque no contará conmigo.

—Ella lo matará —dije viendo como el señor Adrian camina hacia las escaleras—. Si ella lo ve ahí lo matará.

Él se detiene y me mira.

—Tengo que elegir entre enterrar a mi hijo o enterrar a mi hermana, interesante vida —dijo con una triste sonrisa.

—No se lo tome a mal, señor Adrian pero prefiero mil veces ver morir a Marta que a Dean.

—Entiendo que prefieras eso, Dean es tu esposo.

—Señor Adrian —empece a caminar hacia él—. Yo tengo que decirle algo que prometí no decir por ahora pero si esto logra que usted vaya y si quiera traiga a Dean con vida...

El señor Adrian me mira con el ceño fruncido.

—Dean no puede morir porque... —respiro profundo antes de hablar—. Porque vamos a ser padres otra vez.

El hombre abre los ojos y retrocede.

—La historia es muy larga para contársela ahora, no le pediré que organice una emboscada ni nada por el estilo, solo le pediré que lo traiga con vida, porque me niego a perder a mi esposo, me niego a ser viuda con tres hijos y me niego a volver a tener un bebé sola.

—Emily...

Me abraza, me abraza con fuerza y cuando nos separamos me mira.

—Iré por James, tu tienes que decirle a mi esposa —dijo caminando otra vez hacia las escaleras.

—¡No! —lo detuve nuevamente—. El asunto con su esposa es un poco complicado y tengo que prepararme para el enorme regaño que nos espera.

—¿Quién más sabe?

—Pues Dean, James y ahora usted...

—Se va a enojar si dejas que se entere de ultimo —me miró con los ojos abiertos.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora