capitulo 59

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Fue una noche larga para todos en la casa, Mark y su esposa habían sido baleados y están heridos en un hospital, Dean no volvió a casa en toda la noche, nadie contestaba su teléfono y yo estaba demasiado preocupada como para descansar.

—¿Señora? —preguntó Yane apareciendo en la sala —¿No ha dormido? ¿O acaba de despertarse?

—No he podido dormir...

—¿Es por lo del señor?

—No es solo por eso —dije antes de suspirar—. Es todo... esta vida, yo pensé que podría manejarla mejor pero ahora no se si tomé una buena decisión.

—¿Por qué dice eso? —preguntó Yane sentándose a mi lado sobre el sofá—. ¿Se arrepiente de haberse casado con el señor?

—No —respondí de inmediato—. No me arrepiento de casarme con Dean pero... siento que los problemas han sido tan constantes en mi vida desde que entré a este mundo que aveces dudo que este hecha para esta vida.

—Con todo respeto señora pero considero ese pensamiento como una tontería —Yane se acerca a mi y toma mi mano—. Usted ha sido muy fuerte y ha sabido mantenerse en pie a pesar de todo.

—Si, lo sé... pero hay veces que deseo ser mas fuerte —unas fuertes ganas de llorar me atacan—. Como la señora Aura o incluso como Irina.

—Señora Emily —la mujer me obligó a mirarla de frente—. Usted está embarazada, tiene cuatro hijos que cuidar, su esposo tiene un trabajo... complicado, es normal que esté cansada, tiene derecho a sentirse así pero por favor no desfallezca, yo sé que si usted le comenta a el señor como se siente el pueda ayudar en algo.

—No quiero hablar con el sobre esto —solté su mano y me coloque de pie como pude—. Solo esperaré para ver que pasa y trataré de tomármelo con calma.

—No permita que los problemas la consuman, recuerde que ahora no es solo en usted en quien tiene que pensar.

Suelto un largo suspiro y la dejó ahí para disponerme a salir de la casa, me coloco de pie frente a la piscina acariciando mi panza, Yane tiene razón, solo estoy cansada, un embarazo nunca ha sido fácil y mucho menos en mi estilo de vida pero nuestros problemas son demasiado, cierro los ojos con fuerza y trato de controlar esas ganas de llorar que llevo aguantando desde hace tiempo, cuando abro los ojos y vuelvo a la casa veo a través de la ventana al auto de Dean siendo resguardado en el garaje, camino hacia la puerta y la abro encontrándome a mi esposo con un rostro completamente agotado pero con una sonrisa, se acerca a mí mirándome algo extrañado y acto seguido me da un abrazo.

—Él está bien, todos están bien —me dice al oído—. Pero ¿Tú estás bien?

—¿Por qué preguntas eso?

—Porque llevo casado contigo ocho años y sé cuando algo no está bien —se separa un poco de mí—. ¿Qué sucede cariño?

—Yo... estoy cansada, muy cansada.

—¿Por el embarazo?

—No, por vivir este estilo de vida.

—Emily —su sonrisa desaparece—. Sabías que esto seria así.

—Lo sé—agache la mirada, perfecto, ahora me siento tonta—. Entremos a la casa.

—No —él me obligó a levantar la cabeza agarrándome del mentón—. Hablemos ¿Si? Hablemos de lo que pasa, de lo que sientes, quiero que hablemos.

—Yo no quiero hablar si lo que te voy a decir va a ser una tontería.

—Cariño, nada de lo que tú digas es una tontería para mí —comenzó a acariciar mis mejillas—. Quiero escucharte y quiero que lo solucionemos juntos, como esposos, como siempre lo hemos hecho.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora