capitulo 21

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—Marta —susurró Dean con los ojos abiertos.

—Hola, sobrinito —dijo la mujer caminando y obligándolo a retroceder.

—¿Co—cómo es que...?

—¿Cómo es que estoy viva? —preguntó la mujer imitando su tono de voz—. Si mi familia se hubiera tomado el trabajo de investigar mi muerte nos estuviéramos ahorrando tantas cosas...

—¡¿Y cómo diablos íbamos a investigar si estábamos en la cárcel?! —preguntó Dean enojado.

—Si, estaban en la cárcel, tienes razón, pero cuando salieron ni siquiera fueron capaces de investigarme ni de brindarle ayuda a mi hija.

—¡Tu hija no era nuestro problema! ¡Tú lo decidiste así!

—¡Yo no lo hice! ¡Fueron las estúpidas leyes del cartel!

—¡Tú pusiste las condiciones antes de que ella perdiera el encuentro! —habló Dean dando un paso hacia adelante.

—¡Y ahora mi hija se prostituye por su culpa! ¡Debieron ayudarla! Pero prometí que me vengaría y lo haré...

—¿No me digas que tambien le hiciste creer a tu hija que estabas muerta? —preguntó Dean con los ojos abiertos.

—Se supone que la buscaría después, pero su estúpido padre perdió su rastro, me enteré de la muerte de papá y de que ella fue a pedirles ayuda y ustedes se la negaron, después de eso la contacté y se enojó tanto conmigo porque le oculté que estoy viva que me gritó que me odiaba ¡Mi propia hija me odiaba!

—Yo no soy culpable de tus desiciones ni de las suyas —dijo Dean molesto—. ?y Albert sabe que me tienes acá?

—Por supuesto que lo sé—dijo Abert apareciendo de entre las sombras dejándonos a Dean y a mi sorprendidos—. Pero estoy algo estresado...

—¿Por qué? —preguntó Dean al ver que varios hombres corren hacia él para amarrarlo a la silla en donde yo estaba antes.

—Porque no encuentro la manera de separarlos a ustedes dos —respondió rodando los ojos—. Es como una obsesión que se tienen el uno, una obsesión enfermiza que no les hace darse cuenta el daño que generan a terceros.

—¿A terceros te refieres a Mariana? —pregunté arrastrándome para estar junto a mi esposo.

—Déjenos solos —pidió mirándome fijamente con molestia.

Todos abandonan el lugar incluyendo a Marta, inmediatamente las puertas se cierran Albert comienza a hablar otra vez.

—Ustedes dos me desquician por completo —dijo el hombre tomando un sorbo de agua de la botella que trae en la mano.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Dean.

—Cuando entré a este cartel una de las cosas que aprendi es que las reglas son lo mas sagrado que hay, que las reglas nos han ayudado a mantener el cartel intacto por años y debe seguir así, pero ustedes dos son expertos en romperlas.

—Tengo entendido que fuiste el primer miembro del cartel en ser jefe sin ser heredero —dijo Dean con ese mismo tono de molestia.

—Si, y solo por eso fueron mas duros conmigo —dijo acercándose a nosotros arrojando la botella de agua al suelo—. Porque nunca me creyeron digno, incluyendo a tu abuelo, por eso le hice pagar todo el daño que me hizo.

—¡¿Tú?! —gritó Dean ahora completamente llevado por la ira—. ¡¿Cómo te atreviste?!

—No fue difícil, era un viejo —dijo mirando fijamente a Dean—. Y créeme, no sufrió a comparación de lo que yo sufrí.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora