capitulo 58

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—¿Qué te parece este? —le pregunté a Irina mientras sacó un modelo entallado de un perchero.

—Es lindo —dijo algo desinteresada—. Pero no quiero algo entallado.

—¿Entonces cómo lo prefieres? —pregunté devolviéndolo a su lugar.

—Algo suelto y sin brillos, recuerda que será de día —dijo revisando el perchero del otro lado del pasillo.

Estamos en una pequeña tienda de novias comprando su vestido de novia, estamos aprovechando que la señora Aura está de viaje comprando unas cosas para la boda para poder hacer si quiera una sola cosa las dos, solo somos nosotras dos y ya llevamos dos horas acá, mis pies están hinchados y estoy tan cansada pero no me voy a rendir ni Irina tampoco, tenemos que encontrar el vestido hoy o tendremos que volver con nuestra suegra y será mucho peor.

—¡Oye! ¡Está esta lindo! —dije mirando la foto de muestra de un vestido.

Ella se acerca muy emocionada y por fin, después de tanto tiempo acepta medirse uno, prácticamente me arrojo al sofá de tela, los pobres dedos de mis pies parecen pequeñas salchichas de lo inflamados que están y ni siquiera puedo distinguir donde está mi tobillo, una mujer muy amablemente me entrega un vaso plástico con agua y me mira con una sonrisa.

—¿Cuantos meses tiene ya? —me preguntó.

—Cinco meses —contesté después de beber agua.

—¡¿Cinco?! Está bastante grande ese bebé —dijo sorprendida.

—Es porque son dos —le doy un masaje un lado de mi barriga, al parecer a uno de mis bebés no le está gustando que yo esté tanto tiempo de pie.

—¡¿Dos?! ¡Que felicidad! ¿Y ya les tiene nombres? —preguntó sentándose a mi lado.

—Por ahora se llaman nene y nena, mi esposo y yo no decidimos los nombres aún.

—Me imagino que eso es lo mas difícil.

—¡No tiene idea!

—Yo llevo un tiempo intentando tener hijos —dijo con algo de tristeza—. Mi esposo y yo ahora estamos probando un nuevo tratamiento y con mucha fe esperamos que este si funcione.

—¿En serio? —pregunté algo sorprendida—. ¿Y desde cuándo lo están intentando?

Pero la mujer no pudo responder, Irina sale del vestidor, el vestido es de seda, suelto, un poco ajustado en el pecho y con un escote en forma de corazón, dos delgadas tiras sosteniendo las copas y una cola larga, ella me mira con una sonrisa y comienza a dar vueltas.

—¡Me encanta! —gritó casi llorando.

—¡No llores porque me harás llorar y sabes que estoy muy sensible! —dije colocándome de pie con mucho esfuerzo y acercándome a ella.

—Quiero este —admiró la espalda destapada del vestido a través del espejo del vestidor—. Me encanta este.

—Es perfecto, en serio —dije con algo de emoción.

—¿Se llevan ese entonces? —preguntó la mujer que estaba sentada conmigo.

—Si, me llevo este —dijo Irina echándose un ultimo vistazo.

Mientras ella está pagando yo tengo que ir al baño a vomitar, las nauseas no son tan seguidas como en el embarazo de Ethan pero siempre atacan en el momento menos indicado, sobretodo teniendo en cuenta que prácticamente me atragante de panqueques en el desayuno, cuando salgo del baño Irina ya tiene el vestido perfectamente empacado en una caja esperándome en la salida.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora