capitulo 53

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—¡¿Pero cómo diablos se te ocurre pensar si quiera en esa posibilidad?! —gritó el señor Adrian completamente molesto mientras camina por la sala de nuestra casa de un lado a otro.

—Papá yo... —Dean no se ve nervioso, a pesar de los gritos de su padre lucia tranquilo, como si no le preocupara en lo mas mínimo.

—¡Los Harris llevan décadas siendo jefes del cartel del norte! —volvió a gritar el hombre.

Por suerte Elizabeth está con Yane en el jardín del techo o estaría aterrada, nunca había visto al señor Adrian así de enojado.

—Lo sé papá —dijo Dean antes de tomar un sorbo de su copa de whisky.

—¡¿Pero qué?!

—¡Ya Adrian! ¡déjalo hablar! —gritó la señora Aura.

El señor Adrian retrocede y se arroja en el otro sofá junto a su esposa.

—Estoy harto de esta vida —dijo Dean colocándose de pie.

—Es la vida que te ha dado de comer, es la vida que te ha permitido vivir como lo haces y darte los gustos que te das —dijo el señor Adrian mas calmado.

—¿Pero a qué costo? —preguntó Dean mirándolo con el ceño fruncido—. ¿Ver a mi hija morir? ¿Perderme el nacimiento de mis hijos? ¿Provocarle abortos a mi esposa? ¿Ver explotar mi casa? ¿Dormir alejado de mi esposa por meses? Lo siento papá pero contigo eso nunca sucedió, es más lo que gastó arreglando nuestra casa de las explosiones y arreglar mi auto de las balas que en lo que gasto disfrutando de mi familia.

—Lo de Anastasia fue algo que se salió de nuestras manos —dijo la señora Aura—. Y lo de dormir alejado de tu esposa eso si lo sabias, tu mismo lo veías.

—Eso no significa que yo tenga que vivir lo mismo —dijo Dean sentándose a mi lado.

—¿Cuándo pretendías decirnos? —preguntó el señor Adrian aún molesto.

—Cuando todo el asunto con Marta quedara listo, cuando ya no hubieran enemigos a la vista.

—Esa es la cosa Dean, siempre habrán enemigos —dijo el señor Adrian mirando fijamente a su hijo—. Siempre habrá alguien que quiera matarte y siempre habrá alguien que quiera acabar con la familia.

—Ya no quiero pelear más, ya no quiero esto —dijo Dean agarrando el vaso de cristal para beber otro sorbo—. Estoy harto de esta vida.

—Eso no era lo que decías hace unos años.

—Porque antes no tenía razones para vivir —Dean lo mira y después me mira a mí.

—Emily es perfectamente capaz de ayudarte con tus enemigos y cuidarse el uno al otro aquí, en el cartel.

—¡Emily está embarazada! ¿Cómo se supone que lo hará? ¿Provocándole abortos y descuidando a nuestros hijos? ¡Me niego! —gritó mi esposo, no quiere que me involucren en esta conversación.

—¡Bien! Tienes razón, está embarazada —dijo la señora Aura tratando de calmarlo—. Pero es algo que tienes que pensar bien hijo, sabes que James no puede tomar ese lugar y tu padre y yo ya queremos jubilarnos.

—Entonces entreguen el puesto —dijo Dean colocándose de pie para servirse mas whisky—. Entréguenle el puesto a la familia de Mark y jubílense.

—¿Y tu hermano? ¿Cómo conseguirá dinero? —preguntó el señor Adrian.

—¡Si quiere dinero entonces que sea el jefe! —espeto Dean viéndolos.

—¡No va a aceptar! —gritó su padre.

—¡Entonces que trabaje! ¡Que invierta en la bolsa de valores o lo que sea! yo ya no quiero seguir con esta vida ¡Estoy cansado de todo esto!

-¿Y tú a que se supone que te dedicarás? —preguntó la señora Aura tratando de controlar a su esposo.

—Ese es mi asunto —le respondió Dean sentándose a mi lado de nuevo.

El señor Adrian y la señora Aura se miran, ella parece comprenderlo pero él se le nota lo enojado, por primera vez en doscientos años un Harris renuncia a ser jefe del cartel del norte, el máximo puesto al que cualquier narcotraficante o aprendiz desearía ocupar, pero Dean tiene razón y la señora Aura lo sabe, ella vivió conmigo la muerte de Anastasia, vio cuanto sufrí y también vivió con Irina la muerte de su bebé, vio como Irina pagó las consecuencias de un conflicto que ni siquiera tenía algo que ver con ella, pero el señor Adrian es igual de terco y tradicionalista que el abuelo, se niega a que sus hijos renuncien a algo que por herencia les pertenece.

—No quiero entregarle el puesto que tantos años a defendido nuestra familia a la familia de Mark solo porque quieres tener una vida normal —dijo el señor Adrian colocándose de pie—,¿Crees que puedes soportar lo aburrido de la vida normal? Eres un león, Dean, eres una persona que vive de la acción, de lo intrépido, no de vivir en los jodidos suburbios viendo tu vida pasar mientras tus hijos crecen —el hombre camina hasta mi esposo—. Y lo sabes.

—No papá, no lo sé porque nunca he vivido de otra manera.

-¿Y que pasa cuando intentas vivir sin peligros? ¡Esta te persigue!

-¡Ya no me perseguirá más ! —grito él agarrando con fuerza los hombros de su padre—. ¡Entiéndelo papá! ¡Estoy cansado! ¡Estoy fastidiado de esta vida!

—Eso dices ahora hijo y te entiendo, tu esposa está embarazada y vas a comenzar una nueva vida acá pero cuando sus hijos estén grandes y no tengan nada que hacer los fines de semana te darás cuenta de que cometiste un error.

—Cuando nuestros hijos crezcan tendré casi tu edad ¿En serio crees que a los casi sesenta años voy a desear seguir disparando?

El señor Adrian lo mira y por primera vez desde que llegó su gesto cambia, sabe que en el fondo Dean tiene razón, su estilo de vida no es vida, que era bueno antes, cuando no habían hijos, ni esposa ni responsabilidades, solo el propósito de mantenerse vivos día a día, pero cuando el momento de formar una familia llego las cosas cambian.

—Una cosa es James y yo y otra cosa es Elizabeth ¿Tú crees que me sentiré como un buen padre enseñándole a mi pequeña a disparar un arma? Ella no quiere esto papá y yo tampoco quiero esto para ella y se que si sigo acá esta vida será su futuro y el de Ethan y el del nuevo bebé...

—Te entiendo Dean... pero esto no es así de fácil como lo planteas —dijo el señor Adrian más calmado—. Solo piénsalo bien, piensa bien que vas a hacer y háblalo con James...

—bien —Dean soltó a su padre permitiéndole que se fueran.

Una vez cruzaron la puerta Dean se arroja al sofá, está muy borracho para mantenerse en pie.

—Tendrás que dormir en el sofá cariño —dije sentándome a su lado—. No puedo levantarte.

—No necesito que me levantes —Me dio un rápido beso—, necesito que me guíes —dijo con una estúpida sonrisa de borracho.

Lo agarro de la mano y le doy un suave tirón para que se levante, lo jalo hasta la habitación y veo como se arroja a la cama y se da la vuelta, según él solo borracho tomaría valor para decirle sus planes a su padre y al parecer funcionó, sinceramente pensé que esto sería peor.

—Mañana tenemos que hablar con James —dijo Dean mientras yo le quito los zapatos—. Aunque con él será más fácil.

—¿Y por qué? —pregunté mientras le quito los pantalones.

—Porque él ya sabe mi plan y el tambien quiere que nos retiremos —dijo antes de cerrar los ojos.

¿Lo sabe? ¿Está de acuerdo? Esa parte de la historia no la conocía pero ya mañana lo descubriré, por ahora debo darle de comer a Ethan y escuchar a Elizabeth tocar el piano un rato mientras Dean duerme como hace mucho tiempo no lo hace, completamente tranquilo.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora