capitulo 42

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abro los ojos con algo de pereza, no quiero abrirlos pero tengo que hacerlo, todo está oscuro y frío pero una manta cubre mis pies, levanto la mitad de cuerpo pero me siento tan pesada que caigo de nuevo, respiro profundo, siento mucho mareo y sed, intento mover mi pierna pero me duele demasiado para hacerlo, en el segundo intento logro quedar sentada y suspiro, miro a todos lados pero no reconozco el lugar, trato de sentarme en el borde de la cama pero suelto un quejido de dolor cuando muevo la pierna, retiro la manta que me cubre y veo que estoy en ropa interior y que mi muslo esta vendado, intento hacer memoria de lo que sucedio pero no recuerdo mucho, lo ultimo que recuerdo es a ese maldito traidor apretando mi cuello con fuerza, nada más, la luz se enciende de un momento a otro y veo a mi esposo entrando con un vaso de agua y un pequeño botiquin, me mira y tiene una sonrisa.

—Hola cariño —me saludó acercándose para darme un beso en la frente y entregarme el vaso de agua—, ¿Cómo te sientes? —preguntó sentándose a mi lado.

—Me duele todo —me quejé después de beber toda el agua del vaso—. ¿Qué sucedió? ¿Dónde estamos?

—En mi antigua casa, apenas enviaste la alarma yo me devolví a la casa —empezó a revisar mi herida, solo es una quemadura, al precer la bala solo rozo—. Cuando llegue la puerta de la entrada estaba abierta al igual que la del cuarto, cuando baje las escaleras el maldito de Jan te estaba ahorcando y Albert te estaba insultando.

—¿Los mataste?

—Era eso o nos mataban a los dos —dijo cubriendo mi herida.

—¿Ethan?

—Nuestro bebé y Yane están bien, están con mamá.

—¿Y tu padre ya sabe?

—Si, casi estalla de felicidad cuando supo que Albert está muerto.

—Cariño ¿Tú le haz mencionado a tu padre lo de renunciar? —pregunté agarrando su mano.

—No —habló rápidamente—. No sé aún como decirle.

—¿Crees que se molestará?

—Sé que se molestará, él ya muere por pensionarse y no sé si James aceptará ser el heredero.

—¿Por qué? ya está más sano y no tiene tantos enemigos.

—Pero es mucho trabajo.

—Cariño ¿Si tú puedes porque él no?

—No lo sé, mi padre no confía tanto en James, pero debo hablar con él en serio para que vaya pensando en un plan, ahora con la hija de Marta muerta y yo sin animos de seguir la unica opcion es James.

—¿Y si él no acepta?

—Lo tendrá que hacer, nadie me puede obligar a seguir en el negocio, no soy un maldito peón, creo que probablemente la que mas feliz va estar por esta decisión será mi mamá.

—¿Por qué? —pregunté acercándome a él para abrazarlo.

—Ella nunca quiso esto para nosotros, siempre quiso que... fuéramos más como John.

—No saquemos malos recuerdos ahora —apoye mi cabeza sobre su hombro—. Solo falta Marta.

—Si pero es la más escurridiza, no tengo idea de donde se puede estar escondiendo.

—Tal vez hay un lugar... —dije después de pensar un rato.

—¿De qué hablas? —preguntó mirándome.

—La cabaña de tu abuelo ¿Alguien ha vivido ahí después de que él falleció?

Dean parece pensarlo y despues me vuelve a mirar con los ojos abiertos.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora