capitulo 24

3.7K 306 12
                                    

—¡Detente maldita estúpida! —gritó Jack apareciendo en el cuarto y arrancándole el arma de la mano—, si le disparas a ella la bala la traspasará y lo matarás a él también —le advirtió guardando el arma en la parte de atrás de su pantalón.

—¡La estaba manoseando! —gritó ella acercándose a nosotros pero fue detenida por Jack—. ¡Estuvieron a punto de hacerlo aquí! ¡Tenemos que separarlos!

—Si y nos interrumpiste —dijo Dean en tono burlón.

Ella lo mira de mala manera y se nos acerca.

—Ojalá cuando estemos casados me toques de la misma manera —dijo colocando su mano sobre la cabeza de Dean.

—Créeme Mariana, si llegáramos a casarnos como lo exiges, nunca te tocaría como toco a Emily, ni siquiera un poco.

Ella lo golpea pero se nota que no tiene nada de fuerza ya que la cara de Dean ni siquiera se mueve.

—¿Es en serio? —se burló Dean mirando a Jack—. Mi hija de ocho años tiene mas fuerza que ella.

—¡Eso crees tú! ¡no quería hacerte daño! —espetó Mariana alejándose.

—Apuesto que mi esposa te noquearía con un golpe —dijo mi esposo con una sonrisa.

—¿Ah si? ¡Apostemos entonces! —gritó ella.

—¡Mariana ya basta! —gritó Jack—. No puedes pelear con ella.

—Claro que no —dije acomodándome sobre Dean para quedar frente a frente con ella—. Fui entrenada por años por mi esposo en muchas modalidades de pelea ¿En serio crees que me puedes ganar en una pelea cuerpo a cuerpo?

Mariana duda, me mira a mí, después a Dean y después a Jack.

—Esto no se quedara así —dijo caminando hacia la puerta.

Jack nos mira y después sonríe.

—Y pensar que pronto seré yo el que te toque así.

—¡Sobre mi cadáver! —gritó Dean después de escuchar esas palabras.

—Deberías relajarte, total no seria la primera vez que alguien la toca sin su permiso —empezó a caminar hacia la puerta—. Probablemente solo le traiga recuerdos...

Cuando la puerta se cierra yo me aferro con mas fuerza al cuerpo de Dean, cuando él se cansa de tenerme cargada me bajo y descanso un poco con mi cabeza sobre sus rodillas.

El lugar se está colocando bastante caluroso así que deduzco que es medio día, pronto vendrán a preguntar que decisión ha tomado Dean y para ser sincera tengo miedo de preguntarle, ni siquiera quiero tocar el tema, él esta tratando de dormir un poco ya que estar en esa silla es muy incomodo, yo solo lo miro, quiero guardar esa imagen en mi cabeza, su rostro aun sigue muy golpeado pero ya no sangra por ningún lado, aunque ahora hay algo diferente, Dean siempre sonreía cuando dormía, siempre tiene esa sonrisa picara en su rostro cuando esta profundamente dormido pero ahora, aun dormido se ve tenso y enojado, probablemente hasta en sus sueños tendrá pesadillas con esta situación.

Las puertas se abren haciendo que Dean se despierte de golpe y se coloque alerta, Albert y Marta aparecen pero no Mariana, ni Jack ni mi madre, se colocan frente a nosotros y en ese momento un juego de luces se enciende iluminando todo el lugar, es un cuarto de concreto cerrado con pequeños agujeros de aire en el suelo en donde a duras penas cabe una mano, no está pintada y tambien parece que no esta terminada.

—Buenas tardes —dijo Albert sonriendo—. ¿Cómo te sientes Dean? ¿Estás cómodo?

—No —contestó mi esposo rapidamente.

Enlazados hasta el finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora