Hi, I like you.

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You and Me and your friend Steve.

Aún se sentía nerviosa luego de que los minutos pasaron, pero decidió mantener la boca cerrada así no lamentar algo. Saber que se encontraba desnuda a sólo unos pies de ella, una cortina separándolas, no le calmaba y su corazón latía desesperadamente en su pecho.

Se queda mirando la ventana que ilumina débilmente el baño, revelando que la noche se acercaría en unas pocas horas. Admira con cuidado el bordado de las cortinas que la enmarca, sus delicados bordes dorados llamándole la atención y se detiene a pensar si eran obra de su madre o de su padre y su lado femenino.

El sonido del agua corriendo dentro de la ducha se le hace ya monótono, pero todavía le inducía ansiedad al recordar que ella estaba allí. Sabía que no iba a resistir mucho tiempo más, y se asustó ante la posibilidad de alguna locura saliendo de sus labios a causa del nerviosismo.

Cuando el momento había llegado no pudo detener sus labios abriéndose, listos para cortar la tensión que yacía en el lugar.

—¿Has tenido sexo con Steve?— suelta de repente, queriendo alzar la voz al darse cuenta de que quizás no la había escuchado gracias a su enorme baño y todo el espacio que había entre ellas.

—Ajá— responde fácilmente ella, calmando sus pensamientos de no haber sido escuchada.

—¿Te gusta?— pregunta esta vez con detenimiento, no sabiendo si aquella conversación debería tenerse el el baño. O si debería tenerse en absoluto.

—Bueno, no duele, y le gusta preguntarme antes de tocarme. También me he venido, así que creo que va con la definición de gustar, ¿cierto?

Pestañea con rapidez cuando se la imagina en sus brazos, sus labios ligeramente abiertos en placer y sus ojos cerrados con fuerza. No quería imaginar eso otra vez en su vida.

—Supongo...— tiene la necesidad de decir.

—Además,— continúa explicando— no creo que importe mucho. Tengo dieciocho, no es como si fuera una experta en lo que me gusta y lo que no.

—Tienes razón.

Sus ojos se deslizan otra vez a la ventana, la luz haciéndose cada vez más lejana. Cuando el baño huele a rosas sabe que está usando el acondicionador para terminar de arreglarse el cabello. No se lo había dicho, pero, y teniendo todos esos perfumes caros, aquella fragancia a rosas en su rojo cabello era lo que más le gustaba. Quizás llegaría a decir un día que era su olor favorito, sólo porque ella lo usaba.

—¿Has tenido sexo con alguien más?— siente un nudo en el estómago cuando se da cuenta de que sólo estaba haciendo preguntas de carácter sexual, y aunque no fuese su intención, aún estaba muy curiosa por saber las respuestas.

—Sí, con quien perdí mi virginidad— le dice de inmediato, hallando comodidad en su pequeña conversación—. Creo que tenía quince, y estaba enojada por alguna estupidez. Así que salí de la casa sin decirle a papá, y cuando llegué en la noche ya no era virgen— anuncia con normalidad, como si eso fuese lo que hacía todos los martes—. Sólo con él y con Steve.

Ella asiente aunque sabe que no la puede ver y ahora su mirada se fija en el lavamanos y todos sus productor arreglados estratégicamente en el mármol blanco.

—¿Has estado con una chica antes?— cuestiona intencionalmente en voz baja, esperando que esta vez no le haya escuchado.

Pero la suerte nunca estuvo de su lado.

—No— le escucha decir cuando se deshacía de un nudo—. Si hablas de sexo no, pero sí he besado a una chica antes.

Sus ojos se disparan al frente, abiertos en sorpresa. Su corazón late con rapidez otra vez.

-One Shots 'Romanogers'+-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora