Steve PoVMe removí un poco en la cama: eran las 2:15 de la madrugada, y no podía dormir.
Supongo que se me hace más interesante pensar en la pelirroja que robaba mi aliento.
"¿Sabes? No pido nada más, que estar entre tus brazos"
Me acomodé mejor, poniendo las manos detrás de mi cabeza, y me embarqué en los lugares más recónditos de mi memoria, donde permanecía ella.
"Porque te extraño desde aquel Noviembre, cuando soñamos juntos el querernos siempre..."
Hacía tres años que no la veía, y aún podía recordar cada detalle de ella.
Desde el lugar exacto de cada lunar que tiene, hasta su risa contagiosa, cuando le hacía cosquillas.
Como se quejaba de dolores derivados de algún entrenamiento excesivo en el gimnasio, y sus pensamientos sobre la política, y cuanto odiaba a el dichoso Donald Trump.
Reí desprevenidamente.
Estaba de más decir que amaba pensar en ella.
En sus ojos verdes como los árboles, y su cabello rojo como el fuego.
En lo difícil que se mi hizo llegar a ser algo más.
Sí, Rusia es endemoniadamente fría pero, tengo el lujo de decir, que saqué una chispa de calor de todo ese hielo exterior.
Y, para mi consuelo, esto se convirtió en amor.
Aún recordaba cuando la vi por primera vez; sus ojos profundos impactaron de lleno contra mi, dejándome indefenso. Y no exagero.
"...te metiste en mi ser"
El saber que se me haría difícil talar en su corazón un lugar para mí, me dio más razones y fuerzas para intentarlo.
Fue el mejor dolor de todos.
Pero, al ver todo lo que he logrado, sólo me enorgullezco más.
Ahora tengo la facilidad de verla cuando quiera; quedar atrapado entre esos universos que tiene como orbes, ver cómo su cabello danza al compás de sus pasos al caminar, cómo su acento se remarca de vez en cuando, y se reprocha por esto.
"Tan perfecta..."
Tengo la dicha de tenerla a mi lado.
"Mi vida, te observaría hasta que no haya vista..."
Recuerdo como ese invierno pasado, me pedía que la abrazara en la noche, ya que sentía que el frío le carcomía los huesos.
Maldecía en distintos idioma por esto, hasta que rodeaba mis brazos en su cuerpo, y la acercaba más a mi, sintiendo como su respiración iba junto con sus latidos.
"No puedo evitar si hace frío, pero sé que puedo servirte te abrigo"
Sigo aún pensando en él porqué la dejé ir, si ya no soporto un minuto más separado de la rusa que se robó mi corazón.