OmniscientePor alguna razón, después que acababa el verano -justo comenzando octubre-, las personas tenían la mala costumbre de estar emocionados por la Navidad.
Aunque faltaran tres meses para ese día en específico, la gente se ponía loca con la fecha.
Incluso se saltaban las fechas en medio: el infame Halloween, el delicioso día de Acción de Gracias, ¡incluso el desastroso Black Friday!
Pero, para seguir con esta tradición tan tonta, la pelirroja Natasha se acercó a Steve.
Lo abrazó por la espalda, aprovechando de que estaba revisando unos papeles en su escritorio.
No vio cuando sonrió, pero de alguna manera lo sintió.
Tomó sus manos entre las suyas y la volteó, poniéndola frente a él.
— Hola— le dijo, besando sus pálidas y delicadas manos.
Ella le sonrió.
— ¿Sabes? La Navidad está llegado— informó, mirándolo a los ojos.
La sonrisa del castaño aumentó más.
Pero, la pregunta aquí es: ¿Por qué Natasha Romanoff debería seguir las tradiciones? ¡Era un alma libre!
La cuestión es que quería planear algo muy bien elaborado para Steve, que la había soportado por esos dos años.
Apenas era Octubre, así que tenía tiempo suficiente y no tenía excusa para no hacer nada.
Se recordaba cuando le había dicho a Steve, cuando todo eso de su relación había comenzado, que nada de compromiso; nada de anillo en el dedo ni "Cásate conmigo". Sería como atarla.
Así que se sentía comprometida a hacerle algo muy especial.— Y...— quiso que continuara.
— ¿Qué vas a querer de regalo?— preguntó indecentemente.
— Um...— hizo su clásica mueca de la boca a un lado, pensando.
— Dime, por favor— rogó—. Quiero esmerarme.
Escuchó la suave risa del americano.
Este la abrazó, obviando lo que su novia le había pedido.
Ella, confundida, enredó sus brazos en su espalda.
— Quiero un hijo— le susurró él tan bajo, que pensó había sido una alucinación.
Sus ojos se abrieron y sus mejillas se tornaron rosadas.
Steve no dejó de abrazarla por esos tres minutos que permanecieron en silencio.
¿Qué se suponía que tenía que decir? No se sentía con esa devoción de querer ser madre por ahora.
Pero en cambio, cuando veía a Steve, en sus ojos solo se reflejaba eso. En todo el amor que él daría y que Natasha no tenía.
Supuso que no nació para ser madre.
Pero lo que menos quería era defraudar a el castaño.
Se acercó más a él, directamente a su oído.
— Bueno pues, primero hay que hacerlo— le comentó mordiéndose el labio.
Él rió un poco.
Sus ojos chocaron una vez más, pero esta vez él tomó su mandíbula con delicadeza y la atrajo a sus labios, donde comenzó a besarla despacio.
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-One Shots 'Romanogers'+-
FanfictionHistorias cortas Romanogers y otros ships de Marvel.