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Algo me empieza a molestar entre mis sueños, haciéndome renegar por un momento. A medida que me voy despertado el sonido se hace cada vez más claro, que resuena con más fuerza a mí alrededor.

Con pesar abro mis ojos y estiro mi brazo para alcanzar mi celular en la mesita de noche.

Al aplastar el botón de encendido, casi pierdo la vista por el brillo que emitía el celular.

— Diablos. — Susurro y pongo el celular boca abajo por unos segundos mientras me sobo los ojos, este no deja de vibrar en mi mano ni tampoco de emitir el chillón sonido.

Vuelvo a levantar el celular hacia mi cara, entre cierro mis ojos y leo con dificultad el nombre que indica en la pantalla y ruedo los ojos al verlo.

"Jihyo (suegra)"

Dudo mucho si contestar o no, pero veo las notificaciones en la barra y ya lleva cinco llamadas seguidas.

Tomando una profunda respiración abro mi boca y contesto.

— Hola Jihyo.

— ¡Yoongi! Oh Dios, estaba tan preocupada por ustedes. — Habla tan rápido que parece que estuviera rapeando. — ¿Están bien? ¿Están avanzando el trabajo? Jimin está contigo, ¿verdad?

Tantas preguntas en un segundo me atolondran, chasqueo la lengua y trato de responder a sus preguntas quitando mi voz de soñoliento.

— Todo está bien Jihyo, estamos buscando información sobre el tema y estamos organizándonos, ya sabes tenemos que llevar una vida organizada. — Arrugo la nariz y vuelvo a rodar los ojos con aburrimiento.

La escucho suspirar a través del teléfono, hasta podría jurar que está tocándose el pecho como si lo que le dijera fuera un alivio.

— Yoongi, me alegra que Jimin aprenda tus hábitos, pero a lo que llamaba. — Corta un momento su diálogo y prosigue. — Dios, sé que Jimin puede ser pesado casi todo el tiempo, pero... Me quedaré en el trabajo hasta un poco tarde y no quiero que Jimin se quede solo y... Cómo son amigos. ¿Podrías acompañarlo?

«Soy más que un amigo para tu hijo, Jihyo»

 Claro Jihyo, no hay problema.

Paso mis ojos por toda la fina figura que tengo a mi costado, se ve tan frágil, tranquilo y tierno, sobre todo.

Una sonrisa socarrona sale de mis labios.

«Nadie podía verla ¿Por qué tendría que ocultarla?»

— Muchas gracias por comprender Yoongi, te lo compensaré cuando vayas a la casa.

— No se preocupe, más bien. ¿Quiere hablar con Jimin? — Me golpeo mentalmente la frente al hacer semejante pregunta, obviamente que Jimin no podía hablar porque estaba durmiendo.

— Oh no no, contigo se me es suficiente, pero los veo luego, besos para ambos.

Vuelvo a tomar el celular para ponerlo adelante mío y cortar la llamada sin decir más.

«A veces me sorprende como su propia madre prefiere a un extraño que, a su hijo, y así es religiosa»

Dejo el celular en la mesita de noche y prendo la linterna que tengo a mi costado, la luz amarilla hace un bonito contraste con lo oscuro que se ve la habitación.

Me remuevo un poco sobre la cama buscando mi comodidad, pero una pierna a mi cintura me lo impide.

Niego con mi cabeza y lo quedo bobo viéndolo.

Parece un ángel caído del cielo, ¿Ya había dicho que se ve tierno? No, tierno es poco, se ve muy tierno. ¿Cómo es que lo hace?

Con cierta duda paso mis dedos sobre su mejilla, tan suave y lisa, junto mis labios para evitar reír ante lo que ven mis ojos; sus gordos labios tienen en su borde un rastro de saliva a causa de que dormía con la boca entreabierta.

Silence • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora