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Y en las zonas bajas de la ciudad...

La luz solar ingresaba a la amplia habitación, mientras un cuerpo permanecía inerte sobre la cama. Después de haber tenido una incontrolable noche de pasión, el cansancio era algo que no podía faltar.

Los ojos de Jaemin se empezaron a abrir con lentitud, mientras se movía levemente intentando recordar qué había sucedido con exactitud la noche anterior. Sin embargo, una enorme media luna se dibujó en sus labios al recordar la sonrisa de Jaeno, su Jaeno.

El chico con el que había fantaseado encontrarse ahora estaba de vuelta en sus brazos. No se había olvidado de su persona, todo lo contrario, lo había mantenido guardado en lo más profundo de su ser desde aquélla vez en dónde se habían separado, por culpa del ataque del monstruo durante el fatídico día.

Repentinamente, un llamado proveniente de la lejanía lo sacó de sus pensamientos y lo hizo volver a su realidad. Supuso que se trataba de Jaeno, ya que éste último no se hallaba a su lado.

Pero pese a eso, Jaemin era demasiado perezoso y no se quería levantar. Así que esperaría a que el mayor viniera, y lo despertara por cuenta propia. Pasaron aproximadamente 10 minutos, hasta que lo esperado por el menor de la pareja sucedió.

--Jaemin, te estoy llamando desde hace tiempo para que bajes a desayunar-- se quejó el recién llegado, al ver que el susodicho aún se encontraba sobre la cama.

Éste último, volvió a insistir más no recibió respuesta alguna así que optó por tomar medidas drásticas. Rápidamente buscó una cubeta y la llenó con agua.

Sabía que empaparía su cama y que Jaemin se enojaría con él por tirarle litros de agua encima, sabiendo que esas cosas lo debilitaban pero tenía que hacerlo o tener que esperar 30 minutos o quizás más tiempo, hasta que al menor le diera la gana de levantarse.

Cuándo el chico llegó a la habitación dispuesto a despertar al menor, se llevó la sorpresa de que éste no se encontraba sobre la cama.

--¿Qué pretendías hacer Lee Jaeno? ¿En serio pretendías tirarme eso? ¡Eres muy malo!-- cuestionó una voz detrás suyo, la cuál reconoció en cuestión de segundos.

--Sí claro, lo que tú digas dormilón-- dijo para luego dejar la cubeta a un lado, y finalmente encaminarse hacía dónde se hallaba su pareja para así poder abrazarlo.

--Mi amor ¿Me podrías explicar por qué cada día estás más guapo y hermoso?-- interrogó el menor, mientras hacía un pequeño puchero.

--Porque tengo a mi hermoso ave fénix a mi lado que me derrite todos los días-- alagó Jeno, para luego besar el puchero de su pareja.

--Ay eres tan lindo hielito-- contestó Jaemin, para finalmente aferrarse al cuerpo del mayor.

--¿Qué te parece si vamos a desayunar? Cociné para darte una sorpresa y no quiero que la comida se enfríe-- sugirió el peliblanco; calmado.

--Está bien amor, pero en todo caso estoy aquí para calentarla al igual que a ti cariño-- accedió y exclamó el contrario, causando un leve sonrojo en las mejillas de Jaeno.

Por consiguientemente, ambos individuos se dirigieron a la cocina en dónde un delicioso banquete para dos los esperaba pacientemente sobre la mesa. Al principio, Jaemin se sorprendió enormemente cuándo vió todos los platillos bien elaborados y los cuáles supuso, portaban un buen sabor, percatandose de esta manera de las increíbles habilidades culinarias de su pareja.

Sin embargo, la enorme impresión del chico de fuego se esfumó rápidamente al ver paquetes de comida, los cuáles a su vez se encontraban mal depositados en el cesto de la basura.

SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora