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"Cuando la oscuridad se haya apoderado de los cielos y los vientos predigan la llegada del armagedón, solamente el unigénito del sol podrá salvar a la humanidad de su perdición."

Un olor rancio y estupefacto similar al de una cueva húmeda o algo por el estilo invadió las fosas nasales de Donghyuck, quien empezaba abrir los ojos lentamente después de lo que había ocurrido. ¿Aún estaba vivo? ¿Cómo, si él había caído en el fondo del mar? Acaso alguien... ¿Lo rescató? ¿Pero quién, cómo y cuando?

Aquel diluvio de interrogantes recayeron en la mente del moreno como un balde de agua fría en una mañana de invierno. Cuando se sintió lo suficientemente cómodo y seguro para poder moverse el muchacho se levantó, descubriendo de esta forma que se hallaba acostado sobre una cama dentro de una amplia habitación un poco irregular.

Éste no era como un dormitorio convencional o como la de su hogar. Todo lo contrario, ése sitio tenía una forma irregular e incluso parecía improvisado, debido a la escasez de muebles y el suelo que simplemente estaba hecho de tierra.

Extrañamente hacía un intenso frío pese a que su cuerpo estaba revestido con un largo pantalón de lana, además de su camisa manga larga. Parecía que la persona que lo había rescatado, se tomó la molestia de tenerlo cómodo y sobre todo en un buen estado.

De forma inopinada recordó la luz que vio en la superficie seguidamente de un sonido, similar a la de un silbido proveniente de la parte externa del cuarto. La curiosidad apareció instantáneamente, por lo que sin dudar por ningún instante Haechan se encaminó hacía la dirección de la cual provenía el sonido.

Durante unos cinco minutos, Donghyuck avanzó sin parar mientras intentaba descifrar el lugar en dónde estaba parado. Tenía razón cuando decía que el lugar parecía una cueva, ya que las paredes estaban un poco sucias, sin mencionar la escasez de obejtos.

Finalmente llegó a su destino, el cuál a su vez parecía ser la sala de estar del sitio. Había una chimenea improvisada, una pequeña mesa, una vieja tele y dos sofás los cuales también se denotaban obsoletos y antiguos precisamente por las telas que los cubrían. Cabe resaltar que uno de aquellos sofás estaba siendo ocupado por alguien, cuyo rostro era desconocido por él ya que le estaba dando la espalda.

Donghyuck tragó en seco, y con la poca valentía que poseía se atrevió a preguntar ciertas cosas de suma importancia según él.

—¿Quién eres?

—¿Acaso la caída al océano te borró la memoria? Parece que las cosas serán un poco más difíciles. Bueno no te culpo, después de todo, llevas diez años acostado en esa cama desde que te salvé.

—Espera un minuto...¿¡10 años!? ¿Có-Cómo el tiempo pasó tan rápido!? Además ¿¡Quién mierdas eres tú!?

El extraño se puso de pie y por consiguiente se dio la vuelta, revelando de esta forma su identidad al de tez bronceada, quien simplemente quedó notablemente impresionado.

—Jung-Jungwoo ¿Pe-Pero cómo me encontraste aquel día?

—Había tomado la decisión de esconderme y desaparecer un tiempo con el propósito de que Taeyong no me encontrara, pero decidí mejor seguirlos durante todo el trayecto, ya que desde mi perspectiva esa fue la decisión más estúpida que pudieron tomar. Taeyong puede controlarlos y quitarle sus poderes sin necesidad de contacto físico ¿No analizaron ése detalle?

SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora