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Mientras tanto, unas cuantas horas después en las costas de Metrópolis...

El viento y el sonido de las olas, eran dos componentes perfectos para que el ambiente fuera uno bonancible y sereno, en donde la concentración podía salir a flote sin ningún problema.

Haechan sentía como las aguas del mar bañaban sus pies, además de la calidez que le proporcionaban las arenas de la enorme playa. Tomó una bocanada de aire y con sus ojos cerrados se preparó para continuar su arduo entrenamiento.

Sostuvo el arco en su mano con fuerza y cuando el momento llegó se preparó para disparar a las rocas que harían la función de dianas, los cuales Jungwoo había marcado previamente. El recuerdo de sus progenitores invadió una vez más sus pensamientos, y en ellos sacaría las fuerzas para rescatar a su amado.

De forma inopinada abrió sus ojos y por consiguiente con suma agilidad se dio media vuelta, y disparó con su arco de oro hacía los distintos objetivos. Jungwoo se sorprendió enormemente al ver lo habilidoso que había vuelto Donghyuck en muy poco tiempo.

Ni siquiera le daba tiempo para razonar lo que sucedia, a causa de la velocidad con la que el de tez morena avanzaba. Cada movimiento lo dejaba más sorprendido. Solo fue cuestión de tiempo para que entre volteretas, saltos, flechas de luz solar amarillentas y cortos vuelos Haechan consiguiera acabar con todas las pruebas impuestas por su persona.

El de tez morena finalizó con una caída perfecta, mientras los jadeos a causa del cansancio se hacían presentes y con mucha razón.

—Estoy orgulloso de ti. Sabía que traerte a éste lugar tendría excelentes efectos positivos para tu entrenamiento.

—¿Cómo lo hice? ¿Voy bien? ¿Debo mejorar en algo?

—¿Estás bromeando? ¡Lo haces de maravilla!. Eres igual de listo que tu madre y lo harás excelente.

—Gra-Gracias...— agradeció el moreno de ojos dorados y cabellera rizada, con un leve sonrojo invadiendo sus mejillas.

—Aún tienes muchas cosas que practicar y aprender pero todo a su tiempo. Te enseñaré a usar la espada y las otras armas que puedes invocar— añadió Kim, para luego encaminarse hacía unas cuantas rocas en donde su espada reposaba.

Luego de tomarla el joven de cabellera negra volvió hacía donde estaba el menor, quien una vez más mantenía su vista perdida sobre el ancho y vasto océano que se perdía a lo lejos. A Donghyuck le gustaría tanto en ése preciso momento, abrir sus alas y volar por el cielo alto hasta la base de Jackal para salvar a su héroe, el cual lo salvó en incontables ocasiones.

—¿Estás bien Haechan? Te noto un poco distraído. Si quieres podemos parar un momento y descansar.

—No. Ahora más que nunca debo prepararme y entrenar lo más que se pueda. Fullsun salvará a todos tal y como su madre lo hizo en el pasado.

—Oírte hablar de esa forma me llena ventura. Ven, vamos a entrenar.

Sin pensarlo dos veces, Jungwoo corrió hacía su ahora contrincante empuñando su espada en manos. Haechan no vaciló y ahora con un poco más de control sobre sus poderes, convirtió su fiel arco en una espada de oro.

Con ésta se defendió del contrario y con fuerza pero éste lo empujó, ocasionando que el menor retrocediera.

—¡Defiendete y mantente alerta!

Donghyuck asintió y con un fuego voraz brotando de sus ojos arremetió contra el pelinegro con audacia y habilidad, llevándose durante varios instantes la ventaja en la pelea. Desde la lejanía se podían ver a ambos chicos luchar, siendo los golpes que se proporcionaban además de los sonidos provenientes de las tizonas las únicas que evidenciaban aquel glorioso acto.

SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora