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La oscuridad cubría el frío cielo, dándole al escenario un toque más tétrico y lúgubre de lo común. Repentinamente un portal apareció de la nada, en donde un enfurecido superhéroe salió con los ojos envueltos de fuego mientras mantenía su vista fija sobre la entrada de su hogar, cuya puerta a su vez permanecía entre abierta  y que lo invitaba a entrar.

No planeaba colocarse su mascara, ya que simplemente no era necesario y porque no le daba la gana hacerlo. Quería encarar al desgraciado de Jung, el cual había tenido el temple de raptar a la mujer que le había dado la oportunidad de tener padres. Solo con pensar en ese repugnante ser, el cual prefirió apuñalar a sus familiares por la espalda que amarlos por el gran gesto de amor que habían cometido para con su persona en el pasado.

El mutado ingresó con pasos firmes, encontrándose con el vestíbulo y la sala de estar de la casa completamente destruidos. Los cuadros y fotos familiares, permanecían en el suelo aquellos que a su vez mostraban los semblantes felices de cada uno de los miembros, que cohabitaban en aquella casa en donde habían sucedido tantas cosas. Sin previo aviso un sonido proveniente de la parte trasera de la casa específicamente en el jardín, provocaron que los sentidos del chico se activaran y que con una velocidad increíble el chico llegara hacia el ya mencionado lugar.

Su corazón se encogió al contemplar una imagen que sin duda alguna, lo marcaría para toda su vida: su afligida madre atada con sogas las cuales herían su lechosa piel, mientras que un sonriente y descarado Yoonoh sonreía como si aquella imagen fuera la mejor cosa del mundo. Definitivamente, nunca le perdonaría a su hermano lo que estaba haciendo sin ninguna clase de pudor o misericordia.

―¡Bienvenido hermanito, te estuve esperando ansiosamente! Demoraste un poco en llegar pero no pasa nada, lo importante es que ya estas aquí― saludó el villano con una pequeña sonrisa, mientras observaba de reojo a la mujer que había sido su cuidadora por gran parte de su vida.

―Te estoy repudiando como no tienes idea. Creí que eras mi hermano pero no eres más que una cucaracha insípida que necesita atención... Pobre, me causas pena― insultó el menor, para luego chasquear sus dedos provocando que un mar de clones aparecieran listos y preparados para luchar.

―¡Por Dios! Mejor relájate hermanito, recuerda que nuestra madre podría salir herida y seguramente no queremos que eso suceda o ¿Me equivoco?― pausó el villano por unos cuantos segundos ―Pese a todo lo que va a pasar y a nuestras evidentes diferencias, quiero agradeceros a ambos por ser mi única familia y por aguantarme por todo este tiempo. Pero yo decidí este camino, cuyo final sera muy glorioso para mi... Quizás no tan bien para ustedes, sin embargo, simplemente no me interesa―.

―¿Cómo puedes ser tan ingenuo e impávido? Vas a morir con esa gentuza con la que trabajas, no saben en el lió en el que se están metiendo. Hay una bestia entre vosotros, que no se detendrá hasta acabar con las vidas de cada uno― replicó el menor de ambos hermanos; preocupado y a la vez enojado.

―Mejor cállate maldito bastardo... Tu vendrás conmigo y quiero que admires la magnitud de nuestro poder. ¡EL PODER DE LA ORGANIZACIÓN ALPHA!― gritó y contradijo el chico a los cuatro vientos, causando que dos robots de altura considerable, aparecieran de la nada cada uno con enormes espadas en sus manos ―¡Atrapenlo!―.

Rápidamente los clones de Mark corrieron hacia su amo y lo protegieron mientras que la gran mayoría se dirigieron hacia el par de colosos metálicos, quienes también no dudaron en atacar y herir a las copias que amenazaban con destruirlos. Mientras aquello ocurría, el tecnopata tenía una audaz lucha cuerpo a cuerpo con cada clon hasta llegar a el héroe, quien no parecía tener ganas de perdonar las acciones de su hermano adoptivo.

Ambos se daban puños certeros, mientras que la madre quien estaba fuera de toda la disputa, era testigo del aguerrido altercado que tenían sus dos hijos. En el fondo se sentía mal por tener que ver aquello, pero también se sentía un poco enojada por lo que Yoonoh hacia sin tener ninguna clase de conmiseración por ella, quien se había tomado la molestia de criarlo como si fuera su hijo de sangre. Al cabo de unos minutos, los robots se vieron totalmente destruidos por los innumerables clones de Mark.

SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora