SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌

⚡𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑⚡

El unigénito del sol descendió delicadamente de los cielos como un auténtico ángel, solo para contemplar en silencio los destrozos que el bárbaro y su séquito de monstruos, mutados y psicópatas armados habían provocado.

Calles destruidas, edificios colapsados, autos aplastados e innumerables cadáveres que eran difíciles de cuantificar por causa de la inmensurable cantidad que habían. Sangre inocente ya había sido derramada, cubriendo los suelos de un fuerte carmesí y un olor estupefacto a muerte.

Los cuervos sobrevolaban las occisas y consumían en ocasiones de su carne al igual que aves carroñeras, que no les molestaba pasar por allí para degustar un poco del gran banquete que se había servido. Haechan admiró con horror el escenario y por causa de ésto, una irracional furia se apoderó de sus sentidos.

Con pasos firmes avanzó por las devastadas avenidas de la antigua esplendorosa ciudad, solo con una meta en mente: llegar al castillo de cristal de Taeyong y ponerle fin a su reinado de terror de una vez por todas. Todo el miedo que había sentido en un principio, desapareció sin dejar ningún vestigio de su presencia. En su lugar, un espíritu valiente y fogoso se acumuló en su pecho mientras portaba con orgullo la armadura que alguna vez utilizó su dulce madre, que en paz descansaba en su lecho de muerte.

Tan sereno pero espeluznante era. No obstante, la paz que se había consumado entre los escombros de aquellos caminos que se hicieron eternos para Donghyuck, empezaron a esfumarse con cada paso que daba el moreno. Dichos pasos se detuvieron en seco cuando llegó a otra vía, en donde el sosiego había desaparecido completamente.

Con sus poderes, Donghyuck sostuvo su arco con fuerza y apuntó hacía una de las bestias que mantenía cautivas en sus grandes e imponentes garras manchadas de sangre secas a una pobre víctima inocente quien con suerte aún permanecía con vida, aunque no por mucho tiempo. Una flecha de luz salió disparada del arma y se clavó en la espalda de la criatura, hasta que ésta cayó al suelo y se desvaneció como polvo, pudiendo liberar de ésta forma al pobre hombre que no dudó en huir.

Sin embargo, dicha acción cometida por el moreno ocasionó la atención de los otros monstruos quienes al verle no dudaron en correr hacia él para matarle.

Haechan se posicionó para luchar. Lo que correría después de ése instante sería sangre, y seguramente habrían muchos muertos más de ambos bandos.

—Deseame suerte... Mamá— susurró el moreno, para luego convertir su arco en dos fieles espadas de oro con las cuales se dispuso a atacar a los temibles enemigos.

Usó entonces sus alas para impulsarse por los aires, cayendo sobre varios de los monstruos los que para su ventaja cayeron al suelo. Gracias a aquel mérito aprovechó para matar a las bestias que aún seguían en pie, cortando sus extremidades y cortando sus cuerpos hasta reducirlos a inservibles trozos de carne cuyos líquidos que aparentemente eran sangre manchaban distintas zonas de su cuerpo, incluyendo su arma.

Llevó luego su vista hacía las otras bestias en el suelo, quienes ágilmente se pusieron de pie, pero al hacerlo recibieron cada uno un flechazo que los destruyó inmediatamente. No obstante, cuando creyó estar a salvo momentáneamente de esos monstruos sintió como uno de ellos sorpresivamente lo empujó fuertemente por detrás, haciéndolo volar unos cuántos metros y caer al suelo.

Haechan quedó levemente aturdido por la caída, dándole tiempo al abominable ser para atacarlo. No obstante, y para su buena suerte un disparo proveniente de uno de los escombros acabó con la bestia y le salvó la vida.

—¿Pero qué mierda?...— musitó el moreno, mientras se ponía de pie. De forma inopinada una sonrisa apareció en su rostro al ver a Kyungsoo con un rifle en manos, acompañado de Jongin quien aún tenía aquella valija en sus manos y su especial contenido en su interior.