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Mientras tanto cerca del cementerio de la ciudad...

La lluvia que había cesado hace ya un rato volvió a realizar acto de presencia. Ya casi era de noche y Jungwoo estaba muy consciente de eso y lo único que tenía en manos, era un paraguas blanco además de un enorme ramo de flores.

Debía realizar una importante visita, y esta vez sería en el campo santo. Sí, quizás las personas lo llamarían loco por cometer dicha acción, sin embargo a él le valían las opiniones del resto de los individuos con los que cohabitaba diariamente.

El ambiente desprendía serenidad y paz, cómo debía ser en un sitio en dónde permanecían los restos de cientos de personas, los cuáles por causas variadas habían perdido la vida. Él estaba allí en la entrada de dicho sitio, con la mirada puesta sobre el muro de marmol el cuál a su vez, tenía grabado en su superficie el nombre de dicho sitio.

--"Cementerio Público de Metrópolis"-- susurró el pelinegro para luego soltar un suspiro pesado, e ingresar finalmente al campo santo.

El chico caminaba con lentitud en las pequeñas veredas, mientras que a su alrededor se hallaban cientos de tumbas con los nombres grabados de las llamadas víctimas de la muerte.

Cada una de esas tumbas representaba a la vida pasada de alguna persona, las cuáles a su vez ya habían sido consumidas por el tiempo. No por nada se dice, que el peor villano de todos es el tiempo.

Pero éste dicho se contradecía gracias a la existencia de Jungwoo, quién era un alma dulce y pura que utilizaba el tiempo para, beneficiar a los demás y en ciertos casos salvar la vida de algunos sin mencionar las ocasiones, en las cuáles él le había concedido oportunidades a las personas. Aunque éste caso, en realidad sucedía muy poco.

El susodicho, se detuvo en seco al ver un par de lechos de muerte los cuáles a su vez, serían imposible no reconocer para su persona.

Sonrió con nostalgia. Su corazón palpitó con fuerza al ver a sus padres, cuyos cadáveres reposaban en lo más profundo de esos oscuros sitios en los que habían caído.

--Hola mamá, hola papá. ¿Me extrañaron?-- interrogó Kim sin dejar de observar con desgano durante ningún segundo ambas lápidas. Finalmente el chico prosiguió --Parece que ha pasado mucho desde la última vez en que los visité. Perdónenme por eso, he estado muy ocupado con ciertos asuntos que son de suma importancia... De hecho muchas vidas dependen de lo que estoy haciéndo-- susurró el chico, para luego acercarse y tomar las flores viejas y secas que allí habían desde su última visita al cementerio.

--Un monstruo muy malo va a volver. ¿Recuerdan la historia del chico que perdió el control de sus cabales en aquella guardería y destrozó todo a su paso? Bueno, él no está bien y pronto va a recaer por culpa de ese ominoso ser-- explicó Jungwoo cómo si alguien lo estuviera escuchando con atención, mientras dejaba algunas flores frescas y vírgenes en su lugar --¿Saben? Es muy fuerte, mucho más que yo y lo que más me duele es que no voy a poder luchar contra él... De lo contrario, me quitará mis poderes y el tiempo estará bajo su control total. Es por esa razón que siempre me mantengo oculto. ¡Pero no se preocupen! El destino dicta la llegada de un héroe lo suficientemente fuerte como para hacerle frente, todo saldrá bien pueden estar tranquilos-- aseguró Jungwoo; sonriente.

--¿Me podrías explicar qué te hace pensar eso?-- interrogó una voz detrás suyo, la cuál a su vez reconoció enseguida.

El encapuchado blanco dejó su paraguas a un lado y se dió la vuelta lentamente, sin soltar en ningún segundo su sombrilla. No creía ver la cara de ése descarado, o mejor dicho, quizás no tan pronto.

--Kim Jaejoong. No es una sorpresa muy agradable que digamos-- se expresó Kim notablemente molesto. Alrededor de éste, aparecieron los miembros del equipo WayV y a la siniestra del recién llegado, se hizo presente Renjun quién tenía su cerebro completamente lavado.

SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora