Prólogo

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-Admite que deseas ésto tanto como yo.

-¡No! ¡Suéltame!

-Deja de gritar, niña. Guarda esa bonita voz para más tarde...

-¡Suéltame! -Volvió a gritar la adolescente con las mejillas empapadas en lágrimas mientras que el hombre de negocios seguía acorralandola contra la pared del despacho en el que había entrado engañada.

-¿Por qué tanta resistencia? Ambos sabemos que llevas provocándome desde que empecé a trabajar aquí... - Giulia negó efusivas veces con la cabeza intentando sacar fuerzas para poder apartarlo.

-¡Déjame!

-Cuando dejes de moverte tanto... - Murmuró besando la piel de su cuello bajando la fina tira de su vestido a su paso.

-¡Nunca! -Encontrando algo de espacio por el que poder moverse, levantó la rodilla propinándole un fuerte golpe donde más pudiera dolerle antes de empujarlo para salir corriendo de allí. Debía llegar lo antes posible al ascensor o a las escaleras de emergencia antes de que aquel miserable se levantara para seguirla.

Creyendo que nunca llegaría a ninguno de sus dos objetivos, optó por las escaleras para bajar a toda prisa hasta la planta principal. Lo que no esperó, fue oír el timbre del ascensor abriendo sus puertas mientras que ella se quedaba a medio camino temiéndose lo peor.

-¿Giulia? -Soltó el aire más aliviada al reconocer la voz que la había llamado. -¿Qué haces aquí? Tu padre hace un buen rato que ya se fue. -Dominique se acercó a ella tocándole el brazo para que reaccionara dándose cuenta de lo asustada y mal arreglada que iba. -¿Te encuentras bien? Estás temblando... - La chica intentó hablar notando como las palabras se le atascaban en la garganta. -¿Giulia? -Insistió mientras que ella seguía llorando. -Vamos, te llevo a casa...

-N-no... A casa no...

-¿Por qué no? Déjame llevarte a mi casa entonces.

-N-no... Allí estará Mabell y n-no quiero que me vea así...

-De acuerdo, pero vámonos ahora. No me gusta nada verte en estas condiciones.

⚜️⚜️⚜️


-¿Estás más calmada? -Giulia asintió dándole un último sorbo a su taza de té antes de dejarla sobre la mesa baja de centro junto al platito que la acompañaba.

-No sabía que tenías éste piso...

-Era mi piso de soltero. -Sonrió apoyando el brazo sobre el respaldo del sillón de cuero. -Lo uso a veces cuando quiero trabajar a solas o para reuniones por videoconferencia.

-Mabell nunca me habló de él...

-Mabell no sabe ni la cuarta parte de lo que poseo, Giulia. -Le sonrió haciéndola sentir incómoda. -Bueno, ¿vas a contarme lo que pasó en la empresa?

-Pero no se lo digas a nadie... Por favor...

-Eso ya lo veremos... -Murmuró el hombre girándose más hacia ella para verla mejor. -Te escucho.

-F-fui a buscar a mi padre... Creí que aún se encontraba allí, pero...

-Sí, Reinaldo fue uno de los primeros en marcharse hoy. -La interrumpió pensativo. -Disculpa, continúa.

-Eso yo no lo sabía, y Cody... Él me dijo que mi padre estaba en su despacho y...

-¿Te hizo algo? -Preguntó tensando la mandíbula. -¿Te hizo algo, Giulia?

-S-se me echó encima y-y yo no... No podía hacer nada...

-¿Qué? -Dominique se puso de pie ante un ataque de ira. -¿Ese desgraciado se atrevió a tocarte si quiera? -Giulia asintió reteniendo las lágrimas al recordar como el chico la había besado y tocado sin su consentimiento. -¡No me lo puedo creer! Hoy mismo está despedido. Voy a llamar a tu padre para que...

-¡No! -Gritó ella horrorizada. -¡A mi padre no, por favor! No quiero que nadie sepa ésto...

-Pero tienes que denunciarlo, Giulia. Ésto no puede quedarse así. Si lo hizo contigo, puede hacerlo con cualquier otra chica y no voy a correr ese riesgo. Nadie con esas características trabajará en mi empresa o en las empresas en las que soy socio.

-P-pero es mi culpa...

-¿Qué? -El hombre volvió a su sitio acercándose a ella para agarrarla de las mejillas. -Escúchame bien, Giulia. Porque no voy a volver a repetirlo. Tú aquí eres la víctima. Nunca, jamás vuelvas a decir que fue tu culpa, ¿me oyes? Porque no lo voy a permitir.

-¿P-puedes abrazarme? -Preguntó indecisa, pero ni siquiera esperó a recibir una respuesta porque se acercó hasta su pecho para abrazarlo.

Dominique Reened era el padre de su mejor amiga y un socio y conocido de su propio padre. Lo había conocido por años y nunca, en sus dieciséis años de vida, se había sentido tan protegida como lo estaba haciendo ahora entre sus brazos.

-T-todos piensan que coqueteo con ellos...

-Eso no es verdad, que seas extrovertida y encantadora con todos no significa que estés coqueteando con ellos, Bambi. -Giulia dejó de llorar al oír ese nombrete. ¿Bambi? ¿Por qué la había llamado así?

Por su parte, él siguió acariciándole el pelo para tranquilizarla a pesar de haberse arrepentido un poco de haberla llamado de esa manera. Al verla tan asustada e indefensa entre sus brazos, le había recordado a un cervatillo cuando se cruzaba en medio de la noche frente a los faros de un coche.

-V-vuelve a decirlo otra vez... - Tímidamente, alzó la cabeza para poder verle la cara mientras que Dominique sonreía sin poder evitarlo.

-Bambi... -En ningún momento, los ojos de la joven se despegaron de aquellos labios que para ella habían deletreado el nombre letra por letra a cámara lenta.

El ambiente en aquel salón se había electrizado por momentos. Sus cuerpos estaban comenzando a ser llamados por el otro sin ellos poder controlarlos, y concediéndoles lo que tanto ansiaban, sus bocas se habían atraído como imanes magnéticos.

Giulia le rodeó el cuello con las manos mientras que él llevaba las suyas a su cintura para atraerla más hacia su cuerpo.

Dominique se había dejado llevar obviando la parte en la que su mujer e hija lo estarían esperando en casa. Mientras que Giulia solo quería disfrutar de lo que estaba sintiendo en ese preciso momento y olvidar el horrible momento que había vivido horas atrás.

Young loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora