Capitulo 6

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~23 DE JULIO~

-Más juntos, querida. Juega con su pelo... Así, muy bien. Ahora acaricia su pecho. –Seguí acatando las órdenes de Giorgio mientras que el flash se disparaba. –Miramos a la cámara... ¡Eso es! Seriedad. Ahora quiero un semblante serio.

Esta mañana, como bien había dicho él el día anterior, Giorgio se pasó por el despacho de Dominique con el contrato en mano. Tuvimos que cambiar algunas cláusulas que no me convencían o modificar algunas otras, pero finalmente lo había firmado enterándome que la primera sección de fotos era este mismo día por la tarde.

Así que aquí estaba, vestida en bañador promocionando una serie de pareos exclusivos para la nueva colección de verano.

-Quiero besos. Que haya más complicidad entre ambos. Giulia, cielo, pega tu cara más a la de Nando. Nariz con nariz. ¡Y sonreid! -Ambos hicimos lo que nos pedía. -Ahora agarrala por la cintura, Nando. Dale besos en el cuello mientras que Giulia mira la cámara intensamente. ¡Muy bien!

Giorgio dió por finalizada la sección después de unas cuantas fotos más para acercarse a mí con una de las chicas de vestuario que me quitaría el pareo utilizado para entregarme una especie de sábana con la que poder taparme ante los ojos indiscretos que pudieran estar por allí.

-¡Lo has hecho fenomenal, querida! ¡Eres una diosa! -Gritó abrazándome de repente. -Sabía que no iba a equivocarme contigo. ¡Lo sabía! Que Diosa, ¡que Diosa! -Giorgio se alejó dando saltitos de felicidad haciéndome reír.

-¿Siempre es así?

-Solo cuando algo lo tiene de buen humor. -Le sonreí a la chica que me había contestado antes de seguirla para ir a cambiarme de ropa. No sin aprovechar a enviarle un mensaje a Dominique para que fuera a casa.

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DOM

En camino. ✓✓

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⚜️⚜️⚜️

-¿Y cómo te fue en la sección?

-Si no te me hubieras hechado encima nada más abrir la puerta, lo sabrías... -Rió haciéndome sonreír mientras que me llenaba una copa de vino rosado.

-No puedes culparme. Debíamos terminar de bautizar las estancias que nos quedaron por hacer ayer. -Volví al sillón donde habíamos terminado para darle la copa antes de que le quitara el cigarrillo encendido que tenía en las manos.

La casa que había conseguido Dominique para mi era nada más y nada menos que un loft con vistas a la ciudad espectaculares. ¡Incluso su compañía se veía desde aquí!

-Me fue genial. A Giorgio le gustó mucho. -Comenté dándole una calada al cigarro. -Dijo que era una Diosa.

-Y no se equivocó. -Sonrió dándole un buen sorbo a la copa de vino antes de continuar. -Eres una Diosa.

-Soy tu Diosa.

-Desde luego. -Me acerqué a él con una sonrisita traviesa en los labios para devolverle el cigarrillo a la vez que me sentaba sobre sus rodillas.

-Por cierto, ¿al final hablaste con Mabell?

-Lo hice... -Murmuró desabotonando el único botón que me había abrochado de su cara camisa cuando me había levantado. -Aproveché la cena de anoche para sacar el tema.

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