~6 DE NOVIEMBRE~
El sonido del ascensor avisándome que ya había llegado a la planta correspondida llamó mi atención.
Vamos, Giulia. Ahora o nunca.
Salí en cuanto las puertas metálicas se abrieron para caminar muy segura de mí misma hacia el escritorio de la secretaria de Dominique.
-¡Oh! Buenos días, señorita Jennings. ¿Se le ofrece algo?
-¿Dominique está libre?
-Casi. En diez minutos tiene una reunión muy importante. ¿Quiére que le dé algún recado?
-No, ya puedo dárselo yo. –Me giré en cuanto la secretaria fue a replicar. –Y no me sigas. Conozco perfectamente el camino, gracias.
Rápidamente, caminé hacia el despacho de Dom tocando en la puerta con los nudillos antes de abrirla. Por su parte, el propietario de la estancia alzó rápidamente la cabeza con mala cara seguramente por la manera en la que tuve de entrar. Seguro que sus empleados no tenían autorización ni se atrevían a hacer algo así.
-¿Se puede saber qué haces aquí?
-Tenemos que hablar. –Sentencié cerrando la puerta al entrar y poniéndole el fechillo por si a alguien se le ocurriera interrumpirnos. De aquí no salia ni entraba nadie hasta que no solucionaramos las cosas.
-Estoy ocupado. ¿Por qué diablos Bella te dejó entrar?
-No le di muchas opciones, que digamos. –Me coloqué frente a su mesa cruzando los brazos. –En cambio a ti, voy a darte dos opciones, Dominique. Solucionamos ésto de una buena vez, o lo dejamos aquí...
-Ya te dije que no tengo tiempo, Giulia. Retírate, por favor.
-Para siempre. –Volví a decir seriamente mientras que él fijaba la vista en mis ojos. Hablaba en serio, y para orgulloso él, orgullosa yo.
-No me gusta que me den órdenes.
-Ya, y a mí no me gusta saber que mi novio no confía en mí. Pero qué se le va a hacer, ¿verdad? –Dominique sonrió cínicamente antes de apretar un botón del interfono que había sobre su mesa.
-Bella, pasa la reunión de ahora mismo para mañana a primera hora.
-¿Está seguro, señor? Creí que...
-Haz lo que te digo, Bella. –La interrumpió él bruscamente. –Y qué nadie me moleste durante las próximas dos horas.
-De acuerdo, señor Reened. Recuerde que después del almuerzo el abogado Shaw vendrá como usted lo había pedido.
-Sí, sí. Gracias. –Alcé una ceja mirándolo interrogativa. ¿Qué papeles tendría que recoger el abogado Shaw? Porque, si no recordaba mal, él había sido el encargado de su divorcio. Un buen amigo de Liam, también debía decir. –¿Y bien? Soy todo oídos.
-Vaya, me alegra saber que tengo toda tú atención. –Me senté en la silla frente a él cruzando las piernas seductoramente sabiendo que Dominique no perdería la oportunidad de mirarlas.
Giulia: 1. Dom: 0.
-Te escucho.
-Ariel y yo somos amigos. Tenemos muchas escenas en común y pasar tiempo juntos nos viene bien para conocernos mejor. No creo haberme merecido todas esas palabras feas que me dijiste en tu casa el otro día, Dom. ¿De verdad me crees capaz de tener una aventura después de todo lo que hemos pasado juntos?
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Young love
General FictionGiulia Jennings siempre ha sido una chica tranquila y extrovertida. Tenía una vida resuelta, muy buenas calificaciones, una hija ejemplar, etc, etc. Todo en su vida era perfecto, todo hasta aquel trágico día... Por su parte, Dominique Reened era un...