Capitulo 1 Parte I

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CUATRO AÑOS DESPUÉS

~17 DE JULIO~

⚜️ NARRADOR OMNISCIENTE ⚜️

-Discúlpame un momento, voy al baño.

-Por supuesto. Te espero aquí. –Forzó una sonrisa colgándose el bolso al hombro para dirigirse al baño de chicas.

Giulia suspiró frente al espejo al llegar buscando una buena excusa para poder escaparse de aquella aburrida cita.

La chica solo la había aceptado pensando que aquel hombre podría ayudarla a obtener un papel secundario en una nueva serie, después de todo, él era hermano de la directora de la serie y a lo mejor podía convencerlo para que le dieran un papel a ella.

-Ya sé... –Murmuró saliendo del baño para rebuscar en su bolso las llaves de su coche. Le diría que acababan de llamarla por una emergencia familiar y que tenía que irse.

Por otro lado, un hombre bien trajeado se dirigía a los servicios de caballeros pegado a su móvil leyendo los mensajes que le habían mandado durante aquella reunión de negocios.

Lo que ninguno de los dos esperaba, fue chocar la una con el otro por ir completamente ajenos al camino.

-¡Ay!

-Discul...

-¿Dominique? –La chica parpadeó sin creer a quien estaba viendo frente a ella. Por su parte, el hombre frunció el ceño al oír su nombre.

-¿Nos conocemos? –Giulia rió sin poder evitarlo para rodearle el cuello con los brazos estrechandolo contra ella.

-¡No me lo puedo creer! –Ella siguió riendo mientras que Dominique tensaba el cuerpo sin saber que decir o hacer. ¿Se conocían de algo?

-Creo que se está equivo...

-Bambi. –Le susurró al oído interrumpiéndolo antes de separarse para mirarlo a los ojos. Aquellas cinco letras habían sido el incentivo para que sus recuerdos volvieran de un plumazo. –¿Te acuerdas ahora?

-¿Giulia? –La chica asintió sonriendo mientras que él aún seguía en shock.

-¿El gato te comió la lengua? –Giulia rió ante su broma.

-No... Eres la última persona con la que me imaginé que me encontraría...

-Ya ves... –Sonrió. –Aunque lo mismo puedo decir yo de ti.

-Vine por una... –Se pasó las manos por el pelo anonadado. –Discúlpame, pero de verdad estoy muy sorprendido de verte. Estás muy cambiada...

-A mejor, espero. –La chica dió una vuelta sobre sí misma haciendo que su falda de volantes lo hiciera con ella dejando al descubierto aún más sus largas piernas. –¿Quiéres ir a tomar algo? Ya iba de salida.

-Eh... De acuerdo, sí. Déjame unos minutos y voy contigo.

-Perfecto. Te espero en el bar que hay en la azotea. –Giulia le guiñó un ojo dirigiéndose a su mesa mientras que Dominique se quedaba allí mirándola caminar.

¿De verdad era ella? ¿De verdad estaba allí? ¿De verdad se había vuelto a encontrar con su perdición? 

-Discúlpame, guapo. Me surgió un problema familiar y tengo que irme.

-¿Ya? Pero aún no hemos pedido los postres...

-Lo dejamos para otro día, ¿sí? –Se acercó a besar su mejilla antes de hacer como que salía del restaurante para no levantar sospechas. Cuando vió como el camarero se acercaba a la mesa con la cuenta, aprovechó para volver a entrar y subir las escaleras que conectaban con el hotel. Llamó al ascensor para dirigirse al bar de la azotea y pedirse una bebida sentada en la barra del bar.

Dominique había tardado un poco más de lo que había dicho, pero lo importante era que había aparecido.

-Pensé que te habías arrepentido.

-Discúlpame. –Se sentó a su lado aflojandose la corbata del cuello antes de llamar al camarero para que le sirviera una bebida. –Estaba terminando una reunión de negocios.

-Por lo que estás aquí por el trabajo... –Asintió dándole un sorbo a su copa de vino tinto.

-Sí, los viajes por diversión y ocio los dejé atrás hace mucho tiempo.

-¿Los familiares también? – Dominique posó nuevamente la copa sobre la barra para mirarla intensamente. ¿A dónde quería llegar?

-¿Qué intentas, Giulia?

-¿Yo? Nada de nada... –La chica sonrió llevándose su vaso a la boca antes de continuar. –¿Cómo está tu esposa? ¿Mabell?

-¿De verdad te importa mi esposa?

-Es la madre mi mejor amiga... – Murmuró desinteresada mientras que pedía que le llenaran el vaso.

-Ah, ¿es qué siguen siendo amigas? Mabell no dice lo mismo. –Giulia achicó los ojos en su dirección al oír eso.

-Mabell siempre ha sido y será mi mejor amiga. No importa cuanto nos hayamos distanciado. –Comentó tomándose el vaso de golpe en cuanto el camarero lo había rellanado.

-Me alegra oír que al menos eso no ha cambiado. Pero ahora dime... ¿Qué es de tu vida? ¿Qué has hecho durante estos cuatro años?

-¿Quiéres decir desde que tuve que mudarme a un país desconocido y completamente sola? Pues muchas cosas, sí. Empezando por mi carrera de actriz.

-¿Eres actriz?

-Ajá. Me apunté en un curso intensivo que aprobé con creces. No voy a mentirte, me costó al principio que me cogieran en castings y esas cosas, pero finalmente entré a la fama.

-Que bien, me alegro por ti. Aunque he de confesar que no sabía que quisieras ser actriz.

-Lo sé, soy una caja de sorpresas. –Él asintió totalmente de acuerdo para darle otro trago a su copa. –¿No vas a preguntarme si tengo novio?

-¿Por qué debería hacerlo?

-Vamos, Dom. Nos conocemos. Sé perfectamente que me viste en el restaurante con un chico. –Y era verdad, la chica había sentido su mirada puesta en ella todo el camino que había hecho hasta la mesa. Dominique se había intrigado, pero no había querido ser indiscreto sobre ello. A diferencia de ella, que le había preguntado directamente sobre su mujer.

-¿Qué si fuera así? Es tu vida privada.

-¿De verdad no quieres saberlo? – Preguntó insistiendole con una sonrisa en los labios.

-No, no me interesa. –Mintió esquivando su mirada intensa. La joven era una profesional de la manipulación y ambos lo sabían.

-Ah, es una pena que no quieras saber que ese hombre no era nadie... Bueno, sí que lo era. Es más, perdí mi oportunidad de conseguir algún papel por venir a hablar contigo.

-No lo hubieras hecho. No soy una prioridad en tu vida.

-Sí, tienes razón... –Prosiguió ella intentado sonar lo más natural posible para que no se diera cuenta de que eso le había dolido un poco. –Se me olvidaba que dejaste de serlo el día de mi partida. –Sacó su cartera para dejar unos cuantos billetes sobre la barra antes de ponerse de pie. –Nos vemos por ahí, Dominique Reened.

-Giulia, espera...

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