C-17 Joel.

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¿Qué había pasado con Joel y Karen? ¿Por qué se fue a sin decir nada más?
Los Pirse se despertaron a tiempo para arreglarse e irse a la escuela, Daniel llegó a recogerlos, como todos los días y al estar los cuatro en la camioneta...

Amelia: Me intriga saber que pasó contigo y con Karen, hermanito.

Nancy: A mí también y mucho, a ti también Daniel, cierto?

Daniel: Ah, sí, sí, sí.

Joel: No quería contarles, es vergonzoso.

Nancy: Prometemos que sólo escucharemos, no diremos.

Amelia: Sí.

Daniel: Ajá.

Joel: Bueno, pusimos la película, nos sentamos en el piso a varios metros de distancia y derrepente puso su mano en mi pierna, pero, su mirada estaba pegada a la televisión, yo me la quedé mirando un buen rato, para ver si notaba que quería hacer otra cosa. En eso trate de rodear su cuello con mi brazo y se acurrucó, en un parpadeo estaba encima mío y me pidió que le pusiese seguro a la puerta, pero me puse nervioso, le dije que nunca había hecho algo así, creo que se sintió apenada, seguimos viendo la película pero el ambiente era incómodo, y me dijo que lo sentía, no era su intención y que era mejor que se fuera, yo seguía paralizado y le dije que estaba bien.

El silencio se apoderó del auto, ya que no podían decir nada.

Joel: ¡Digan algo! Me desesperan.

Amelia: Bueno, yo opino que deberías hablar con ella, arregla las cosas.

Nancy: Deberías comprarle algo, cómprale comida, eso nos encanta, dile que no era tu intención que se sintiera así y pídele una disculpa.

Daniel: Dile que quieres algo serio, y ya habrá tiempo para eso.

Joel: Gracias, creo que ya sé que hacer.

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Cuando Joel era un niño, cuando su padre aún vivía con ellos, él prometió cuidarlo siempre, un día menos inesperado, Joel salió a jugar fútbol en la calle con los niños de su cuadra, ya que la calle no era muy transitada, mientras que sus hermanas jugaban a las escondidas dentro de casa, su papá estaba sentado en la parte de enfrente de la casa, tenía una silla mecedora, desde ahí observaba que a Joel no le pasara nada, en un abrir y cerrar de ojos, su mamá salió gritándole a su padre, había encontrado conversaciones comprometedoras en su celular, él reaccionó agresivamente y Joel quiso defender a su mamá, así que corrió, pero no escucho que los otros niños le advertían sobre el auto que venía, el auto le dió un golpe a Joel, aunque logro frenar para no atropellarlo del todo, llamaron a la ambulancia, se había roto un brazo y tenía ligeras fracturas en otras partes de su cuerpo, aunque no eran tan graves. Estuvo internado unos días, fue algo duro para un niño de 5 años, tenía miedo, desde ahí supo que lo que su padre había dicho no era verdad, no estuvo ahí para cuidarlo de ese auto.

Joel: Papá, esto es tu culpa.

Papá: ¿De qué estás hablando? ¿Qué te ha dicho tu madre?

Joel: No metas a mi mami en esto, no me dijo nada, querías pegarle, quería defenderla y ahora tengo el brazo roto.

Papá: Debiste fijarte antes de cruzar la calle como un tonto, debiste fijarte si ningún auto no venía.

Joel: ¡No pude! Yo sólo quería...

Papá: Es que tú no quieres nada, Joel. No piensas antes de actuar, pudiste morir y todo porque querías meterte en cosas que no te incumben. No puedo creer que seas mi hijo, yo soy inteligente, sé lo que hago. No te entrometas más.

A falta de amor: La última llave.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora