C-33 Graciela.

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Graciela: ¡Galilea! La pizza ya está lista.

Galilea: Ummm, la olí desde el patio.

Graciela: ¿Viste las flores?

Galilea: Sí, cada vez están más hermosas, tenía que verlas antes de que comenzará a llover de nuevo.

Graciela: Perfecto, desayunemos.

Las chicas estaban desayunando muy cómodamente en la cocineta de su casa.

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Graciela es una joven aventurera y le encanta conocer cosas nuevas, ama los deportes, bailar, cantar, la ciencia, la astronomía, todo. Es una chica muy inteligente y hace poco se dió cuenta de los sentimientos que tenía hacia un chico muy talentoso. Cuando entró a la secundaria en el puerto, conoció a Jesús, todos ya sabemos quién es. Tuvo un encuentro muy "agradable" con él.

Graciela y Jesús chocan de frente, caen al piso.

Jesús: Oh, perdóname. Lo siento, no te ví. -la ayuda a levantarse.

Graciela: No te preocupes, perdóname tú a mí, me metí en tu camino. -lo mira.

Jesús: Eres una chica muy linda, debí haberme fijado antes.

Graciela: Pues gracias jejeje.

Jesús: ¿Te gusta el sushi?

Graciela: Ah, oh, sí. Me encanta.

Jesús: ¿Qué te parece si te invito a comer sushi conmigo después de la escuela?

Graciela: Me encantaría, pero trabajo por las tardes...

Jesús: Oh, no te preocupes. ¿Necesitas algo?

Graciela: Tampoco te preocupes, eres muy lindo.

Graciela rápidamente quedó flechada, parecía ser que Jesús igual, pero ella siempre estaba ocupada, aunque de vez en cuando hablaban por mensaje, tienen una estrecha relación de años, son amigos, pero parece ser que ninguno está listo para confesar su amor. A veces, Jesús la esperaba ya muy noche en su trabajo para acompañarla a su casa, varias veces le ofreció ayudarla monetariamente, le regalaba ropa a ella y a su hermana, comida, era constante. Han estado muy unidos, pero no saben como abrir su corazón.

Narra Graciela.

Cómo ya saben, mi pasado fue difícil, pero siempre hay que ver el presente, lo que tenemos ahora. Tengo un dilema, estoy enamorada de un chico desde hace años, pero no sé si él lo está de mí... ¿Debería decirle? No lo sé, sé que soy muy valiente pero esto es distinto, no quiero arruinar nada con él, es una gran persona y quiero que tenga lo mejor siempre. Me vió en mis peores momentos y aún así se quedó, realmente me complico mucho, pero no sé si debería esperar a que él me diga algo parecido. Jesús es mi talón de Aquiles, mi debilidad porque es de lo único que no sé qué hacer. Quiero respuestas.

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Galilea: Bueno... ¿Ahora qué?

Graciela: Podríamos armar un rompecabezas.

Galilea: Claro, iré por el arriba.

Galilea subió las escaleras y Graciela recibió un mensaje de Jesús, que decía que esperaba que estuviera bien y que la extrañaba. En casa de Jesús, después de enviar el mensaje, se sentó a ver el turno de los chicos en los videojuegos, parecía ser que Richard iba perdiendo, en eso, Graciela le contestó que se vieran en su calle, aunque sea unos minutos antes de que comience a llover, ¿será este el momento que estaban esperando? Ambos llegaron al sitio donde quedaron.

Jesús: Hola, Grace.

Graciela: Holaaa, ¿cómo te la estás pasando?

Jesús: Nah, los chicos se divierten. Soy más de otras cosas y tú?

Graciela: Pues, iba a armar un rompecabezas con Gali, le dije que te vería un momento y me dijo que mientras tomaría una ducha, ya sabes, lo normal.

Jesús: Así es. Y bueno, creo que quiero decir algo.

Graciela: Yo también.

Jesús: Seré lo más...

Graciela: Directa posible... -interrumpe.

Jesús: ¿Al mismo tiempo?

Graciela: Sí. 1...

Jesús: 2...

Graciela: 3...

Ambos: Estoy enamorad@ de ti.

Se miraron y justamente comenzó a llover, grandes gotas de agua caían y ellos sólo se miraban a los ojos mientras el agua caía por sus rostros, sus manos sintieron las del otro y sus labios se tocaron bajo la lluvia. La euforia se adueñó de ellos y tomados de las manos corrieron por la calle, felices, hacía casa de las Edwards. Cuando llegaron, Galilea les abrió la puerta.

Galilea: Excelente, sabía que algún día terminarían juntos, era muy obvio.

Graciela: Un momento, ¿cómo sabías?

Galilea: Reitero, es obvio.

Jesús: Bueno, creo que tendré que quedarme aquí hasta que la tormenta pase.

Galilea: Les traeré algo para que se sequen y ropa, Jesús, tendrás que utilizar los pans más anchos de Grace y una sudadera enorme suya.

Graciela: Creo que sí.

Jesús: Peor es nada.

Galilea: En serio, estoy muy feliz. Yo sabía que ambos terminarían juntos, es mi sexto sentido de mujer.

Jesús: Creo que nos tardamos mucho.

Graciela: Valió la pena esperar cada segundo.

Galilea: Mucha miel.

Continuará...

A falta de amor: La última llave.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora