Capítulo 35

46 6 0
                                    

Les aviso que este capítulo es una continuación del anterior, pero desde la vista de Yuri Plisetsky, basado en el libro "El Diario de Mr. Darcy", y es que son de mis capítulos favoritos de estos libros, espero y lo disfruten, si no, pues quedan advertido.

Por Yuri Plisetsky:

Entonces, habiéndome entregado a mi final orgullosa declaración, deje el salón. Regresé a Royaling, caminando ciegamente, sin ver nada a mí alrededor, solo viendo a Otabek. Otabek diciéndome que había arruinado la felicidad de su hermano. Otabek diciéndome que había arruinado las esperanzas de Jean Jacques Leroy. Otabek diciéndome que no me había comportado como un caballero. Otabek, Otabek, Otabek. No dije ni una palabra en la cena. No veía nada, no escuchaba nada, no saboreaba nada. Pensaba solo en él. A pesar de mis esfuerzos, no podía sacar sus acusaciones fuera de mi cabeza. El cargo de que había arruinado la felicidad de su hermano podría tener algún mérito, pero había actuado para el beneficio de todos. La acusación de que había arruinado las esperanzas de Leroy era de otro tipo. Negaba mi honor, y no podía dejarlo así.

--¿Un juego de billar, Plisetsky?-- pregunto el Coronel Feltsman, cuando Lady Lilia y Anya se retiraron por la noche.

--No. Gracias. Tengo que escribir una carta.

Me miró con curiosidad pero no dijo nada. Me retiré a mi cuarto y tomé mi pluma. Tenía que exonerarme. Tenía que responder su acusación. Tenía que mostrarle que estaba equivocado. ¿Pero cómo?

<<Mi querido joven Katsuki>>

Mire las líneas tan pronto las había escrito. Él no era mi querido joven Katsuki. No tenía ningún derecho de llamarlo querido.

Arrugué la hoja de papel y la tiré.

<<Joven Katsuki >>

El nombre me traía a la mente una imagen de su hermano. No funcionaba. Tiré una segunda hoja de papel.

<<Joven Otabek Katsuki. >>

No. Traté de nuevo.

<<Señorito, me ha recriminado con...>>

No lo leerá.

<<No se alarme, señorito, al recibir esta carta, ni crea que voy a repetir en ella mis sentimientos o a renovar las proposiciones que le molestaron anoche. >>

Mejor.

<<Escribo sin ninguna intención de afligirlo ni de humillarme yo insistiendo en unos deseos que, para la felicidad de ambos, no pueden olvidarse pronto. >>

Sí. Las maneras eran formales pero, me enorgulleció, no rígida. La aliviare de sus preocupaciones inmediatas y la persuadiré de seguir leyendo. ¿Pero qué escribir ahora? ¿Cómo expresar en palabras lo que tengo que decir? Solté mi pluma y camine hacia la ventana. Miré el paisaje mientras organizaba mis ideas. La noche estaba inmóvil. No había nubes, y la luna podía verse brillando en el cielo. Debajo de esa misma luna, dentro de la casa parroquial, estaba Otabek. ¿Qué estaba pensando? ¿Estaba pensando en mí? ¿En mi proposición? ¿En mis pecados? ¡Mis pecados! No tenía ningún pecado. Regresé a mi escritorio y releí lo que había escrito. Tome mi pluma y continué. Mis palabras fluyeron fácilmente.

<<Ayer me acusó de dos ofensas de naturaleza muy diversa y de muy distinta magnitud. La primera fue el haber separado a el sr. Nikiforov de su hermano, sin consideración a los sentimientos de ambos; y el otro que, a pesar de determinados derechos y haciendo caso omiso del honor y de la humanidad, arruinar la prosperidad inmediata y destruir el futuro de sr. Leroy. >>

¡Destruir el futuro de esa sabandija! Le había dado todo beneficio, y me había pagado buscando la ruina de mi hermana. Pero el primer cargo debía ser tratado primero. Recordé el otoño, cuando había llegado por primera vez en Kyushu. Fue hace apenas algunos meses, y aun así pareciera todo una vida de distancia.

Mi Orgullo Y Tu Prejuicio  (Omegaverse) {Yuri×Otabek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora