El día pasó lo mismo que el anterior. El señor Michelle y la señorita Sala habían estado por la mañana unas horas al lado del enfermo, que seguía mejorando, aunque lentamente. Por la tarde Otabek se reunió con ellos en el salón. Pero no se dispuso la mesa de juego acostumbrada. Plisetsky escribía y la señorita Nikiforov, sentada a su lado, seguía el curso de la carta, interrumpiéndole repetidas veces con mensajes para su hermana. El señor Emil y Víctor jugaban al piquet y el señor Michelle contemplaba la partida.
Otabek se dedicó a una labor de aguja, y tenía suficiente entretenimiento con atender a lo que pasaba entre Plisetsky y su compañía. Los constantes elogios de ésta a la caligrafía de Plisetsky, a la simetría de sus renglones o a la extensión de la carta, así como la absoluta indiferencia con que eran recibidos, constituían un curioso diálogo que estaba exactamente de acuerdo con la opinión que Otabek tenía de cada uno de ellos.
--¡Qué contenta se pondrá la señorita Plisetsky cuando reciba esta carta!
Él no contestó.
--Escribe usted más deprisa que nadie. --Se equivoca. Escribo muy despacio.
--¡Cuántas cartas tendrá ocasión de escribir al cabo del año! Incluidas cartas de negocios. ¡Cómo las detesto!
--Es una suerte, pues, que sea yo y no usted, el que tenga que escribirlas.
--Le ruego que le diga a su hermana que deseo mucho verla.
--Ya se lo he dicho una vez, por petición suya.
--Me temo que su pluma no le va bien. Déjeme que se la afile, lo hago increíblemente bien.
--Gracias, pero yo siempre afilo mi propia pluma.
--¿Cómo puede lograr una escritura tan uniforme?
Plisetsky no hizo ningún comentario.
--Dígale a su hermana que me alegro de saber que ha hecho muchos progresos con el arpa; y le ruego que también le diga que estoy entusiasmada con el diseño de mesa que hizo, y que creo que es infinitamente superior al de la omega Grantley.
--¿Me permite que aplace su entusiasmo para otra carta? En la presente ya no tengo espacio para más elogios.
--¡Oh!, no tiene importancia. La veré en enero. Pero, ¿siempre le escribe cartas tan largas y encantadoras, señor Plisetsky?
--Generalmente son largas; pero si son encantadoras o no, no soy yo quien debe juzgarlo.
--Para mí es como una norma, cuando una persona escribe cartas tan largas con tanta facilidad no puede escribir mal.
--Ese cumplido no vale para Plisetsky, Sala --interrumpió su hermano Víctor--, porque no escribe con facilidad. Estudia demasiado las palabras. Siempre busca palabras complicadas de más de cuatro sílabas, ¿no es así, Plisetsky?
--Mi estilo es muy distinto al tuyo.
--¡Oh! --exclamó la señorita Nikiforov--. Víctor escribe sin ningún cuidado. Se come la mitad de las palabras y emborrona el resto.
--Las ideas me vienen tan rápido que no tengo tiempo de expresarlas; de manera que, a veces, mis cartas no comunican ninguna idea al que las recibe.
--Su humildad, señor Nikiforov --intervino Otabek--, tiene que desarmar todos los reproches.
--Nada es más engañoso --dijo Plisetsky bastante serio -- que la apariencia de humildad. Normalmente no es otra cosa que falta de opinión, y a veces es una forma indirecta de vanagloriarse.
--¿Y cuál de esos dos calificativos aplicas a mi reciente acto de modestia?
--Una forma indirecta de vanagloriarse; porque tú, en realidad, estás orgulloso de tus defectos como escritor, puesto que los atribuyes a tu rapidez de pensamientos y a un descuido en la ejecución, cosa que consideras, si no muy estimable, al menos muy interesante. Siempre se aprecia mucho el poder de hacer cualquier cosa con rapidez, y no se presta atención a la imperfección con la que se hace. Cuando esta mañana le dijiste a la señora Katsuki que si alguna vez te decidías a dejar Ice Castle, te irías en cinco minutos, fue una especie de elogio, de cumplido hacia ti mismo; y, sin embargo, ¿qué tiene de elogiable marcharse precipitadamente dejando, sin duda, asuntos sin resolver, lo que no puede ser beneficioso para ti ni para nadie?
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Mi Orgullo Y Tu Prejuicio (Omegaverse) {Yuri×Otabek}
Fiksi PenggemarEs una verdad mundialmente recconocida que un Alfa soltero necesita enlazarse con un Omega... Es una adaptación de la novela de Jane Austen "Orgullo Y Prejuicio", pero con los personajes de Mitsuroo Kubo cómo protagonistas. Es un Yurbek y un Victuur...