Viernes 8 de Agosto

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Lo siguiente son sucesos que pasaron cuando Otabek Katsuki (Elizabeth) estaba visitando San Petersburginy (Derbyshire).

No pude dormir la noche pasada, pero esta vez fue causado por felicidad. Creo que Otabek no siente aversión hacia mí. Con el tiempo, creo, puedo llegar a gustarle. Creo que fue el feliz destino quien lo trajo a San Petersburginy, y quien me incitó a adelantarme al resto de mi grupo, para encontrarlo. En Yoilopolis, traté de olvidarlo, pero era imposible. Ahora, debo tratar de ganarlo.

Fui a la posada, por lo tanto, esta mañana, esperando sentarme con él. Fui invitado a la sala por el sirviente. Mientras íbamos escaleras arriba, me pregunté cuál sería su expresión cuándo entrará a la habitación. A partir de eso, podría saber. Una sonrisa mostraría que era bienvenido. Un sonrojo me daría esperanza. Un poco de alegría mostrada en su aroma lo haría definitivo. Pero una mirada fría me acabaría completamente.

La puerta se abrió. Pero en lugar de ver a Otabek sentado con sus tíos, lo vi saliendo disparado hacia la puerta, su rostro pálido y su semblante angustiado. Pensé que una gran calamidad le había pasado para producir esa apariencia, pero antes de que tuviera la oportunidad de hablar, volteo sus ojos angustiados hacia los míos y exclamó:

-- Perdóneme, pero tengo que dejarle; necesito hablar inmediatamente con el señor Giacometti de un asunto que no puede demorarse; no hay tiempo que perder.

-- ¡Dios mío! ¿De qué se trata? -- pregunté, esperando ser de ayuda. Tan pronto como las palabras salieron, sabía que poco consoladoras habían sido. Recuperándome, dije -- No quiero detenerlo ni un minuto; pero permítame que sea yo el que vaya en busca de los señores Giacometti o mande a un criado. Usted no puede ir en esas condiciones.

-- Oh, sí, el criado -- Lo llamó y le dijo con voz apagada: -- Debe encontrar a mi tío. Tráigalo pronto. Es una cuestión de la mayor urgencia. Mande a un chico. Dígale que su sobrino lo necesita inmediatamente. Dígale a mi tío Chris. Él debe venir, también.

El criado prometió hacerlo así, y se fue. Vi las rodillas de Otabek temblar y me moví hacia adelante, listo para prestarle mi asistencia, pero él se sentó antes de que pudiera alcanzarlo, viéndolo tan descompuesto, no hubiera podido irme, incluso si lo hubiera querido.

-- Voy a llamar a su doncella -- dije suavemente, sintiéndome repentinamente inútil. No sabía nada sobre ayudar a los omegas en tales circunstancias. Repentinamente se me ocurrió. – ¿Qué podría tomar para aliviarse? ¿Un vaso de vino? Voy a traérselo. Usted está enfermo.

-- No, gracias, -- respondió. Lo vi luchar consigo mismo y controlando lo peor de su agitación. -- No se trata de nada mío. Yo estoy bien. Lo único que me pasa es que estoy desolado por una horrible noticia que acabo de recibir de Hasetsu.

Rompió a llorar. Deseaba acercarme y consolarlo. Deseaba poner mis brazos alrededor suyo y calmar su sufrimiento. Por primera vez en mi vida condenaba la civilidad, los modales y la clase. Siempre habían parecido tan importantes para mí, pero ahora eran de poco valor porque me estaban separando de Otabek. Un momento más y creo que hubiera aventado los modales al aire, pero él se recuperó y dijo:

––He tenido carta de Yuuri y me da unas noticias espantosas que a nadie pueden ocultarse. Mi hermano menor nos ha abandonado, se ha fugado, se ha entregado a... Leroy. Los dos se han escapado de Vancouver. Usted conoce a Leroy demasiado bien para comprender lo que eso significa. Minami no tiene dinero ni nada que a él le haya podido tentar... Está perdido para siempre.

No podía creer lo que está escuchando. Esto era terrible en verdad. Robar a un joven Omega lejos de sus parientes y amigos. Y aun así él ya lo había hecho antes, o al menos lo había tratado, y hubiera tenido éxito de no haberlo detenido en el intento.

–– ¡Cuando pienso ––añadió Otabek aún más agitado–– que yo habría podido evitarlo! ¡Yo que sabía quién era Leroy!

No, quería decirle. Usted no tiene la culpa. Yo debí haber hecho saber su naturaleza. Pero las palabras salían de él como un torrente, y no podía hacer otra cosa que dejarlo hablar. Al final, su corriente llago a su fin.

––Estoy horrorizado. ¿Pero es cierto, absolutamente cierto? -- pregunté.

Las noticias viajan rápido, especialmente las malas, pero es común que sean distorsionadas en el camino. No podía pensar que Leroy se fugará con Minami Katsuki. No tenía nada que lo tentará, y él no tenía deseos de establecerse con los Katsuki. Él debe de saber que tal comportamiento lo haría un prófugo. Era un precio muy alto por el placer de enlazarse con un joven Omega sin ningún nombre ni fortuna. Y entonces, en verdad, ¿Cómo podría Leroy enlazarse con Minami? El Omega era menor de edad. Podría llevarlo a Gretna Green (Quebec), pero el viaje costaría mucho, y yo sabía bien que no podría gastar ni la mitad de esa cantidad a menos que su Omega fuera un heredero de considerable fortuna.

-- Se fueron de Vancouver el domingo por la noche y les han seguido las huellas hasta cerca de Yoilopolis, pero no más allá; es indudable que no han ido a Quebec.

Estaba empezando a darme una idea de lo que debía haber pasado. Leroy conocía Yoilopolis. Sabía que podría permanecer oculto. Y cuando él hubiera obtenido su placer, podría abandonar a Minami Katsuki con impunidad. Todo esto había surgido por mi insufrible orgullo. Si hubiera hecho público el carácter de Leroy, nada de esto hubiera pasado, pero había despreciado el hacerlo, y en consecuencia había herido al Omega que amaba.

–– ¿Y qué se ha hecho, qué han intentado hacer para encontrarlos? -- pregunté.

Necesitaba saberlo, para así saber cómo usar mi tiempo, y como llevar a cabo mi propia búsqueda. No descansaría hasta que el hermano de Otabek regresará con su familia.

––Mi padre ha ido a Yoilopolis y Yuuri escribe solicitando la inmediata ayuda de mi tío; espero que nos iremos dentro de media hora.

¡Media hora! A pesar de todas mis esperanzas, perder a Otabek tan pronto, pero claro, debía de hacerse.

-- Pero no se puede hacer nada, sé que no se puede hacer nada. – Continuo Otabek -- ¿Cómo convencer a un Alfa semejante? ¿Cómo descubrirles? No tengo la menor esperanza. Se mire como se mire es horrible.

No podía decir nada, ni hacer nada, solo darle mi simpatía y esperar que lo fortaleciera. Deseaba abrazarlo, pero su tío estaría de regreso en cualquier momento, y hacerlo empeoraría la situación.

–– ¡Oh, sí cuando abrí los ojos y vi quién era Leroy hubiese hecho lo que debía! Pero no me atreví, temí excederme. ¡Qué desdichado error!

Sabía que él deseaba que me fuera. Era yo quien le había instigado en guardar el secreto; yo quien le dijo que no debía decirlo a nadie. Y este había sido el resultado. Un hermano arruinado, una familia en disturbios... No me voltearía a ver. No estaba sorprendido. Logré algunas palabras incoherentes, diciéndole que no había nada que disculpara mi presencia, pero que me había quedado por verdadero aunque inútil interés.

-- Creo que este desdichado asunto va a privar a mi hermana del gusto de verlo a usted hoy en Moscuberley.

Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, pensé en lo ridículas que eran. Por supuesto que la privaría. No parecía importarle a él, pues me respondió directamente.

–– ¡Oh, sí! Tenga la bondad de excusarnos ante la señorita Plisetsky. Dígale que cosas urgentes nos reclaman en casa sin demora. Ocúltele la triste verdad, aunque ya sé que no va a serle muy fácil.

-- Puede confiar en mi discreción. Lamento que haya llegado a esto Le deseo una mejor conclusión de estos eventos de la que ahora parece posible. -- Porque si una mejor conclusión es posible, la haría suceder de alguna manera, pensé. Dicho esto lo dejé en su soledad y regresé a Moscuberley.

-- Ha estado afuera desde temprano -- dijo Sala mientras entraba al salón. -- Ha estado visitando a Otabek Katsuki, ¿quizás?

Vi los celos en sus ojos, y lo oía en su voz. No me había percatado hasta ese momento de cuanto me deseaba. O tal vez sería más acertado decir, cuanto deseaba Moscuberley. Sin eso, me hubiera visto como un don nadie. Mi caligrafía podría ser la más alineada del mundo y no hubiera pensado adecuado el comentarlo.

-- Si, lo he hecho. -- respondí.

-- ¿Y cómo ha estado esta mañana?

-- Está muy bien.

-- ¿Y lo estaremos viendo después, supongo? Como esta gente del campo aburren con sus visitas.

-- No, el no estará viniendo.

-- No son malas noticias de su hogar, ¿espero? -- preguntó Sala. -- ¿Minami Katsuki no se ha fugado con uno de los oficiales?

Me sorprendí, pero enseguida me controle. No pudo haber escuchado de ello. Otabek no le había dicho a nadie, excepto a mí. Las palabras de Sala eran el resultado de desprecio, y su acierto no era nada más que suerte.

-- ¿O tal vez su talentoso hermano, Georgi que visitó a Minami en Vancouver y atrajo la atención del Príncipe de Walis? Tal vez él ha invitado a toda la familia a quedarse con él, para que pudieran compartir el triunfo de Georgi mientras lo entretiene en el Marine Pavilion -- dijo con un tono burlón.

-- Su tío ha tenido que llevarlo a casa. Se ha visto forzado a acortar sus vacaciones, pues un asunto urgente de negocios lo requiere de vuelta en Yoilopolis.

-- Estos Alfas de ciudad y sus asuntos urgentes de negocios-- dijo Sala, convenientemente olvidando, como es su costumbre, que su padre hizo su fortuna mediante el comercio.

-- Esto es lo que pasa al tener un tío en Chinatown-- dijo Michelle -- Compadezco a Otabek Katsuki. Debe de ser mortificante el acortar unas vacaciones por razones de trabajo.

-- Me recuerda que yo también tengo asuntos que atender en Yoilopolis, que he pospuesto demasiado -- dije cortantemente -- Me permitirán ausentarme por algunos días, estoy seguro.

-- ¿Vas a ir a Yoilopolis?-- preguntó Nikiforov a lo cual le respondí afirmativamente.

-- Que buena idea. Me encantaría pasar algunos días en Yoilopolis -- dijo Sala.

-- ¿Con este calor?-- preguntó Michelle.

-- El calor no es nada -- respondió.

-- ¿No pueden esperar tus pendientes? -- me dijo Nikiforov, -- Yo también tengo que ir a Yoilopolis al final del mes. Podríamos ir juntos.

-- Desafortunadamente es algo urgente. Quédense y disfruten Moscuberley. Hay mucho que ustedes pueden hacer aquí, y mi hermana se asegurará de que sean bien atendidos. No me ausentaré por mucho.

-- Creo que aprovecharé la oportunidad de ir a Yoilopolis con usted y hacer algunas compras – dijo Sala, levantándose. -- Llamaré a mi modista. No puede objetar el llevarme con usted en el carruaje, estoy segura.

-- No deseara dejar a Mila – dije serio -- Yo sé cuánto disfruta de su compañía.

Sala quedó muda. Ella le tenía cariño a Mila, o eso es lo que le gustaba decir, y no podía seguirme sin revelar que su amistad era falsa. Ella puede traicionar a Yuuri Katsuki, pero no se atrevería a traicionar a Mila, particularmente por el plan implantado en su mente, uno similar al que yo una vez tuve, en el que Mila se convertía en su cuñada. Sentí una punzada de remordimiento por abandonar a mi hermana en compañía de tan mal talante, pero recordé que tendría su música y sus dibujos para entretenerla, y tendría a Nikiforov para divertirla, al igual que a Sra. Yuxu, así que no sería tan molestada. Además, no tenía opción. Debo de encontrar a Leroy y reparar el daño que ha hecho. Quería irme de inmediato, pero varias preparaciones debían hacerse, y me dispuse a partir a primera hora de la mañana.

Mi Orgullo Y Tu Prejuicio  (Omegaverse) {Yuri×Otabek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora