Capítulo 3

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Por más que la señora Katsuki, con la ayuda de sus hijos, preguntase sobre el tema, no conseguía sacarle a su marido ninguna descripción satisfactoria del señor Nikiforov. Le atacaron de varias maneras: con preguntas clarísimas, suposiciones ingeniosas, y con indirectas; pero por muy hábiles que fueran, él las eludía todas. Y al final se vieron obligados a aceptar la información de segunda mano de su vecina lady Nishigori. Su impresión era muy favorable, sir Takeshi había quedado encantado con él. Era joven, guapísimo, extremadamente agradable y para colmo pensaba asistir al próximo baile sobre hielo con un grupo de amigos. No podía haber nada mejor. El que fuese aficionado al baile sobre hielo era verdaderamente una ventaja a la hora de enamorarse; y así se despertaron vivas esperanzas para conseguir enlazarse con el señor Nikiforov.

––Si pudiera ver a uno de mis hijos viviendo felizmente en Ice Castle, y a los otros igual de bien enlazados, ya no desearía más en la vida –– le dijo la señora Katsuki a su marido.

Pocos días después, el señor Nikiforov le devolvió la visita al señor Katsuki y pasó con él diez minutos en su biblioteca. Él había abrigado la esperanza de que se le permitiese ver a los Omegas de cuya belleza había oído hablar mucho; pero no vio más que al padre. Los Omegas fueron un poco más afortunados, porque tuvieron la ventaja de poder comprobar desde una ventana alta que el señor Nikiforov llevaba un abrigo azul y montaba un caballo negro. Poco después le enviaron una invitación para que fuese a cenar. Y cuando la señora Katsuki tenía ya planeados los manjares que darían crédito de su buen hacer de ama de casa, recibieron una respuesta que echaba todo a perder. El señor Nikiforov se veía obligado a ir a la ciudad al día siguiente, y en consecuencia no podía aceptar el honor de su invitación. La señora Katsuki se quedó bastante desconcertada. No podía imaginar qué asuntos le reclamaban en la ciudad tan poco tiempo después de su llegada a Kyushu; y empezó a temer que iba a andar siempre revoloteando de un lado para otro sin establecerse definitivamente y como es debido en Ice Castle. Lady Nishigori apaciguó un poco sus temores llegando a la conclusión de que sólo iría a Yoilopolis para reunir a un grupo de amigos para la fiesta. Y pronto corrió el rumor de que Nikiforov iba a traer a doce Omegas y a siete Alfas para el baile. Los Omegas se afligieron por semejante número de Omegas; pero el día antes del baile se consolaron al oír que en vez de doce había traído sólo a seis, cinco hermanos y una prima.

Y cuando el día del baile entraron en el salón, sólo eran cinco en total: el señor Nikiforov, sus dos hermanos Omegas, el marido del mayor y otro Alfa. El señor Nikiforov era apuesto, tenía aspecto de Alfa, semblante agradable, cabello rubio platinado, ojos como zafiros y modales sencillos y poco afectados. Sus hermanos eran Omegas hermosos y de indudable elegancia. Su cuñado, el señor Nekola, casi no tenía aspecto de Alfa; pero fue su amigo el señor Plisetsky el que pronto centró la atención del salón por su distinguida personalidad, era un Alfa alto, de bonitas facciones, de unos ojos verdes muy llamativos y cabellera tan dorada como oro mismo y de porte aristocrático.

Pocos minutos después de su entrada ya circulaba el rumor de que su renta era de diez mil libras al año. Los Alfas y Betas declaraban que era un Alfa que tenía mucha clase; las Omegas decían que era mucho más guapo que Nikiforov, siendo admirado durante casi la mitad de la velada, hasta que sus modales causaron tal disgusto que hicieron cambiar el curso de su buena fama; se descubrió que era un Alfa orgulloso, que pretendía estar por encima de todos los demás y demostraba su insatisfacción con el ambiente que le rodeaba; ni siquiera sus extensas posesiones en San Petersburginy podían salvarle ya de parecer odioso y desagradable y de que se considerase que no valía nada comparado con su amigo. El señor Nikiforov enseguida trabó amistad con las principales personas; era vivo y franco, no se perdió ni un solo baile sobre la pista de hielo, lamentó que la fiesta acabase tan temprano y habló de dar una él en Ice Castle. Tan agradables cualidades hablaban por sí solas.

Mi Orgullo Y Tu Prejuicio  (Omegaverse) {Yuri×Otabek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora