Este capítulo va en consecuencia de la novela de Jane Austen, Orgullo y Prejuicio, y viene la carta COMPLETA de Darcy a Elizabeth en nuestra versión Omegaverse.
Otabek se despertó a la mañana siguiente con los mismos pensamientos y cavilaciones con que se había dormido. No lograba reponerse de la sorpresa de lo acaecido; le era imposible pensar en otra cosa. Incapaz de hacer nada, en cuanto desayunó decidió salir a tomar el aire y a hacer ejercicio. Se encaminaba directamente hacia su paseo favorito, cuando recordó que Plisetsky iba alguna vez por allí; se detuvo y en lugar de entrar en la finca tomó otra vereda en dirección contraria a la calle donde estaba la barrera de portazgo, y que estaba aún limitada por la empalizada de Royaling, y pronto pasó por delante de una de las portillas que daba acceso a la finca.
Después de pasear dos o tres veces a lo largo de aquella parte del camino, le entró la tentación, en vista de lo deliciosa que estaba la mañana, de pararse en las portillas y contemplar la finca. Las cinco semanas que llevaba en URS había transformado mucho la campiña, y cada día verdeaban más los árboles tempranos. Se disponía a continuar su paseo, cuando vislumbró a un caballero en la alameda que bordeaba la finca; el caballero caminaba en dirección a él, y Otabek, temiendo que fuese Plisetsky, retrocedió al instante. Pero la persona, que se adelantaba, estaba ya lo suficientemente cerca para verlo y olerlo; siguió andando de prisa y pronunció su nombre. Él se había vuelto, pero al oír aquella voz en la que reconoció a Plisetsky, continuó en dirección a la puerta. El Alfa lo alcanzó y, mostrándole una carta que él tomó instintivamente, le dijo con unos ojos verdes intenso, ojos como de soldado herido pero sin perder su toque altivo:
––He estado paseando por la alameda durante un rato esperando encontrarlo. ¿Me concederá el honor de leer esta carta?
Y entonces, con una ligera inclinación, se encaminó de nuevo hacia los plantíos y pronto se perdió de vista.
Sin esperar ningún agrado, pero con gran curiosidad, Otabek abrió la carta, y su asombro fue en aumento al ver que el sobre contenía dos pliegos completamente escritos con una letra muy apretada. Incluso el sobre estaba escrito. Prosiguiendo su paseo por el camino, la empezó a leer. Estaba fechada en Royaling a las ocho de la mañana y decía lo siguiente:
« No se alarme, señorito, al recibir esta carta, ni crea que voy a repetir en ella mis sentimientos o a renovar las proposiciones que le molestaron anoche. Escribo sin ninguna intención de afligirlo ni de humillarme yo insistiendo en unos deseos que, para la felicidad de ambos, no pueden olvidarse pronto; el esfuerzo de redactar y de leer esta carta podía haber sido evitado si mi modo de ser no me obligase a escribirla y a que usted la lea. Por lo tanto, perdóneme que tome la libertad de solicitar su atención; aunque ya sé que habrá de concedérmela de mala gana, se lo pido en justicia.»
Otabek, suspiro pensando en lo vendría a continuación, podía sentir el aroma de angustia que dejaron las feromonas en el papel, así que prosiguió con la lectura de esta carta.
« Ayer me acusó de dos ofensas de naturaleza muy diversa y de muy distinta magnitud. La primera fue el haber separado a el sr. Nikiforov de su hermano, sin consideración a los sentimientos de ambos; y el otro que, a pesar de determinados derechos y haciendo caso omiso del honor y de la humanidad, arruinar la prosperidad inmediata y destruir el futuro de sr. Leroy. »
Otabek cerro la carta, no quería saber las razones de un Alfa tan engreído, pero su curiosidad era más fuerte.
«No hacía mucho que estaba en Kyushu cuando observé, como todo el mundo, que sr. Nikiforov distinguía a su hermano mayor mucho más que a ninguno de las demás Omegas de la localidad. Pero hasta la noche del baile de Ice Castle no vi que su cariño fuese formal. Varias veces le había visto antes emocionado por algún Omega. En aquel baile, mientras tenía el honor de estar bailando con usted, supe por primera vez, por una casual información de sir Takeshi Nishigori, que las atenciones de Nikiforov para con su hermano habían hecho concebir esperanzas de enlazamiento; me habló de ello que observé cuidadosamente la conducta de mi amigo y pude notar que su inclinación hacia el joven Katsuki era mayor que todas las que había presenciado antes, su forma de marcar con su olor a su hermano entre los demás era notorio. También estudie a su hermano. Su aspecto y sus maneras eran francos, alegres y atractivos como siempre, pero ni su olor ni maneras de tratar a mi amigo revelaban alguna estimación particular. Mis observaciones durante aquella velada me dejaron convencido de que, a pesar del placer con que recibía las atenciones de mi amigo, no le correspondía con los mismos sentimientos. Si usted no se ha equivocado respecto a esto, será que yo estaba en un error. Como usted conoce mejor a su hermano, debe ser más probable lo último; y si es así, si movido por aquel error lo he hecho sufrir, su resentimiento no es infundado. Pero no vacilo en afirmar que el aspecto y el olor de su hermano podían haber dado al más sutil observador la seguridad de que, a pesar de su carácter afectuoso, su corazón no parecía haber sido afectado. Es cierto que yo deseaba creer en su indiferencia, pero le advierto que normalmente mis estudios y mis conclusiones no se dejan influir por mis esperanzas o temores. No lo creía indiferente porque me convenía creerlo, lo creía con absoluta imparcialidad. Mis objeciones a esa boda no eran exactamente las que anoche reconocí que sólo podían ser superadas por la fuerza de la pasión, como en mi propio caso; la desproporción de categoría no sería tan grave en lo que atañe a mi amigo como en lo que a mí se refiere; pero había otros obstáculos que, a pesar de existir tanto en el caso de mi amigo como en el mío, habría tratado de olvidar puesto que no me afectaban directamente. Debo decir cuáles eran, aunque lo haré brevemente. La posición de la familia de su madre, aunque cuestionable, no era nada comparado con la absoluta inconveniencia mostrada tan a menudo, casi constantemente, por dicha señora, por sus tres hermanos menores y, en ocasiones, incluso por su padre. Perdóneme, me duele ofenderlo; pero en medio de lo que le conciernen los defectos de sus familiares más próximos y de su disgusto por la mención que hago de los mismos, consuélese pensando que el hecho de que tanto usted como su hermano mayor se comporten de tal manera que no se les pueda hacer de ningún modo los mismos reproches, los eleva aún más en la estimación que merecen.»
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Mi Orgullo Y Tu Prejuicio (Omegaverse) {Yuri×Otabek}
FanfictionEs una verdad mundialmente recconocida que un Alfa soltero necesita enlazarse con un Omega... Es una adaptación de la novela de Jane Austen "Orgullo Y Prejuicio", pero con los personajes de Mitsuroo Kubo cómo protagonistas. Es un Yurbek y un Victuur...