Capítulo 1

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Me falta la respiración, no puedo respirar y me siento atrapada en mi propio cuerpo. De un momento a otro, puedo respirar y lo hago pesadamente, muy rápido. Estoy sudando, no entiendo nada.

A mi alrededor, todo está oscuro. Estoy en una especie de jaula de metal, con muchas cajas a mi alrededor, estoy desconcertada. Tanto, que no recuerdo ni quién soy ni qué hago aquí.

-¡Ayuda! ¡Sacarme de aquí!- grito, pero es imposible, estoy atrapada. La jaula sube y sube como si de un ascensor se tratara. ¿Qué está pasando?

Empieza a sonar una alarma, y luces rojas aparecen a mi alrededor. Me levanto y aporreo las paredes de la jaula queriendo llorar de la impotencia y de lo asustada que estoy.

La jaula se para haciéndome perder el equilibrio, cayéndome al suelo. Miro a mi alrededor y arriba de la jaula, se abren unas puertas. La luz del sol me da directamente en la cara, pero no me afecta. Alrededor de donde estoy metida, hay miles de chicos mirándome asombrados. ¿Quiénes son y dónde estoy?

-Es una chica- dice un chico rubio y delgado con asombro, los demás están igual de asombrados que el chico.

Otro chico, con unas peculiares cejas y una mirada penetrante, salta dentro de la jaula y se acerca a mí, pero yo retrocedo en seguida hacia la esquina.

-La nueva verducha es una chica- anuncia el chico delante de mí, se acerca lentamente pero yo le paro.

-No sé qué me has llamado pero no te acerques a mí- le advierto.

-Vaya, si la verducha habla- todos ríen con sus palabras y yo sigo confusa.

-¿Qué sitio de locos es este?- pregunto bajando mi tono de voz, tengo miedo pero intento no demostrarlo.

-Bienvenida al Claro- el chico de dentro me ofrece la mano para ayudarme a levantarme.

-No voy a salir de aquí, llevarme de nuevo abajo- exijo.

-Me temo que no puedes, estás atrapada aquí- dice un chico de los miles que hay ahí.

-¿Atrapada?

-Sal y te lo explicaremos verducha, es normal que estés confusa, todos lo estamos cuando llegamos- dice otro chico.

-Venga, sal ya- dice el rubio cansado de que no me mueva.

Sin coger la mano del chico de dentro de la jaula, me levanto y me acerco a uno de los bordes. Dos chicos me ayudan a subir y miro a mi alrededor, unos muros altos y grises nos rodean, llenas de enredaderas. "El Claro", como lo llaman ellos, es una pequeña aldea, hay hamacas, una especie de granjero, un huerto, un bosque, una fuente y unas cabañas. El resto de chicos se dispersan a nuestro alrededor.

-Tu nombre- me pregunta el rubio bastante agresivo, qué majo.

-¿Qué?- pregunto confusa, no me muevo, no quiero hacerlo.

-Que cómo te llamas- dice cansado de mi lentitud.

-No lo sé, ¿por...por qué no lo sé?

-Te lo han dicho antes, todos llegamos aquí sin saber nada, igual de confusos y asustados que tú, no eres la única- dice el rubio.

-¿Entonces para qué me preguntas?¿Sois todos igual de majos aquí?- pregunto sarcásticamente.

-Hay algunos que recuerdan su nombre más rápido que otros, solo quería asegurarme. Respecto a lo segundo, te sorprenderá- me contesta sonriendo.

-Hola, soy Alby, el líder de aquí- me ofrece su mano, parece majo, así que le doy mi mano.

-Me presentaría, pero no sé mi nombre

-Es normal, veo que ya has conocido a Newt, es el segundo al mando- explica.

-Muy majo, sí- ironizo, el rubio rueda los ojos.

-Tendrás muchas preguntas que hacer

-Demasiadas

-Ven conmigo, te enseñaré esto- voy con el tal Alby a recorrer el sitio, es bastante bonito y seguramente lleva mucho trabajo detrás. Me enseña los diferentes trabajos que hay, pero de repente, a lo lejos me llaman la atención en el muro un hueco por el que puedes pasar a no sé dónde, a algún lugar detrás de esos grandes muros.

-¿Qué es eso?- pregunto señalando a la puerta.

-Solo los corredores pueden pasar esos muros, cada mañana entran cuando las puertas se abren y salen cuando se van a cerrar

-¿Qué hay tras esos muros?

-Un laberinto

-¿Un...?

-Sé que es difícil de imaginar, pero es así

-¿Y cómo no habéis intentado salir de aquí por ahí todavía?

-Lo hemos hecho múltiples de veces, el Laberinto cambia cada noche y los corredores son los encargados de hacer los mapas para conseguir salir, pero es más difícil de lo que parece- me explica.

-¿Qué pasa si alguno de ellos se queda dentro cuando las puertas se cierran?

-Eso es un pasaje directo a la muerte, hay unos bichos llamados Laceradores, atacan por la noche y te comen vivo, o te pican. Es imposible salir vivo de allí tras pasar una noche dentro

-¿No habéis intentado matarlos?

-¿Matarlos? Como se nota que no los has visto, son monstruosos

-¿Qué hacéis todos aquí?- le pregunto.

-Qué hacemos, ahora eres parte de esto

-¿Por qué?

-Desde hace mucho tiempo, cada mes, sube aquí un nuevo verducho sin recordar nada, confuso y aturdido, además de asustado. Con el tiempo lo único que recordarás será tu nombre

-¿Nadie sabe qué hacemos aquí dentro?

-No

-¿Y estáis tan tranquilos y sin hacer nada?

-Te acabas acostumbrando al pensamiento de que no hay una salida, te sorprendería lo grande que es el Laberinto en realidad

-¿Algo más que deba saber de todo esto? Es muy extraño

-Tres reglas, no pases esas puertas, no insultes a los otros Clarianos y haz tu trabajo- imagino que ese nombre es por el Claro en el que estamos- Por cierto, mola tu pelo

-¿Mi pelo?- pregunto cuando ya le he perdido de vista, le toco y logro verlo por lo largo que es. Es liso y azul, seguramente estoy teñida.

-¡Cuidado!- grita un niño a mi espalda. Antes de darme cuenta y darme la vuelta, acabo en el suelo cuando el niño choca contra mí, mi cabeza choca con la suya y ambos nos quejamos por el dolor.

-¡Chuck, ten cuidado!- grita el chico que saltó a la jaula a por mí.

Me levanto con dolor y me sobo la cabeza, el niño se levanta también.

-Verducha, ¿cómo te llamas?- me dice el chico, me quedo en silencio.

The Maze Runner (Newt y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora