Una semana después...
Discutí conmigo misma todo el trayecto del pequeño viaje del hospital a su apartamento. Sabía mejor que nadie. No había sido una enfermera practicante por mucho tiempo, solo tres años, pero había estado inmersa en el campo medico lo suficiente para saber que era estúpido involucrarse, con los pacientes y sus problemas y asuntos personales. No debería haber vínculos personales, no tomar un caso más enserio que el otro, no tratar a ninguna persona por la enfermedad de un miembro de la familia diferente a cualquier otra... pero ninguna de esa lógica o entrenamiento profesional importaba contra la necesidad de saber por qué Peeta no había ido al hospital ni una vez desde el Día de Acción de Gracias para ver a su papá. Phil Mellark había sido movido casi inmediatamente de la Sala de Emergencias en el nivel de arriba donde estaba localizada la unidad de oncología, así que ya no era mi paciente.
Eso no me había detenido al final de mi turno de ir a checarlo y ver como estaba. El viejo hombre que era el vivo retrato de su hijo estaba tomando su pronóstico sorprendentemente bien, y yo siempre disfrutaba de su comportamiento tranquilo. No lucía bien, él no lucía bien. Pero había notado que nunca estaba solo. Siempre había alguienen la habitación con él cuando me asomaba a verlo. Parecía tener un desfile interminable de tatuados y perforados hombres y mujeres que empujaban aun lado la incomodidad de las visitas y pasaban algo de tiempo con alguien tan enfermo para poder ofrecerle compañía y apoyo. Solo que era bastante obvio que su propia sangre no estaba junto con ellos. No era mi lugar preguntar por qué su propio hijo no había aparecido ninguna de esas veces y no me habría llevado a hacer algo tan fuera de mi si Phil no hubiese sonado tan decepcionado cuando había mencionado el acto de desaparición de Peeta.
No era como si yo estuviera tan ansiosa por otro encuentro con el melancólico y sexy tatuado, pero esta noche, cuando asomé mi cabeza, Cora había estado discutiendo con el viejo hombre. Sabía que ella era ruidosa y con la delantera desde el momento en que le habían disparado a su novio y casi muere en la Sala de Emergencias. Actualmente, estaba expresando su opinión sobre el comportamiento actual de Peeta. Phil le estaba diciendo que dejara en paz a Peeta, que él arreglaría las cosas en su momento y que no culpaba a su hijo por no estar ni una vez desde ese día.
Estaba toda alterada, diciendo que no estaba bien, que Peeta estaba actuando como un gran bebé y que se iba a arrepentir por desperdiciar el tiempo que les quedaba juntos considerando que el pronóstico de Phil no era bueno. Tal vez lucía un poco loca y sonaba algo abrasiva, pero tenía que aceptar que tenía un punto. Me sentí mal por espiar e iba a escabullirme de la habitación e ir acasa cuando su próxima declaración envió escalofríos a mi espina.
—Ni siquiera le habla a Finnyck. No contesta el teléfono. No fue al trabajo en toda la semana. Rome fue a su apartamento y tocó la puerta hasta que un vecino salió y amenazó con llamar a la policía. Le dije que debió derribar la puerta. Creo que estaba tentado porque no obtuvo ninguna respuesta. La idea de Peeta sentado en su apartamento, lastimado, tratando de procesar todo esto por sí solo, me rompe el corazón, Phil. Ya no sé qué más hacer. Phil murmuró una respuesta que fue muy baja para poder escucharla y brinqué mientras otra enfermera venía por la esquina. La vi mirándome raro porque este no era para nada mi piso, raramente iba a otra parte en el hospital que no fuera Emergencias. Antes de que pudiera decirme algo, fui a mi propio piso, le di un rápido vistazo al expediente de Phil Mellark que tenía la información de Peeta en su contacto de emergencia después de una mujer llamada Ruby y fui a hacer quien sabe qué. No estaba segura por qué estaba tan nerviosa, o tan metida en cualquiera de los hombres Mellark,especialmente considerando el sabor amargo en mi boca de mi historia con Peeta.
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Peeta Mellark (EVERLARK)
Romance¿Su pasado determinará su futuro? Katniss Everdeen ha trabajado duro para lograr su sueño de la infancia de convertirse en enfermera. Enfocada en su trabajo y dedicada a sus pacientes, no hay lugar para el amor. No necesita a un chico haciendo olas...