Katniss

166 17 1
                                    

Pasé semanas vacilando entre la abrumadora cantidad de amor que sentía por este hombre y la ardiente necesidad de saber lo que estaba ocultándome. 

Un día estaba segura de que cualquiera que fuera el secreto que Peeta escondía no importaba porque quería estar con él más de lo que quería nada. El siguiente estaba siendo comida viva por la curiosidad acerca de qué estaba escondiendo y sabía que nunca sería capaz de dejarlo ir. Era como estar atrapada en medio de un tira y afloja emocional entre mi cabeza y mi corazón, y ninguno estaba ganando.

Mi mamá me decía que lo superara. Dom seguía diciéndome que fuera tras él y yo no tenía ni idea de qué era lo correcto por hacer. Estaba sola y lo echaba de menos, pero no fue hasta que Ayden me llamó hoy y me dijo que Peeta había comprado una casa y que nunca lo habría hecho si no hubiera sido por mí, que realmente entendí que lo amaba lo suficiente como para dejarlo mentirme. Ayden también dio a entender que si había pensado en eso, probablemente podría entender por qué él estaba convencido de ocultarme esto en particular y eso hizo que mis empantanados y largamente reprimidos instintos volvieran de nuevo a la vida.

Cuando algunas delas piezas comenzaron a hacer clic en su lugar, tuve que evaluar si realmente quería saber la verdad o no. Lo amaba y amaba a mi madre, y tenía la sensación de que entrometerme en esa caja de Pandora en particular iba cambiar lo que sentía por uno si no por los dos, para siempre. Además,mientras Ayden no estaba dispuesta a dejar el gato proverbial fuera de la bolsa, me había dado suficientes pistas para hacerme sospechar que sabía que había ciertas líneas que aunque los amara, era imperdonable que las cruzaran. Sabía que lo que sea que había ocurrido entre las dos personas que más amaba no era muy importante, y me había resignado a dejar las cosas así si eso significaba que podía conservarlos a los dos.

Un secreto no era suficiente para renunciar a un amor que sentía como de los que te ocurren una sola vez en la vida. Ayden alivió el resto de mis temores al recordarme que la única razón por la que Peeta estaba ocultándome algo era en primer lugar porque estaba tratando de protegerme... al igual que había hecho hace tantos meses, cuando estaba en una espiral descendente y él detuvo mi caída. No estaba mintiéndome para hacerme daño; de hecho, era lo contrario de eso. Incluso cuando estaba siendo reservado y críptico siempre estaba allí para atraparme.Tenía que confiar en él y tenía que mostrarle que lo hacía; por lo tanto, estaba esposada y desnuda mientras él se arrastraba por todo mi cuerpo.

Se suponía que debía ser vulnerable y abierta para él, solo que no me sentía de esa manera. Me sentía bien. Me sentía como que era aquí donde se suponía que debía estar todo el tiempo. Sabía que necesitaba un gran gesto, algo más que palabras para demostrarle que lo necesitaba más de lo que necesitaba la verdad, y esto era todo lo que podía hacer dado el apuro. Además, había tenido algo por mis esposas desde el principio, así que llamé a Dixie y le pedí que me enviara un mensaje de texto cuando terminaran por la noche, me estacioné en la esquina, y luego me colé en su apartamento con una llave que Cora me había dado.

Había algo totalmente estimulante sobre desnudarme y unir mis manos en un gesto simbólico para un hombre como Peeta. Entregarme a él en cuerpo y alma debería haber sido aterrador, pero tan pronto como abrió su boca y me dijo que había comprado la casa para mí, sabía que había hecho lo correcto. Ningún secreto valía la pena para renunciar a un hombre que te decía que te necesitaba en su casa.

Su pesado cuerpo se puso encima de mí, y por primera vez en dos meses me sentí como si estuviera conectada a la tierra, no flotando entre lo que se me antojaba y el sentido común. Allí era donde siempre había tenido que estar, con él, debajo de él, dentro de él. Me hacía sentir real.

—¿Qué se siente ser el que está esposado? —Movió mis brazos de donde estaban entrelazados alrededor de su cuello y los extendió hasta donde llegaran por encima de mi cabeza. Dirigí las puntas de mis pechos hacia su pecho e hice que todas las líneas de mi cuerpo se arquearan contra las suyas. Sus ojos brillaban lo suficientemente calientes como para iluminar toda la habitación y su mirada hizo que se calentara todo bajo mi piel.

Peeta Mellark (EVERLARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora