Katniss

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¿Qué iba a hacer cuando lo atrapara, Eso era fácil. 

Desnudarlo, de las dos formas física y emocional, y luego nunca dejarlo ir. No creía que él estuviese preparado para mí, honestamente, sin embargo, le dije:—Voy a descubrir por qué huyes de mí. 

—Incliné mi cabeza a un lado y le pregunté directamente—: ¿Aun estás enamorado de mi hermana, Peeta?Necesito saber esa historia. 

Después de su reacción cuando ella me llamó el otro día, había algo que estaba en mi mente, que se me metió bajo la piel. Sabía que él se había preocupado profundamente por Poppy, y que como normalmente hacia mi hermana dejo que las decisiones de mi padre actuaran como suyas. Lo que yo no sabía era si él aún estaba colgado por ella, y si aún estaba languideciendo por algo en lo que ni siquiera había tenido una oportunidad. 

Que su enamoramiento adolescente siguiese en su edad adulta parecía poco probable después de tanto tiempo. Pero si fuese el caso, no importaba cuanto lo quisiera yo, o cuan intensamente quisiera lo maravilloso que estábamos teniendo juntos, no habría forma de que luchara contra los recuerdos o contra el fantasma de mí hermana para tenerlo. Tenía mucho orgullo y me valoraba mucho a mi misma para hacer eso. No iba a competir con su idea del primer amor, no cuando la persona estaba muy viva y era una parte integral de mí vida.

Intenté sacarle respuestas a Poppy el otro día, pero fue esquiva y había pasado del tema como si no le importara. Algo pasaba con ella. Me dijo que¿ estaba ocupada y que no podía hablar y me colgó a los pocos minutos de la conversación. Ella no era así y aumentaba mi preocupación por ella diez veces más. Observé a Peeta detenidamente, mientras dejaba los papeles que llevaba en la mano sobre la encimera y se acercaba hacia donde yo estaba. No dejo de andar hasta que se detuvo enfrente de mí y yo me puse rígida automáticamente en respuesta cuando él me enjauló con cada uno de sus brazos al lado de mis caderas. Inclinó la cabeza un poco así estábamos cara a cara, y juro que me podía ahogar en el profundo océano azul de su mirada para siempre. Su cabello rubio estaba más claro de lo normal sin toda esa mierda que se ponía para hacerse el estilo tupe que llevaba normalmente, y la forma en que le caía por la frente lo hacía parecer como ese niño pequeño que me había hecho tan feliz en aquellos años perdidos. 

Mis dedos hormigueaban por alcanzarlo y apartárselo. Me picaban por tocarlo de cualquier forma que me permitiera. Se inclinó un poco más cerca de mí y sentí su aliento mover mi cabello.

—Le pedí a Poppy que se casara conmigo. Tenía dieciocho años, el mundo a mis pies, y me estaba prácticamente garantizada la oportunidad de jugar futbol profesional. Se lo ofrecí todo y ella me dijo que me consideraba como un hermano. Me miró a los ojos profundamente y me dijo que no importaba lo que hiciera, nunca sería suficiente porque tus padres no me aprobarían porque sabían de donde venía. Que no era el chico correcto para ella. 

Sentí como su pecho se ampliaba y su respiración se atascaba mientras nubes oscuras ensombrecían su mirada caliente. Sus labios tocaron la piel del lado de mi ceja y me sorprendí de que mis gafas no se empañaran por el calor que desprendía. Pero mientras podía admitir que estaba calentándome, también podía sentir como todo dentro de mí donde estaba mi corazón y mi esperanza se habían convertido en piedra. ¿Peeta le pidió a Poppy que se casara con él? Era la primera vez que lo oía y eso cambiaba toda mi vida.

 Ambos eran tan jóvenes. Siempre había asumido que era un enamoramiento de niños pero aparentemente sus sentimientos por mi hermana eran más complejos de lo que recordaba o de lo que creía que eran.—¿Le pediste que se casara contigo? —Quería empujarlo lejos de mí. Realmente quería agarrar a mi pequeño y dulce cachorro y correr hasta algún lugar donde Peeta Mellark fuera un recuerdo perdido en mi memoria y no tuviera esta información taladrándome por dentro.

Peeta Mellark (EVERLARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora