Katniss

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—¿Crees que si la situación hubiese sido al revés y el Oficial Voss hubiese sido el que estaba en el callejón y tú la que subías por la escalera de incendios, se estaría culpando a sí mismo tan violentamente como tú has estado haciéndolo?Miré a la psiquiatra del departamento y traté de no poner los ojos en blanco. Me había estado preguntando variaciones de esta misma pregunta cada semana cuando iba a mi cita con ella. Creo que estaba cansada deque le diera la misma respuesta, pero no iba a cambiar.

—Dom no habría estado distraído. Una manada de elefantes podría haber corrido por el callejón y Dom no habría parpadeado. La doctora me miró por sobre el borde de sus estilizadas gafas y suspiró. Estaba frustrada conmigo. Era obvio. Quería decirle que se uniera al club. Dom también estaba harto de mi fiesta de autocompasión y montañas de arrepentimiento acerca de lo que le había pasado. Me dijo directamente que me perdiera y no volviera hasta que mi cabeza estuviera fijada correctamente. Estaba cansado de mí lamentándome alrededor, y había terminado con las constantes disculpas saliendo de mi lengua. Seguía diciéndome que la mierda pasaba y que solo necesitaba lidiar con ello. Luego me sermoneó por una hora acerca de cuán estúpido era que intencionadamente me colocara en la cama de un criminal conocido. No quería escuchar nada acerca de cómo estar con Peeta era lo único que hacía que todas las malas cosas revolviéndose en mi interior se calmaran.

Él tomaba toda mi concentración, toda mi energía, y cada pedazo de emoción que tenía para ir al paso con él. Cambiaba tan rápidamente de—encantador y coqueto a desafiante y brutalmente honesto que si no me mantenía de puntillas me perdería todas las pequeñas señales que se deslizaban a través de su máscara ingeniosamente construida. Pero había visto suficiente, había echado una ojeada al núcleo desnudo de quién era realmente Peeta Mellark, y había descifrado algunas cosas. Una de las realidades más importantes con la que tuve que llegar a buenos términos era que no estaba mintiendo cuando afirmaba que era un hombre malo. Quizás ya no estuviera hiriendo a nadie activamente o haciendo algo para romper la ley, pero estaba ahí acentuado y brillante cada vez que me advertía que me alejara de él... el peligro acechaba bajo la superficie, y no demasiado alejado. Era un chico que había hecho cosas malas y estaba convencido que continuaría haciendo cosas malas. Tal vez estaba en lo correcto. Otra cosa de la que estaba segura era que no me importaba. Bueno o malo y cualquier cosa que pudiera ser en el medio, estaba fascinada por él, atraída hacia él, fascinada de maneras en las que nunca había estado por otra persona antes. Veía suficiente bondad en él, suficiente impulso para ser una mejor persona y vivir una mejor vida ahora que tenía algo que perder, y debido a esto, la amenaza de la maldad no era suficiente para mantenerme alejada. De hecho me atraía hacía él. Me gustaba lo malo incluso si estaba empezando a entender que él lo odiaba y que hacía que no se agradara mucho a sí mismo.

La psiquiatra se inclinó hacia adelante en su elegante silla de piel, puso un codo en su rodilla, y apoyó su barbilla en su mano mientras me miraba deliberadamente.—¿Crees que eres una buena oficial de policía, Katniss?Estaba desplomada contra su sofá de piel de requisito, pero su pregunta hizo que mi columna chasqueara enderezándose.

—Siempre quise ser policía. Solo me miró fijamente hasta que me moví incómodamente bajo su penetrante mirada.

—Eso no es lo que pregunté. Se supone que estemos hablando acercade ti, acerca de por qué no puedes dormir, sobre por qué no puedes aceptar que lo que pasó en esa llamada podría haberle pasado a cualquier par de compañeros en patrullaje. Pero todo lo que escucho de ti es, Dom esto, Dom dijo eso, Dom hizo esto... al escucharlo de ti, tu compañero dirige el espectáculo y tú solo lo sigues como su compañera. Eso no es lo que hacea un buen oficial de policía, y definitivamente no es suficiente para una talentosa joven brillante como tú. ¿Alguna vez has considerado qué pasa si Dom no tiene el permiso médico para regresar? ¿Está tu prometedor futuro acabado solo porque el suyo está en duda?Jadeé involuntariamente y apreté con fuerza mis ojos. Ese era mi peor miedo. ¿Cómo podía continuar si yo era la razón por la que Dom quizás no sería capaz de regresar a su trabajo de ensueño? Sentí mis manos curvarse en puños mientras le susurraba:—No puedo contestar eso. Ella suspiró de nuevo y forcé a que se abrieran mis ojos justo mientras se estaba sentando otra vez en su silla.

Peeta Mellark (EVERLARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora