Si simplemente hubiera estado enojada conmigo, molesta de que a propósito le facilitara pensar que estábamos haciendo algo malo, haciendo algo ilegal, podría seguir besando su cuello y acariciando su brazo y sabía que me perdonaría y lo dejaría pasar. Pero estaba herida, decepcionada de que hubiera arruinado nuestra noche juntos, y que lo hubiera hecho a propósito. Desearía poder decir que no había sabido lo que sucedería cuando la llevara sin explicación, en medio de la nada, a un lugar que parecía como si debiera estar en una película o libro de historietas, pero lo había sabido. De alguna manera todos los Que-he-hecho y los Que-haría-inevitablemente habían convergido, y parecía una buena idea ver lo lejos que realmente estaba dispuesta a ir por mí. En verdad no le pedí hacer nada malo, demonios, había pasado un sólido mes intentando evitar que hiciera cosas de las que se arrepintiera, pero la forma en que se encontraba bajo mi piel, el modo en que de alguna forma alumbraba mis lugares más oscuros, me hacía querer desafiarla.
Estaba sentada rígidamente a mi lado, con los brazos cruzados sobresu pecho mientras se sostenía a si misma tiesa como un palo para evitar apoyarse en el brazo que había puesto a través de la parte posterior de su silla. Sus ojos estaban fijos en el escenario mientras la chica media desnuda traschica medio desnuda se contoneaban y sacudían sus cosas. Si no hubiera sido tan imbécil probablemente ella habría disfrutado. Como era, su bonita boca estaba en una línea apretada y plana y había un delicado aleteo en su mejilla mientras apretaba sus dientes. Me dejó claro que seguramente deberíamos irnos y que probablemente debería dejarla sola, como había sabido desde el primer momento.
Así era como iba a ser cuando finalmente terminara haciendo algo que fuera imperdonable. Solo que entonces, los corazones estarían involucrados y se sentiría miles de veces peor.
Moví los dedos para poder rozar su larga caída de cabello. En la casi oscuridad del almacén se veía más oscuro, sin ninguno de los bonitos tonos rojos en él, pero todavía se sentía como la seda. Había dicho que lo sentía y lo decía en serio. Si no quería perdonarme, nunca la culparía por ello. De repente su cabeza se volvió y sus ojos atraparon los míos. Brillaron en la luz del ambiente y me odié solo un poco más cuando me di cuenta que la razón por la que estaban brillando era que la luz captaba la humedad atrapada en sus profundidades. Se suponía que debía estar más allá del punto en mi vida donde hacía que mujeres hermosas y fuertes lloraran por mi culpa, y las ganas de ponerme de rodillas y rogarle que me perdonara, para suplicarle que entendiera que lo intenté, que de verdad lo hice, casi me abrumaron. De pronto movió su silla más cerca de la mía así que estábamos situados cadera contra cadera. Enrosqué mi brazo alrededor de sus hombros mientras ella metía su rostro en la curva de mi cuello. Sus labios chocaron justo debajo de mi oreja mientras susurraba suavemente:—¿Siempre será así contigo? ¿Nunca saber si esto es real o si es todo un juego porque eres un bastardo roto? Mis dedos se flexionaron contra su hombro desnudo mientras una de sus manos se aplastaba contra mi estómago, haciendo que los músculos ahí se tensaran ante su toque.
—No lo sé. —Podría no ser capaz de darle una respuesta que le gustara, pero podía ser honesto con ella. Nunca quise mentirle, o a nadie, para el caso—. Eres la única mujer con la que he pasado tiempo sin tener una agenda escondida. La mayor parte de mi vida todo mi tiempo lo pasé intentando convencer a las personas que estaba al nivel, que era un buen tipo. Mentí sobre quién era y lo que sería con cada aliento que tomaba. Contigo, pareciera estar haciendo lo contrario y tratando de probarte en cada oportunidad que tengo, lo horrible que puedo ser. Sigo dándote lo peor y tú sigues recibiéndolo.
Ella suspiró en el hueco en el que estaba acurrucada y un temblor corrió por mi columna cuando su húmeda lengua comenzó a delinear la vena que latía allí mismo.
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Peeta Mellark (EVERLARK)
Romance¿Su pasado determinará su futuro? Katniss Everdeen ha trabajado duro para lograr su sueño de la infancia de convertirse en enfermera. Enfocada en su trabajo y dedicada a sus pacientes, no hay lugar para el amor. No necesita a un chico haciendo olas...