Katniss

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No estaba muy segura de que me había poseído para pedirle a Peeta que conociera a mi madre. No sé si era la necesidad que tenía de hacerle ver que esto entre nosotros era importante, más importante que todo a lo que intentaba aferrarse antes, o si estaba sacando uno de sus trucos e intentando ver si podía manejar a mi temperamental madre. De cualquier manera, sabía que tenía intenciones ocultas al pedirle que me acompañara, y teniendo en cuenta que era más inteligente que nadie que alguna vez conocí, sabía que él también lo sabía.

Aun así, cuando llamé a la puerta de su apartamento justo después del trabajo, aún vestida con mi uniforme, simplemente me miró lascivamente y me dijo que ni en un millón de años alguna vez pensó que le parecería sexy una placa. Luego me besó con la fuerza suficiente para quitarme la gorra de mi cabeza y me recordó una vez más que las esposas tenían más de un uso. Simplemente puse mis ojos en blanco y lo seguí al 4x4. Uno de estos días iba a sorprenderlo y le permitiría hacer realidad todas las promesas traviesas que veía en su mirada ámbar cuando me incitaba con esa particular herramienta de mi oficio.

En el camino a la casa de mi mamá en Littleton le di un breve resumen de qué esperar. Le conté como le gustaba saltar de pareja en pareja. Le di la versión resumida sobre mis propios orígenes, lo cual le hizo arquear una ceja de manera interrogante en mi dirección. Todo lo que pude hacer fue encogerme de hombros y decirle que nunca había tenido una relación con mi padre y nunca quise una. Mi mamá se había esforzado mucho por ser más que suficiente para mí y nunca sentí carencias en el departamento de amor y apoyo paternos. El tipo que contribuyó a la otra mitad de mi ADN ya tenía otra familia cuando empezó a enredarse con mi mamá, así que no era como si estuviera perdiéndome algún tipo de ejemplo estelar. 

Peeta simplemente resopló y me dijo que cuando se trataba de figuras paternas, un mujeriego era mucho mejor que uno con carrera de convicto, y tuve que admitir que estaba de acuerdo.

—Últimamente, mamá ha estado un poco en una montaña rusa emocional. Nunca le ha gustado estar sola, y desde que me fui a trabajar a tiempo completo, ha sido aún más propensa a buscar el amor en lugares equivocados. Realmente me preocupo por ella, y a veces creo que va acruzar la línea y que no seré capaz de mirar hacia otro lado. Sus hombres y la manera en que está con ellos siempre han sido un asunto delicado en nuestra relación. Pero nada de lo que diga al respecto parece hacerla entrar en razón. Rompería mi corazón si un hombre alguna vez realmente abriera una brecha entre nosotras.

—Le di una mirada picarona—. Así queno le devuelvas el coqueteo si comienza a ponerse bastante pesada. Aveces pienso que en realidad enloquece alrededor de los hombres guapos. Me sonrió y sentí que mi corazón daba un vuelco en mi pecho. El solo hecho de que había aceptado ir conmigo significaba mucho y dudaba que siquiera se diera cuenta de ello.

—Deja de preocuparte. Si hay una cosa en la que no tienes que preocuparte, es que sea capaz de manejar a tu mamá.

—Que la manejes no es lo que me preocupa, sino que la toleres.

—Mi mamá era mi persona favorita en el mundo, pero si le hacía ojitos a Peeta mientras me hallaba en la habitación, muy bien podría ponerme como loca. Antes de él, nunca había sido del tipo celosa o posesiva, pero ahora estaba tan involucrada, tan profundamente con él, que no dudaría en reivindicar mi derecho aunque, lógicamente sabía que no había manera en que mi mamá alguna vez quisiera hacerme daño o molestarme adrede. Peeta estiró una mano y la colocó en la parte trasera de mi cuello, donde podía darle un apretón. Un escalofrío recorrió mi espalda. Quería estacionar la camioneta y trepar a su regazo. Para ser honesta siempre quería trepar sobre él pero el hecho de que estaba tratando de consolarme, que estaba dispuesto a aceptar la petición de conocer a mi mamá solo para hacerme feliz, me hacía sentir incluso más amorosa hacia él. 

Peeta Mellark (EVERLARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora