Katniss

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Sabía que solo podía pedirle su teléfono para llamar a un taxi y conseguir un viaje de regreso a Capitol Hill. También sabía que Nash estaría feliz de levantarse y venir a recogerme, incluso si era bien pasada la media noche. Pero había estado esperando a que Peeta me llevará a su casa durante semanas, y si esta era la única oportunidad que iba a conseguir, en-tonces iba a seguirle la corriente, aunque pareciese más molesto y agitado que amoroso. Además, me había dado su abrigo de nuevo cuando la tem-peratura estaba muy fría y sabía de alguna manera que eso significaba algo, incluso si él no era consciente de ello. 

—¿Cómo fue volver a trabajar? —Su acento era lento y cálido mientras me guiaba a lo largo de las silenciosas calles. No creo que conociera a otra persona que fuera adulta que aún no poseyera un auto. Era solo una pieza más del rompecabezas que era Peeta Mellark. 

—Ha sido difícil. Nunca había tenido otro compañero que no sea Dominic, así que es extraño estar patrullando con alguien nuevo. 

—Mi compañero temporal era un tipo llamado Barrett. Era un poco mayor que yo y sin duda del tipo duro y silencioso. Estaba acostumbrada a dejar que Dom tomar la iniciativa, para seguir sus movimientos, por lo que fue extraño tratar de adaptarme a ser la más vocal. Hasta ahora mis turnos sin Dom habían sido bastante tranquilos y no había tenido que sacar mi pistola orealmente meterme en ningún peligro. Me daba miedo el día en que ocurriese, a pesar de que la psicóloga del departamento me dijo que era normal. Estaba convencida de que estaba sufriendo algunos de los síntomas de Desorden de Estrés Postraumáticos de bajo grado y que mi culpa por haber estado distraída y ver a Dom casi morir, estaba ligada al hecho de que había escapado ilesa del tiroteo.

Me apoyé en el costado de Peeta cuando me di cuenta de que estaba temblando de frío. Un estremecimiento corrió a través de mí, cuando él envolvió su brazo alrededor de mi hombro y me acurrucó. Claro, era probablemente por el calor, pero a mi libido no le importaba.—¿Cómo está tu compañero?Odiaba pensar en Dom estando postrado y curándose. Era un tipo alque le gusta la acción, ser práctico, pero en su estado actual lo único que podía hacer era quedarse en la cama y ver horas y horas de Netflix, mientras que sus hermanas se cernían sobre él. También me dolía cada vez que me ponía mi uniforme, que fuera la que tenía que ir a trabajar, que fuera la única que terminó bien, mientras que Dom era el que estaba trabado sin saber si su futuro iba a ser algo similar. La injusticia de todo me tocaba, y se metía bien dentro de mi piel cada turno.

—Está mejorando. Va a necesitar un montón de fisioterapia una vez que esté en modo pelea. El fémur roto no es una broma.

—Si necesitas un nombre, conozco a un tipo. 

—Lo miré desde debajo de mis pestañas.—¿Conoces a un tipo? —Llegamos a un complejo de apartamentos muy insignificante y francamente horrible, y lo seguí hasta unos tramos de escaleras. Esto no es ni de cerca donde lo había imaginado viviendo.

 —Bueno, Rome conoce a un tipo. Solía salir con el hermano menor de Rome, el gemelo de Finnyck, Remy. Su nombre es Orlando Fredrick y es un pez gordo entre los fisioterapeutas deportivos. He estado con él un par de veces cuando vino al Bar a hablar con Rome. Parece un tipo bastante agradable, y de acuerdo con Rome, sabe de su mierda.

Rome no me parece que sea el tipo que reparte elogios, o respeto a la ligera, así que hice una nota mental del nombre para pasárselo a Dom, y seguí a Peeta al apartamento. 

Era pequeño, muy pequeño, y no había mucho en él. Quiero decir, era un estudio, así que no había mucho espacio para guardar cosas, pero más allá de la cama, un televisor de pantalla plana, de tamaño decente, el pequeño set de mesa y sillas, y una diván muy gastado, no parecía haber nada de él en el apartamento.  Si él estuvo preocupado o interesado en mi reacción, ligeramente sorprendida de su casa, no lo demostró. Encendió las luces, tiró sus llaves y su celular en la pequeña mesita, y metió las manos por su grueso cabello rubio. 

Peeta Mellark (EVERLARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora