Capítulo 54: Preparativos

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Faltan 2 días para la víspera Navidad y yo no tenía ni idea de qué darle a Edmund, así que decidí agotar mi última opción: Romper el secreto y decirle a Lucy para pedirle un consejo, pues había escuchado a la pequeña decir que su regalo estaba listo durante el almuerzo.

-Chist- le dije a Lucy qué pasaba a mi lado terminando de comer.

Lucy giró y le susurré que quería hablar con ella a solas y le pedí que nos viéramos en mi habitación. Esperaré a que la pequeña Pevensie subiera para ir discretamente tras ella. Antes de entrar, me aseguré que no hubiera nadie en el pasillo y cerré la puerta para después atracar la ventana.

-Tienes que ayudarme, Lu.-pedí apenas cerré la ventana.

-¿Te sientes mal?- preguntó confundida.

-No- reí bajo- es sólo que...- bajé la voz- aún no encuentro regalo para Navidad. Mi cabeza está llena ideas y un caos, por más que quiero no se me ocurre nada.-

-Entiendo- susurró Lucy- pero, ¿Puedo saber a quién le darás el regalo?-

-A Edmund- susurré más bajo aún.

Lucy hizo una cara de sorpresa y alegría pues pude notar cuán emocionada estaba (porque yo también sentía lo mismo)

-Aahh- gritó bajo y rió- no puede ser qué increíble-

-No, no es increíble porque aún no consigo su regalo. Necesito que me orientes, ¿Qué puedo regalarle a un Rey?- me llevé las manos a la cabeza.- todas mis ideas se agotaron le han regalado cosas increíbles en su cumpleaños pasado.-

-El ajedrez que le mandaste a hacer fue una fantástica idea. Es su favorito desde entonces dijo.

-Gracias, pero ese fue mi último recurso. Se me agotaron las ideas.- repetí.

-Arely, ¿Tienes idea de por qué el ajedrez que le regalaste es su favorito?- preguntó.

-Pfff- bufé- porque claro se lo regalé yo- comenté en forma de juego mientras reía.

-Aparte- respondió riendo.

-¿Qué diablos? Era broma- le dije riendo a lo que ella soltó una carcajada.

-No- dijo relajándose- porque le diste un toque único. Mira, los juegos y artefactos así como las joyas que suelen regalarnos son preciosos obsequios, pero existe algo de mucho más valor para todos; un regalo propio.
Cuando fue tu cumpleaños, Rebeca y sus hermanas te dieron un pañuelo bordado...- expuso.

-Y es el más precioso que he visto. Por eso lo cargo siempre- interrumpí.

-Exacto, pasa lo mismo con el ajedrez que le diste en su cumpleaños. No fue el material ni el tamaño de las piezas, fue el toque que le diste al tablero.- comentó Lucy.

Recordé entonces que el ajedrez lo había personalizado: el tablero tenía forma de la mesa de piedra y las piezas eran criaturas Narnianas. Además, le había grabado en la parte de abajo las palabras de Aslan hacia Edmund cuando lo coronó junto a la frase "incluso un traidor puede enmendarse, yo conocí a uno que lo hizo"

-Sí, esa vez me lucí- reí.

-Bueno, ahora ya sabes que son los detalles personales los que marcan la diferencia y son más importantes que cualquier joya.-

Dudé un poco.

-Emmm, espadas y escudos tiene demasiados, juegos de mesa y barajas más de las que debería... Entonces- miré a los lados para buscar alguna idea. Mi vista se quedó sobre mi tintero.- ¿Qué te parece una historia?- pregunté.

-¡Increíble!- gritó Lucy para luego taparse la boca- perdón- susurró- es magnífico. Le encantará seguro.-

-Ahora, tengo que pensar en una historia ideal para él. Se acabó por completo los libros de su estantería, así que supongo que sus expectativas son altas- supuse

-Lo lograrás- me animó Lucy.- tus escritos son geniales.-

-Pero si no he escrito nada- comenté confundida.

-Tus notas- afirmó- eres genial redactando y contando historias. Seguro harás la correcta.-

Tuvimos que bajar para seguir en la búsqueda de información para el mapa pero me propuse desvelarme toda la noche escribiendo su historia para que a la mañana siguiente pidiera la hechura de la pasta.
Al principio no encontré ideas ni inspiración para empezar a escribirle, pero luego de recordar todos lo momentos que vivimos juntos las palabras empezaron a brotar solas.

Eran casi las 6:40 de la mañana cuando terminé de escribir, ¿Cómo lo sabía? Las estrellas habían desaparecido casi por completo y comenzaba a aclarar. Estaba cansadísima pero no podía darme el lujo de dormir cuando había muchas otras cosas por hacer. Me metí a duchar rápidamente, me alisté y bajé a la cocina por una gran taza de café.Vi acercarse a Lucy.

-Arely- dijo algo sorprendida-¿Terminaste la historia?-

Asentí la cabeza mientras limpiaba mis labios con una servilleta.

-Caray, ¿No dormiste, cierto?-

-¿Tan notorio es?- pregunté.

-No, únicamente lo intuí.- respondió.

Suspiré aliviada.

Desayunamos todos juntos y luego me dispuse a buscar al señor Tumnus.

-Buen día- saludé.

-Buenos días, Alteza-dijo- ¿Puedo ayudarla en algo?-

En esos momentos, él sostenía una tabla y una pluma, era el encargado de verificar que todo se encontrara en orden para la fiesta de Navidad, estaba dirigiendo a unos centauros y otros semigigantes que traían cargas de adornos al castillo.

-Será solo un segundo- pedí- de casualidad, ¿No sabrá de alguien que pueda ayudarme con la pasta para un libro?-

-Mmm...- pensó- sí, sí tengo a una hermana que le puede ayudar. Se lo puedo entregar.-

-Mil gracias- dije- ¿Podría estar listo mañana antes de la fiesta?-

-Claro-respondió- es una gran artesana y muy rápida además, de hecho iba a verla hoy para que me entregara unas decoraciones. Puede darme su libro y algunos requerimientos especiales si gusta. Se lo traeré mañana en la mañana.-

Me sentía tan afortunada que salí corriendo por el libro, lo envolví en un empaque y se lo entregué a Tumnus que estaba a punto de salir con otros centauros.

-De acuerdo, Reina. Pero, ¿No lo querrá personalizado?- preguntó metiendo el paquete delicadamente entre su bolsa.

-Mmm, sólo la silueta de un águila en la portada estaría bien- indiqué de ahí en fuera, me gustaría que imprimiera su esencia en él.- sonreí.

-Perfecto- dijo- Bien, Alteza, nos vemos mañana temprano- hizo una reverencia.

-Hasta mañana- me despedí.

Los organizadores salieron hacia el bosque. Al entrar al palacio, sabía que tendríamos que estar enfocados en la organización de la fiesta. Y tomaríamos un ligero descanso de los libros por dos días.
Los chicos estaban emocionados. Se aseguraron que todos sus pajes y demás señores de la Corte estuvieran enterados y esparcieran la invitación a todos sus conocidos. Las chicas y yo terminamos de decorar el gran salón y alistar lo necesario para el banquete.
Finalmente, entre todos colocamos las bellas esferas de cristal y joyas en el árbol de Navidad (que era inmenso, el más grande, bello y frondoso que ví jamás, además de que olía delicioso.) La estrella sería colocada al final justo a media noche y del minuto cero del 25 de diciembre. La encargada de colocar la pieza angular en esa ocasión sería Lucy al ser la más allegada al Gran León y por quien los Pevensie eran Reyes y Reinas de Narnia, además de ser quien primero llegó. Los chicos me contaron que siempre había sido ella la más digna representante de Aslan y su palabra y claro que de eso no había duda.

NARNIA. La Última Reina De Antaño (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora